—Sr. Rodríguez, ¿qué ha pasado? —mi voz es ronca y gruesa con lágrimas contenidas.
—Ha sufrido un accidente de coche.
—Bien, iré… iré ahora. —La adrenalina ha inundado mi corriente sanguínea, dejando pánico a su paso. Estoy encontrando dificultad para respirar
Elche, ay, Elche, jamás pensé volver de esta manera.
— Moni . Estoy yendo ahí ahora. Oh, Ana, no vi el coche. Sólo no lo vi... —Su voz se quiebra.
Sr. Rodríguez... ¡no!
—Te veré allí. —El Sr. Rodríguez se atraganta y la línea se corta.
Un oscuro temor me embarga por la garganta, abrumándome. Jesús . No. No.
Tomo una estabilizadora respiración profunda, agarro el teléfono y llamo a Roach. Responde al segundo timbrazo.
—¿Moni?
—Jerry. Es mi padre.
—Moni, ¿qué pasó?
Le explico, apenas deteniéndome para respirar.
—Ve. Por supuesto, debes ir. Espero que tu padre esté bien.
—Gracias. Te mantendré informado. —Inadvertidamente colgué de golpe el teléfono, pero justo ahora no podía importarme menos.
—¡Hannah! —llamo, consciente de la ansiedad en mi voz. Momentos
después asoma su cabeza por la puerta para encontrarme empacando mi bolso y agarrando documentos para llenar en mi maletín.—¿Sí, Moni ? —Frunce el ceño.
—Mi padre ha tenido un accidente. Tengo que irme.
—Oh querida…
—Cancela todas mis citas de hoy. Y del lunes. Tendrás que terminar de preparar la presentación del libro electrónico, las notas están en el archivo compartido. Consigue a Courtney para ayudar si es necesario.
—Sí —susurra Hannah—. Espero que esté bien. No te preocupes por nada aquí. Vamos a arreglárnoslas.
—Tengo mi móvil .
La preocupación grabada en su demacrada y pálida cara casi es mi perdición.
Papi.
Agarro mi chaqueta, bolso y maletín.
—Te llamaré si necesito algo.
—Hazlo, por favor. Buena suerte, Moni . Espero que esté bien.
Le doy una pequeña sonrisa tensa, luchando para mantener mi
compostura, y salgo de mi oficina. Me esfuerzo para no correr todo el camino hasta recepción. Ana salta a sus pies cuando llego.—¿Sra. Martín ? —pregunta, confundida por mi repentina aparición.
—Nos vamos a Elche … ahora.
—De acuerdo, señora —dice, ceñuda, pero abre la puerta.
El movimiento es bueno.
—Sra. Martin —pregunta Ana mientras corremos hacia el
estacionamiento—. ¿Puedo preguntar por qué estamos haciendo este viaje no programado?—Es mi padre. Ha tenido un accidente.
—Ya veo. ¿Lo sabe Vanesa?
—La llamaré desde el coche.
Ana asiente y abre la puerta trasera de la camioneta Audi, y me subo.
Con dedos temblorosos, agarro mi móvil , y marco al móvil de
Vanesa.—Sra. Martín . —La voz de Andrea es nítida y profesional.
—¿Está Vanesa allí? —respiro.
—Uhm... está en algún lugar del edificio, señora. Ha dejado su móvil cargándose conmigo.
Gimo silenciosamente con frustración
—¿Puedes decirle que la llamé, y que necesito hablar con ella? Es urgente.
—Podría tratar de localizarla. Tiene la costumbre de vagar a veces.
—Sólo consigue que me llame, por favor —ruego, conteniendo las lágrimas.
—Por supuesto, Sra. Martín . —Vacila—. ¿Está todo bien?
—No —susurro, no confiando en mi voz—. Por favor, sólo consigue que me llame.
—Sí, señora.
Cuelgo. No puedo contener mi angustia mucho más. Tirando mis rodillas hacia mi pecho, me acurruco en el asiento trasero, y lágrimas, indeseables, corren por mis mejillas.
—¿Dónde en Elche , Moni? —pregunta gentilmente ana.—me ahogo
—.El gran hospital. El Central.
Mi teléfono suena, “Your Love Is King” sorprendiéndome de mi mantra.
—Vanesa —jadeo
—Cristo, Moni . ¿Qué está mal?
—Es Jesús ... ha tenido un accidente.
—¡Mierda!
—Sí. Estoy de camino a Elche.
—¿Elche? Por favor dime que Ana está contigo.
—Sí, está conduciendo.
—¿Dónde está Jesús?
—En el hospital de elche .
Escucho una voz apagada en el fondo.
—Sí, Ros —vane chasquea enfadada—. ¡Lo sé! Perdón, nena… puedo
estar allí en unas tres horas. Tengo negocios que necesito terminar aquí.
Volaré.Oh mierda. Charlie Tango está de vuelta en comisión y la última vez que vane voló en ella…
—Tengo una reunión con algunos chicos más de Taiwan. No puedo
cancelarla. Es un acuerdo que hemos estado elaborando por meses.¿Por qué no sabía nada sobre esto?
—Saldré tan pronto como pueda.
—Está bien —murmuro.
Y quiero decir que está bien, que se quedara en Madrid , y resolviera su negocio, pero la verdad es que la quería conmigo.
—Oh, nena —susurra.
—Estaré bien, Vanesa . Tómate tu tiempo. No te apures. No quiero
preocuparme por ti, también. Vuela con cuidado.—Lo haré.
—Te amo.
—Te amo, también, cariño. Estaré contigo tan pronto como pueda. Mantén a Ana cerca.
—Sí, lo haré.
—Te veré después.
—Adiós. —Después de colgar, abrazo mis rodillas una vez más. No sé nada sobre los negocios de Vanesa.
¿Qué demonios está haciendo con los Taiwaneses? Miro por la ventana. Tiene que volar cuidadosamente. Mi estómago se anuda de nuevo y las náuseas amenazan. Jesús y vanesa . No creo que mi corazón pudiera aceptar eso.
Recostándome, empiezo mi mantra de nuevo: Por favor que esté bien. Por favor que esté bien
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LIBERADA
Genç KurguAhora, Mónica y Vanesa lo tienen todo: amor, pasión y un mundo de infinitas posibilidades por delante. Pero Mónica sabe que amar a su Cincuenta Sombras, como ella le llama, no es tarea fácil, y que estar juntas plantea un desafío que ninguno de los...