Me levanto de un salto, despierta por un alto chillido de deleite de mi hijo, y aunque no puedo verlo ni a él ni a vanesa , sonrío como una idiota alegremente.
Noah ha despertado de su siesta, y él y vanesa están jugueteando en las cercanías.
Yazco calladamente, todavía maravillándome por la capacidad de Vanesa para jugar. Su paciencia con noah es extraordinaria, mucho más que conmigo. Bufo.
Pero entonces, es así como debería ser. Y mi hermoso niño, no conoce el miedo. Vanesa, por otro lado, todavía es demasiado sobre protectora. Mi dulce, volátil y controladora Cincuenta.—Encontremos a mamá . Está aquí en alguna parte del césped.
Noah dice algo que no escucho y vanesa se ríe con libertad, felizmente. Es un sonido mágico, llena de su alegría maternal. No puedo resistirme. Lucho por
apoyarme en mis codos para espiarlos desde mi escondite en el largo césped.Vane está balanceando a noah por todos lados, haciéndolo chillar una vez más con deleite. Se detiene, lo lanza en el aire, dejo de respirar, luego lo atrapa. Noah se estremece con abandono infantil y yo exhalo un suspiro de alivio.
Oh, mi hombrecito, mi querido
hombrecito, siempre al ruedo.—¡Tavez, mami! —grita él.
Vanesa lo hace y mi corazón llega a mi boca una vez cuando lanza a noah al aire y luego lo atrapa de nuevo, apretándolo cerca de sí.
Vanesa besa el cabello claro de noah y sopla un beso en su mejilla. Noah se retuerce, empujando el pecho de Vanesa y queriendo
salir de sus brazos.Sonriendo, vane lo pone en el suelo.
—Encontremos a mamá . Está escondiéndose en el césped.
Noah sonríe ampliamente, disfrutando el juego, y mira alrededor del jardín.
Agarrando la mano de vane, señala a algún lugar en donde no estoy, y aquello me hace reír. Me recuesto de nuevo rápidamente, deleitándome con este juego.
—noah, escuché a mamá . ¿La escuchaste?
—¡Mamá !
Demasiado pronto escucho sus pisadas pisoteando a través del jardín y primero noah aparece y luego Vanesa a través del amplio césped.
—¡Mamá ! —grita noah como si hubiese encontrado un tesoro perdido de la Sierra Madre y trepa sobre mí.
—¡Hola, bebé! —Lo acuno contra mí y beso su regordeta mejilla.
Sonríe tontamente y me besa en respuesta, luego lucha por salir de mis brazos.
—Hola, mamá . — Vanesa me sonríe.
—Hola, mami . —Le sonrío yo a ella.
Se inclina, recoge a noah y se sienta a mi lado con nuestro hijo en su regazo.
—Cuidado con mamá —amonesta a noah.
Yo esbozo una sonrisita, la ironía no se me ha escapado. De su bolsillo, Vanesa saca su móvil y se la da a noah . Esto probablemente nos ganará cinco minutos de paz, como máximo. Noah lo estudia,
con su pequeño ceño fruncido. Se ve tan serio, sus ojos verdes concentrándose con fuerza, justo como cuando su mami lee sus e-mails. Vane olisquea el cabello de noah y mi corazón se hincha al verlos a ambos. Como dos gotas de agua: mi hijo sentado con calma, por unos cuantos momentos, al menos, en el regazo de mi mujer.
Mis dos personas favoritos en el mundo.Por supuesto, noah es el niño más hermoso y talentoso del planeta, pero soy su madre así que yo pensaría eso. Y vanesa es… bueno, Vanesa es sólo ella misma.
Con camiseta blanca y jeans, luce tan sexy como de costumbre. ¿Qué hice para ganar semejante premio?—Te ves bien, Carrillo.
—Como tú, Martín.
—¿No es mamá bonita? —susurra Vanesa en la oreja de noah.
Noah la ignora , más
interesado en el móvil de mami.Me río tontamente.
