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—Vanesa , yo lo haré. Estoy bien. Demonios, quiero sexo... ciertamente puedo cocinar. —Me siento torpemente, tratando de esconder el estremecimiento por mis costillas resentidas.

—¡Cama! —Los ojos de Vanesa destellan y señala la almohada.

—Ven conmigo —murmuro, deseando estar usando algo un poco más
atractivo que pantalones deportivos y una remera.

—moni, métete en la cama. Ahora.

Frunzo el ceño, me pongo de pie y dejo que mis pantalones se caigan al piso sin ceremonias, mirándola todo el tiempo. Su boca se tuerce con humor mientras tira de vuelta el edredón.

—Oíste a la Dra. Singh. Ella dijo reposo. —Su voz es apacible. Me deslizo en la cama y cruzo mis brazos con frustración—. Quieta —dice, claramente disfrutando.

Mi ceño se profundiza.

La sopa de pollo de la Sra. Jones es, sin duda, uno de mis platos favoritos.
Vane come conmigo, sentada en el medio de la cama con las piernas
cruzadas.

—Eso estaba muy caliente. —Sonrío y ella sonríe.

Estoy llena y con sueño .

¿Ese era su plan?

—Pareces cansada. —Recoge mi bandeja.

—Lo estoy.

—Bien. Duerme. —Me besa—. Tengo un poco de trabajo que necesito
hacer. Lo haré aquí si eso está bien para ti.

Asiento... luchando una batalla perdida con mis párpados. No sabía que el caldo de pollo podía ser tan agotador.

Es el crepúsculo cuando me despierto. Luces rosa pálido inundan el cuarto. Vane está sentada en el sillón, mirándome, sus ojos verdes luminosos en la luz natural. Tiene unos papeles. Su cara está blanca.

¡Mierda!

—¿Qué está mal? —pregunto inmediatamente, sentándome e ignorando las protestas de mis costillas.

—robles acaba de irse.

Oh, mierda

—¿Y?

—Viví con el maldito —susurra.

—¿Viviste? ¿Con Jack?

Ella asiente, sus ojos grandes.

—¿Están relacionados?

—No, por Dios, no.

Me arrastro y aparto el edredón, invitándola a la cama a mi lado y para mi sorpresa no duda. Patea lejos sus zapatos y se desliza a mi lado. Envolviendo un brazo a mi alrededor, se enrosca, descansando su cabeza en mi pecho. Estoy atónita. ¿Qué es esto?

—No entiendo —murmuro, deslizando mis dedos por su cabello y
mirándola.

Vane cierra sus ojos y frunce el ceño como si se esforzara
por recordar.

—Después de que me encontraran con la puta drogadicta, antes de ir a
vivir con paco y toñi, estuve al cuidado del el horfanato de Málaga. Viví en una casa de acogida. Pero no puedo recordar nada sobre aquel tiempo.

Mi mente se tambalea. ¿Una casa de acogida? Esto es nuevo para
nosotras.

—¿Por cuánto tiempo? —susurro.

—Dos meses más o menos. No tengo recuerdos.

—¿Has hablado de ello con tu madre y tu padre?

—No.

—Quizás deberías. Tal vez ellos puedan llenar los espacios en blanco.

Me abraza fuerte.

—Toma. —Me entrega los papeles, que resultan ser dos fotografías. Me
estiro y enciendo la luz de al lado para poder examinarlas en detalle. La primera es de una casa en mal estado con una puerta amarilla y una gran ventana en la azotea. Tiene un pórtico y un pequeño jardín delantero. Es
una casa mediocre.

La segunda foto es de una familia, a primera vista, una familia ordinaria de clase obrera, un hombre, su esposa, creo, y sus hijos. Los dos adultos
están vestidos con desaliñadas y desteñidas remeras azules. Deben estar por sus cuarenta. La mujer tiene pelo largo y rubio con una raya y el hombre el pelo rapado, pero los dos están sonriendo cálidamente a la cámara. El hombre tiene su mano sobre una malhumorada adolescente.
Miro a cada uno de los chicos: dos chicos, mellizos idénticos de alrededor de 12 años, los dos con el cabello color arena, sonriendo a la cámara; hay otro chico, que es más pequeño, con cabello rojizo, frunciendo el ceño; y
oculto detrás de él, una pequeña chica con cabello castaño claro y ojos verdes.
Ojos grandes y asustados, vestida en ropas sin combinar y agarrando una manta sucia.

Maldición.

—Ésta eras tú —susurro, mi corazón sacudiéndose en mi garganta. Sé que vane tenía cuatro años cuando su madre murió. Pero de pequeña lucía mucho más pequeña . Debe haber estado severamente desnutrida. Reprimo un
sollozo mientras las lágrimas surgen en mis ojos.

Oh, mi dulce Cincuenta.

Vane asiente.

—Esa soy yo.

—¿robles trajo estas fotos?

—Sí, no recuerdo nada de esto. —Su voz es neutra y sin vida.

—¿No recuerdas haber estado con padres adoptivos? ¿Por qué deberías? vane fue hace mucho tiempo. ¿Es esto lo que te está preocupando?

—Recuerdo otras cosas, antes y después. Cuando conocí a mi madre y mi padre . Pero esto... Es como si hubiera un gran abismo.

Mi corazón se retuerce y nace la comprensión. A mi querida loca del control le gusta tenerlo todo en su lugar y ahora ha descubierto que le falta parte del rompecabezas.

—¿Está Jack en esta foto?

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