—Lo sé. —Se inclina y me besa, con su mano aún en mi cuello,
sujetándome así, haciendo un ángulo en mi cabeza para poder besarme
más profundamente, con amor, con reverencia.Me pierdo en su beso.
Se aleja para recuperar el aliento, con los ojos del color de una tormenta tropical.—Ahora voy a follarte duro —murmura.
Tomándome por la cintura, me levanta de sus piernas hacia el
borde de sus rodillas y se baja sus bragas.Pasa los dedos de su mano izquierda por arriba y abajo en mi muslo,
deteniéndose en mis medias. Me está mirando intensamente. Estamos
cara a cara y estoy impotente, atada por mis bragas y con el sujetador caído, y esta debe ser una de las situaciones más intimas que hemos tenido, yo
en su regazo, mirando a sus hermosos ojos verdes . Me hace sentir deseada, pero también unida a ella , no estoy avergonzada ni tímida. Esta es vanesa , mi esposa, mi amante, mi imperiosa megalomaníaca, mi
Cincuenta, el amor de mi vida.Se me seca la boca al ver su sexo húmedo.
Sonríe.
—¿Te gusta? —susurra.
—Hmm —murmuro apreciativamente.
Se acerca con una mano y
comienza a moverla hacia arriba y abajo… Oh mi.La miro entre mis
pestañas. Mierda, es tan caliente.—Te estás mordiendo el labio, Mónica .
—Eso es porque tengo hambre.
—¿Hambre? —Abre la boca sorprendida, y los ojos se le amplían.
—Hmm… —Coincido y me lamo los labios.
Me da su sonrisa enigmática y muerde su labio mientras sigue
acariciándose.¿Por qué la visión de mi chica auto complaciéndose me excita tanto?
—Ya veo. Deberías haber cenado. —Suena burlona y enojada al mismo
tiempo—. Pero quizás pueda obligarte. —Pone sus manos en mi cintura—. De pie —dice suavemente, y sé lo que va a hacer.Me pongo de pie, las
piernas ya no me tiemblan.—Arrodíllate.
Hago lo que me dice y me arrodillo en los fríos azulejos del baño. Se desliza hacia adelante en la silla.
—Bésame —pronuncia.
La miro, y pasa su lengua
sobre los dientes superiores. Es excitante, muy excitante, ver su deseo, su desnudez para mí y mi boca. Inclinándome, mis ojos en los suyos, beso su clitoris. La miro inhalar con fuerza y apretar sus dientes.Vanesa toma mi cabeza y corro mi lengua sobre su sexo . Hmmm… sabe bien. Su boca se abre más mientras jadea y yo ataco, llegando a su clitoris y succionando duro.
—Ah… —El aire susurra entre sus dientes, y flexiona sus caderas hacia adelante.
Pero no me detengo. Revistiendo mis dientes con mis labios, bajo mi lengua a su entrada y decido invadirla por completo.
Mueve sus dos manos, de modo que toma mi cabeza completamente,
enterrando sus dedos en mi cabello y poco a poco dejándome sin salida de su sexo, su respiración se acelera, cada vez más dura. Giro mi lengua alrededor, dentro, por todos lados.—Joder, Moni . —Suspira y aprieta sus dedos con fuerza.
Esta perdida y su respuesta hacia mí es embriagadora.
Mi diosa interna podría iluminar
Escala. Esta muy emocionada. Y muy lentamente muerdo su clitoris.—¡Ah! —Vanesa deja de moverse, inclinándose me agarra y me tira sobre su regazo.
—¡Suficiente! —Gruñe.
Alcanzándome, libera mis manos con un tirón de mi ropa interior. Doblo las muñecas y miro por debajo de mis pestañas a los ardientes ojos que miran hacia mí con amor, deseo y lujuria. Y me doy
cuenta que soy yo quien quiere follarla siete tonos de Domingo. Lo quiero demasiado. Quiero verla venirse debajo de mí.Bajo mi mano a su sexo y me
acomodo sobre ella. Coloco la otra mano sobre su hombro, adentro mis dedos a su sexo, mientras me muevo arriba de ella. Hace un ruido gutural, un sonido salvaje profundo en su garganta, y alcanzándome, tira de mi blusa y la deja caer al suelo. Sus manos se mueven a mis caderas.—Quieta —dice con voz áspera, sus manos cavando en mi carne—. Por
favor, déjame disfrutar esto. Disfrutarte a ti.Me detengo. Oh mi… se siente tan bien dentro de ella. Me acaricia la cara, sus ojos muy abiertos y salvajes, sus labios se separan cuando el inhala.
Arquea su espalda y gimo, cerrando los ojos.
—Este es mi lugar favorito —susurra—. Bajo de ti.
Oh, joder. Vanesa. No puedo contenerme. Mis dedos se deslizan en su cabello mojado, mis labios buscan los suyos, y empiezo a moverme, mover mis caderas. Arriba y abajo, para tener el mayor contacto con su sexo, disfrutándola, disfrutándome. Gime en voz alta, y sus manos están en mi cabello y alrededor de mi espalda, y su lengua invade mi boca con avidez, tomando todo lo que estoy dispuesta a dar.
Después de toda nuestra discusión hoy, mi frustración con ella , la de ella conmigo, aun
tenemos esto. Siempre tendremos esto. La amo tanto, que es casi
abrumador. Sus manos se mueven a mi espalda y me controla, moviéndome de todas las maneras posibles, una y otra y otra vez, a ritmo caliente.—Ah —gimo sin poder evitarlo en su boca mientras me dejo llevar.
—Si. Si, Moni —susurra, y dejo una lluvia de besos en su cara, su barbilla, su mandíbula, su cuello—. Nena —inhala, capturando mi boca una vez más.
—Oh, Vanesa, te amo. Te amo tanto . —Estoy sin aliento, queriendo
que sepa, queriendo que este segura de mí después de la batalla de
voluntades hoy.Ella gime en voz alta y envuelve sus brazos a mí alrededor con fuerza cuando llega a su climax, y es suficiente, suficiente.
Siento su orgasmo liberado, mi sexo se empapa de ella y me encanta. Tomo su cuello, abrazándola por detrás , haciendo unos cuantos movimientos más arriba de ella y me deje ir, y viniéndome arriba de ella.
Vanesa seguía moviendo mís caderas, mi húmedad y la de ella se mezclaban, mientras yo no podía más.
En ese momento vino a mi cabeza el día que la conocí, en esa oficina, tan extraña, tan perfecta, con su sonrisa que me ponía nerviosa y aun lo sigue asiendo.
Hemos pasado por tantas cosas, pero aún así yo volvería a ver en su oficina para conocerla...
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LIBERADA
Teen FictionAhora, Mónica y Vanesa lo tienen todo: amor, pasión y un mundo de infinitas posibilidades por delante. Pero Mónica sabe que amar a su Cincuenta Sombras, como ella le llama, no es tarea fácil, y que estar juntas plantea un desafío que ninguno de los...