—No puedes meterte con él.
—Lo sé. —Vanesa sonríe y besa el cabello de noah —. No puedo creer que cumpla dos años mañana. —Su tono es sabio. Estirándose, extiende su mano sobre mi
barriga—. Tengamos muchos niños —dice.—Uno más, al menos. —Sonrío, y ella acaricia mi barriga.
—¿Cómo está mi hija?
—Está bien. Dormida, creo.
—Hola, Señorita Martín . Hola, Moni.
Ambas nos damos vuelta para ver a Josefa, la hija de diez años de sole, aparecer en el césped.
—efaaa —chilla noah con placentero reconocimiento. Lucha por levantarse del regazo de Vanesa , dejando de lado el móvil.
—Tengo algunos helados de Gail —dice Josefa —. ¿Le puedo dar una a noah?
—Seguro —digo. Oh, Dios, esto va a ser un problema.
—¡Tabeta! —noah extiende su mano y Josefa le pasa una.
Ya está chorreando.
—Aquí… deja que mamá la vea. —Me siento, tomo el helado de noah , y rápidamente la deslizo en mi boca, lamiendo el exceso de jugo. Hmm… arándano, frío y delicioso.
—¡Mía! —protesta noah, su voz resonando con indignación.
—Aquí tienes. —Le devuelvo una paleta ligeramente menos derretida y ella va directo a su boca. Me sonríe.
—¿Podemos ir a caminar noah y yo? —pregunta Josefa.
—Seguro.
—No vayan muy lejos —añade Vanesa.
—No,señorita Martín . —Los ojos avellana de Josefa están amplios y serios. Creo que está
un poco asustada de Vanesa . Ella extiende su mano y noah la agarra con buen gusto.Caminan juntos lentamente a través del amplio césped. Vanesa los observa.
—Estarán bien, vane . ¿Qué podría pasarles aquí?
Frunce el ceño momentáneamente, y yo me arrastro hasta su regazo.
—Además, noah está completamente entusiasmado con Josefa.
Vane bufa y acaricia mi cabello.
—Es una niña encantadora.
—Lo es. Muy bonita también. Un ángel rubio.
Vane se endereza y pone sus manos en mi barriga.
—¿Niña, eh? — hay un destello de miedo en su voz. Pongo mi mano en su nuca—. No tienes que preocuparte por tu hija por al menos tres meses. Tengo todo
cubierto aquí. ¿De acuerdo?Me besa detrás de la oreja y mordisquea mi lóbulo.
—Como tú digas, Carrillo. —Luego me muerde. Gimo.
—Disfruté lo de anoche —dice—. Deberíamos hacerlo más a menudo.
—Yo también.
—Y podríamos hacerlo, si dejaras de trabajar…
Pongo los ojos en blanco y ella afianza su brazo alrededor de mí y ríe en mi cuello.
—¿Me estás poniendo los ojos en blanco, Mónica Carrillo ? —Hay una sensual amenaza implícita en su tono, que me hace estremecer, pero como estamos en el medio del prado con los chicos cerca, ignoro su invitación.
— tenemos a un autor de los Bestsellers del New York
Times, las ventas de Boyce Fox son fenomenales, el área de e-books del negocio ha explotado, y finalmente tengo al equipo que quiero a mi alrededor.—Y estás ganando dinero con estos tiempos difíciles —añade vane ,
orgullosa—. Pero… me gusta verte descalza y embarazada en mi cocina.Me inclino para poder ver su rostro. Me mira, con los ojos brillantes.
—A mí también me gusta eso —murmuro, y me besa, con su mano aún en mi vientre.
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LIBERADA
Teen FictionAhora, Mónica y Vanesa lo tienen todo: amor, pasión y un mundo de infinitas posibilidades por delante. Pero Mónica sabe que amar a su Cincuenta Sombras, como ella le llama, no es tarea fácil, y que estar juntas plantea un desafío que ninguno de los...