—¡Adelante! —grito, demasiado fuerte.
Hannah abre la puerta y trae una pequeña bandeja. Una jarra de leche, una azucarera, café en una cafetera francesa, ella ha hecho todo lo posible. Coloca la bandeja en mi escritorio.
—Gracias Hannah —murmuro, avergonzada de que haya gritado tan fuerte.
—¿Necesita algo más, Señorita Martín ? —pregunta ella jadeando.
Quiero ponerle
mis ojos en blanco.—No, gracias. Eso es todo. — le lanza su sonrisa deslumbrante,muy baja bragas.
Ella se sonroja y sale con una sonrisa tonta en su cara.
Vane, dirige su atención de vuelta hacia mí.
—Ahora, Sra. Carrillo , ¿dónde estábamos?
—Estabas interrumpiendo groseramente mi jornada laboral para pelear conmigo por mi nombre.
Vane parpadea una vez, sorprendida, creo yo, por la intensidad de mi
voz. Con destreza, ella recoge una pelusa invisible sobre su rodilla con dedos hábiles y largos. Distrae la atención. Lo está haciendo a propósito.Le entrecierro mis ojos.
—Me gusta hacer alguna que otra visita improvisada. Mantiene a los directivos alertas, esposas en su lugar… Ya sabes. —Se encoge de
hombros, su boca se extiende en una arrogante línea.¡Esposas en su lugar!
—No tenía idea de que pudieras perder el tiempo —digo bruscamente.
Sus ojos se congelan.
—¿Por qué no quieres cambiar tu nombre aquí? — pregunta, su voz mortalmente suave.
—¿tenemos que discutir esto ahora?
—Estoy aquí. No veo por qué no.
—Tengo un montón de trabajo que hacer, habiendo estado fuera las
últimas tres semanas.me mira fijamente, sus ojos fríos y evaluadores, incluso distantes.
Me maravilla que pueda parecer tan fría después de anoche, después de las últimas tres semanas. Mierda. Debe estar muy enfadada, realmente enfadada. ¿Cuándo aprenderá a no sobreactuar?
—¿Te avergüenzo? —pregunta, su voz es aparentemente suave.
—¡No! Vane, por supuesto que no. —Le frunzo el ceño—. Esto es sobre
mí, no sobre ti. eres exasperante algunas veces.Idiota megalómana.
—¿Cómo es que esto no es por mí? —Inclina su cabeza a un costado,
genuinamente perpleja, algo de su indiferencia deslizándose mientras me mira fijamente con los ojos muy abiertos, y me doy cuenta que está herida.Sagrada mierda. He herido sus sentimientos. Oh no… ella es la última persona a la que quiero herir. Tengo que hacerle ver mi lógica. Tengo que explicar mi razonamiento para mi decisión.
— cuando acepté este trabajo, sólo acababa de conocerte —digo
pacientemente, luchando para encontrar las palabras correctas—. No sabía que ibas a comprar esta compañía…¿Qué puedo decir sobre ese evento en nuestra breve historia? Sus
desquiciadas razones para hacerlo, su manía controladora, sus tendencias acosadoras empeorando, dándole rienda suelta porque es millonaria.Sé que quiere mantenerme segura, pero es su propiedad de la AIPS el principal problema aquí. Si nunca hubiera interferido, podría continuar como siempre y no tener que enfrentar las recriminaciones descontentas susurradas por mis colegas. Pongo mi cabeza en mis manos sólo para
romper el contacto visual.
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LIBERADA
Teen FictionAhora, Mónica y Vanesa lo tienen todo: amor, pasión y un mundo de infinitas posibilidades por delante. Pero Mónica sabe que amar a su Cincuenta Sombras, como ella le llama, no es tarea fácil, y que estar juntas plantea un desafío que ninguno de los...