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—Cinco personas han sido despedidas por eso, Moni. No sucederá de
nuevo.

—¿Cinco?.

Asiente, su rostro es serio.

¡Maldición!

—Eso me recuerda. Hay un arma en tu escritorio.

Ella frunce el ceño ante mi cambio de tema y probablemente ante mi tono acusatorio, aunque no quiera decirlo de esa manera.

—Es de inma —dice finalmente.

—Está cargada.

—¿Cómo lo sabes? —Su ceño se profundiza.

—La revisé ayer.

Me mira con el ceño fruncido.

—No quiero que tontees con armas. Espero que hayas puesto el seguro de nuevo.

Pestañeo, momentáneamente estupefacta.

—Vanesa , no hay seguro en un revólver. ¿No sabes nada de armas?

Sus ojos se agrandan.

—Um… no.

Sole tose discretamente en la entrada. Vanesa le ofrece un
asentimiento.

—Tenemos que irnos —dice Vanesa.

Se pone de pie, distraída y se coloca la chaqueta gris. La sigo hacia el corredor.

Tiene el arma de inma. Me sorprenden las noticias y brevemente me pregunto qué le ha sucedido a ella. ¿Todavía está en… dónde es? Algún lugar. No puedo recordarlo.

—Buenos días, sole —dice Vanesa.

—Buenos días, Vanesa, Sra. Martín . —Nos da un asentimiento, pero se
cuida de no mirarme a los ojos. Lo agradezco, recordando mi estado de desnudez cuando nos encontramos anoche.

—Sólo voy a lavarme los dientes —murmuro.

Vane siempre se lava los
dientes antes del desayuno. No entiendo por qué.

—Deberías pedirle a sole que te enseñe a disparar —digo mientras
bajamos en el elevador.

Vane me da un vistazo, divertida.

—¿Debería? —dice secamente.

—Sí.

—Mónica , desprecio las armas. Mi madre ha cosido a muchas víctimas
de crímenes con armas, y mi padre es vehementemente anti armas. Crecí con sus valores. Apoyo al menos dos iniciativas de control de armas aquí.

—Oh. ¿Sole lleva un arma?

La boca de Vanesa se afina.

—A veces.

—¿No lo apruebas? —pregunto, mientras vanesa me conduce fuera del elevador en la planta baja.

—No —dice con los labios apretados—. Digamos que sole y yo tenemos
visiones muy diferentes con respecto al control de armas. —Estoy con sole en esto.

Vane sostiene la puerta del vestíbulo abierta para mí y me dirijo al coche. No me ha dejado conducir sola a AIPS desde que descubrió que Charlie Tango fue saboteado. Blanco sonríe amablemente, sosteniendo la
puerta abierta para mí a la vez que Vanesa  y yo subimos al coche.

—Por favor. —Extiendo mi mano y tomo la de Vanesa.

—¿Por favor qué?

—Aprende a disparar.

Ella pone los ojos en blanco.

—No. Fin de la discusión, Mónica.

Y de nuevo soy una niña regañada. Abro la boca para decir algo mordaz, pero decido que no quiero comenzar mi día de trabajo de mal humor. En su lugar, me cruzo de brazos, y veo a sole mirándome por el espejo retrovisor. Ella aparta la mirada, concentrándose en el camino frente a nosotras, pero sacude la cabeza un poco, en obvia frustración.

Hmm... Vanesa también la vuelve loca a veces. La idea me hace sonreír, y mi humor es salvado.

—¿Dónde está inma? —pregunto, mientras Vanesa mira por la
ventanilla.

—Te lo dije. Está con sus padres. —Me observa.

—¿Lo comprobaste? Después de todo, tiene el cabello largo. Podría ser ella quien condujera el Dodge.

—Sí, lo comprobé. Está anotada en una escuela de arte. Comenzó esta semana.

—¿Has hablado con ella? —susurro, y toda la sangre abandona mi rostro.

Vanesa vuelve su cabeza rápidamente ante el tono de mi voz.

—No. Flynn lo ha hecho. —ella busca en mi rostro una pista de mis
pensamientos.

—Ya veo —murmuro, aliviada.

—¿Qué?

—Nada.

Vane  suspira.

—Moni . ¿Qué sucede?

Me encojo de hombros, sin querer admitir mis celos irracionales.

Vanesa continúa.

—Me mantengo al tanto, comprobando que se quede en su lado. Está mejor, Moni . Flynn la ha derivado a un psicólogo y todos los informes son muy positivos. Siempre ha estado interesada en el arte, así que… —Se detiene, su rostro aún buscando en el mío.

Y en ese momento sospecho que está pagando por las clases de arte
de inma . ¿Quiero saberlo? ¿Debería preguntarle? Quiero decir, no es que no pueda permitírselo pero, ¿por qué siente que tiene la obligación?

Suspiro.

El pasado de Vanesa apenas se compara con Antonio  de
mi clase de biología y sus torpes intentos por besarme.

Vane  toma mi mano.

—No te preocupes por esto, Mónica—murmura, y le devuelvo el apretón
tranquilizador. Sé que está haciendo lo que cree correcto.

A mitad de mañana tengo un descanso entre reuniones. Cuando tomo el
teléfono para llamar a patri, noto un mensaje de vane.

*He recibido tres halagos por mi nuevo corte de pelo. Los halagos de mis empleados son nuevos. Debe ser la ridícula sonrisa que llevo cada vez que pienso en lo que sucedió anoche. Realmente eres una mujer maravillosa,
talentosa y hermosa. Y lo mejor es que eres mía *

Me derrito leyéndo el mensaje .

*Estoy intentando trabajar y no quiero ser distraída por deliciosos recuerdos.
¿Es ahora momento de confesar que solía cortar el cabello de Jesús y de mi madre regularmente? No tenía idea de que sería un entrenamiento tan útil.
Y sí, soy tuya y tú, mi querida y tonta esposa que se niega a tener un arma, pero eres mía. Pero no te preocupes porque yo te protegeré. Siempre.*

*Me deleita ver que ha hablado con el departamento de comunicación y que ha cambiado su nombre. :D
Dormiré segura en mi cama sabiendo que mi esposa, quien porta armas,
duerme junto a mí.*

*Una vez más me deslumbra con su habilidad lingüística.
De hecho, con su habilidad en general, y creo que sabe a qué me refiero.*

*¿Está coqueteando conmigo?*

*¿preferiría usted que coqueteara con alguien más? *

*Grrr ¡no! *

*¿Me estás gruñendo? Porque es algo sexy.*

*¿Coqueteando y jugando conmigo, Sra. Martín ?
Puede que te haga una visita esta tarde.*

*ni se te ocurra. Me comportaré. No querría que la jefa del jefe de mi jefe esté encima de mí
en el trabajo. ;)
Ahora déjame continuar con mi trabajo. La jefa del jefe de mi jefe despedirá mi trasero. *

*Créeme cuando te digo que hay muchísimas cosas que me gustaría hacer con tu trasero ahora mismo. Despedirlo no es una de ellas*

Su respuesta me hace soltar una risita.

*¿No tienes un imperio que dirigir?

Deja de molestarme.

Mi siguiente cita está aquí.

*Creí que eras una chica de tetas…
Piensa en mi trasero, y yo pensaré en el tuyo…*

Terminé de enviar el mensaje muy húmeda. Todo por culpa de mi chica que hacía lo que se le daba la gana, cuando se le daba la gana.

LIBERADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora