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—Vane quiere remodelar la habitación principal —murmuro.

Hay una discreta tos desde la entrada de la gran habitación. Las tres nos giramos para encontrar a sole de pie allí.

—¿sole? —pregunta Vanesa.

—Necesito a hablar con usted un asunto urgente.

Vane aprieta mis hombros desde atrás y se dirige a Gia.

—La Sra. Martín esta a cargo de este proyecto. Ella tiene total autoridad. Lo que ella quiera, es de ella. Confío completamente en sus instintos. Ella es
muy perspicaz. —Su voz se altera sutilmente.

En ella escucho orgullo y una velada advertencia, ¿una advertencia para Gia?

¿Confía en mis instintos? Oh, esta mujer es exasperante. Mis instintos le permitieron atropellar a mis sentimientos esta tarde.

Sacudo mi cabeza en
frustración pero estoy agradecida que le esté diciendo a la Señorita Provocativa-y-desafortunadamente-buena-en-su-trabajo quien esta a
cargo. Acaricio su mano que descansa en mi hombro.

—Si me disculpan. —vane aprieta mis hombros antes de seguir a sole.

Me pregunto que esta pasando.

—¿Así que… la habitación principal? —pregunta Gia nerviosamente.

Levanto mi mirada hacia ella, pausando por un momento para asegurarme que vane y sole están fuera de nuestro alcance del oído. Luego llamando toda mi fuerza interior y el hecho de que he estado seriamente picada por las últimas cinco horas, lo deje salir.

—Tienes razón de estar nerviosa, Gia, porque ahora mismo tu trabajo en este proyecto esta colgando en la balanza. Pero estoy segura que estaremos bien mientras mantengas tus manos fuera de mi chica.

Ella jadeó.

—De otra forma, estarás despedida. ¿Entendido? —enuncie cada palabra
claramente.

Ella parpadeo rápidamente, completamente fuera de si. Ella no podía creer lo que había dicho. Yo no podía creer lo que acababa de decir. Pero me mantuve firme, mirando impasible a sus ojos marrones cada vez más
amplios.

No te retractes. ¡No te retractes! He aprendido esta exasperante expresión impasible de Vanesa que las hace como nadie más. Sé que la renovación de la residencia principal es un prestigioso proyecto para la firma de arquitectura de Gia, un resplandeciente triunfo personal en su trabajo. Ella no puede perder esta comisión. Y justo ahora no me importa en absoluto que ella es amiga de Francis.

—Moni … Sra. Martín … y-yo lo lamento mucho. Yo nunca… —Se sonrojo, insegura de que más puede decir.

—Déjame ser clara. Mi esposa no esta interesada en ti.

—Por supuesto —murmura, la sangre drenando de su cara.

—Como dije, sólo quería ser clara.

—Sra. Martín , sinceramente me disculpo si pensó… que tengo… —Ella se detuvo, tambaleando por algo que decir.

—Bien. Mientras nos entendamos la una a la otra, estaremos bien. Ahora, te dejare saber que tenemos en mente para la habitación principal, luego me gustaría recorrer en todos los materiales que piensas utilizar. Como
sabes, vane y yo estamos determinadas en que esta casa deber ser ecológicamente sustentable, y me gustaría asegurarle de dónde vienen y cómo son los materiales.

—P-por supuesto —tartamudea, ojos bien abiertos francamente un poco
intimidada por mí. Esta es la primera vez.

Mi diosa interior corre alrededor
de la arena, saludando a la frenética multitud.

Gia arregla su cabello en su lugar, y me doy cuenta que es un gesto
nervioso.

—¿La habitación principal? —pide con ansiedad, su voz un débil susurro.

Ahora que tengo la delantera, me siento relajarme por primera vez desde mi reunión con vane esta tarde. Puedo hacer esto. Mi diosa interior esta celebrando su perra interna.

*****

Vane  se nos une justo cuando estamos terminando.

—¿Todo listo? —pregunta. Pone su brazo alrededor de mi cintura y se gira hacia Gia.

—Si, Señorita Martín —Gia sonríe alegremente, aunque su sonrisa luce frágil—. Voy a tener los cambios realizados para usted en un par de días.

—Excelente. ¿Estás feliz? —me pregunta directamente, sus ojos cálidos y penetrantes. Asiento sonrojándome por alguna razón que no entiendo.

—Será mejor que me vaya —dice Gia otra vez muy alegre. Ella ofrece su mano a mi primero esta vez, luego a vanesa.

—Hasta la próxima, Gia —murmuro.

—Si, Sra. Martín . Sra. Vanesa.

Sole aparece en la entrada de la gran habitación.

—sole te llevara afuera. —Mi voz es lo suficiente alta para que ella
escuche. Arreglando su cabello una vez más, se gira en sus zapatos altos y deja la gran habitación, seguida de cerca por sole .

—Ella estaba notablemente más fría —dice vane mirando hacia mí
con curiosidad.

—¿Lo estaba? No lo note. —Me encojo de hombros, tratando de seguir
neutral—. ¿Qué quería sole? —pregunto en parte porque estoy curiosa y también porque quiero cambiar de tema.

Frunciendo el ceño, vane me suelta y empieza a enrollar los planos en la mesa.

—Era sobre Hyde.

—¿Qué sobre Hyde? —susurro.

—No es nada para preocuparse, Moni . —Abandonando los planos, vane me arrastra a sus brazos—. Resulta que él no ha estado es su apartamento por semanas, eso es todo. —Besa mi cabello, luego me deja ir y termina su
tarea.

—Así que, ¿qué decidiste? —pregunta, y sé que es porque no quiere que continúe con las preguntas de Hyde.

—Sólo lo que habíamos discutido. Creo que a ella le gustas —digo
tranquilamente.

Ella resopla.

—¿Le dijiste algo a ella? —pregunta y me sonrojo.

¿Cómo sabe?
Sin saber que decir, miro hacia abajo a mis dedos.

—Éramos vane y Moni cuando ella llego, y, Sra. Vanesa y señora Martín cuando se fue. —Su tono es seco.

—Quizás dije algo —mascullo.

Cuando miro hacia ella, me esta mirando calidamente, y por un momento de descuido luce… complacida.

Deja caer su mirada, sacudiendo su cabeza, y su expresión cambia.

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