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Sonríe.

—Muy bien, Sra. Martín . ¿Lista para enfrentarte a Gia una vez más?

Oh, maldición. Había olvidado que íbamos a verla esta noche para revisar los planos finales. Pongo los ojos en blanco.

—Podría querer mantenerte lejos, mantenerte segura. —Sonrío con
satisfacción.

—¿Protegiéndome? —vane se ríe de mí.

—Como siempre. De todas las depredadoras sexuales —susurro.

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Vane está lavándose los dientes cuando me arrastro a la cama.
Mañana tenemos que volver a la realidad: al trabajo, a los paparazzi y a Jack en custodia pero con la posibilidad de que tenga un cómplice. Hmm…
Vanesa fue poco clara al respecto. ¿Lo sabe? Y si fuera así, ¿me lo diría? Suspiro. Conseguir información de Vanesa es como sacar un diente y hemos tenido un fin de semana tan hermoso. ¿Quiero arruinar el momento
agradable intentando sacarle información?

Ha sido una revelación verla fuera de su ambiente natural, fuera de su apartamento, relajada y feliz con su familia. Me pregunto vagamente si es porque estamos aquí en este apartamento, con todos sus recuerdos y asociaciones, que ella se pone tensa. Quizás deberíamos mudarnos.

Suelto un resoplido. Nos vamos a mudar... estamos restaurando una casa en málaga. Los planos de Gia están completos y aprobados, y el equipo de Francis comenzará a construirla la semana próxima. Río por lo bajo cuando
recuerdo la sorprendida expresión de Gia cuando le dije que la había visto en Aspen. Resulta que sólo fue una coincidencia. Había acampado en su lugar de vacaciones para trabajar solamente en nuestros planos. Por un horrible momento había pesando que ella había tenido algo que ver en la elección del anillo, pero aparentemente no. Pero aún no confío en Gia,
quiero oír la misma historia de Francis. Al menos mantuvo la distancia con Vanesa esta vez.

Miro el cielo nocturno. Extrañaré esta vista. La vista panorámica… Madrid a nuestros pies, tan llena de posibilidades, sin embargo tan alejada.

Quizás ese sea el problema de Vanesa : ha estado demasiado aislado de la vida real por tanto tiempo, gracias a su exilio autoimpuesto. Sin
embargo, con la familia alrededor, es menos controladora, está menos
ansiosa... más libre, más feliz. Me preguntó qué diría Flynn de todo eso.

¡Maldición! Quizás esa sea la respuesta. Quizás necesite su propia familia.
Sacudo la cabeza en negación... somos demasiado jóvenes, demasiado novatas en todo esto.

Vanesa entra a grandes pasos en la habitación, luciendo tan hermosa como siempre pero pensativa.

—¿Todo bien? —pregunto.

Ella asiente distraídamente mientras se mete a la cama.

—No espero con ansias el regresar a la realidad —murmuro.

—¿No?

Sacudo la cabeza y extiendo la mano para acariciar su hermoso rostro.

—Tuve un maravilloso fin de semana. Gracias.

sonríe suavemente.

—Tú eres mi realidad, Moni —murmura, se inclina hacia adelante y me besa.

—¿Lo extrañas?

—¿Extrañar qué? —pregunta, perpleja.

—Ya sabes. Los castigos con los látigos… y eso —susurro, avergonzada.

Me mira, su mirada imperturbable. Luego la duda cruza su rostro, su
mirada que dice “hacia dónde va esto”.

—No Mónica, no lo extraño. —Su voz es firme y queda. Acaricia mi
mejilla—. El Dr. Flynn me dijo algo cuando te fuiste, algo que se ha
quedado conmigo. Dijo que yo no podía ser de esa manera, si tú no
estabas tan dispuesta. Fue una revelación. —Se detiene y frunce el ceño—. No conocía otra manera, Moni . Ahora sí. Ha sido educativo.

—¿Yo, educarte a ti? —me burlo.

Sus ojos se suavizan.

—¿Lo extrañas? —pregunta.

¡Oh!

—No quiero que me lastimes, pero me gusta jugar, vane . Lo sabes. Si
quieres hacer algo… —Me encojo de hombros, mirándola.

—¿Algo?

—Ya sabes, con el flagelador o tu fusta… —me detengo, ruborizándome.

Ella levanta su ceja, sorprendida.

—Bueno… veremos. Ahora mismo, me gustaría un poco del buen y
anticuado vainilla. —Sus pulgares rozan mi labio inferior, y me besa una vez más.

Y fué, si que fue el vainilla. Esta vez nuestros sexos se rozaron, esta vez yo la lleve al orgasmo y ella me llevó a mi, solo nosotras, sin más, sin látigos, ni juguetes, nosotras libres.

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Me levante temprano para ir al trabajo pero cuando mire a mi lado Vanesa no estaba, pero lo que sí había era un desorden en la habitación, como cada vez que busca ropa.

Una vez estaba en mi oficina tomando desayuno decidí enviarle un mensaje.

*buenos días guapa. Solo quería decirte que te amo demasiado y amo que seas solo mía *

Su respuesta llego inmediata, definitivamente ella no tenía nada mejor que hacer que responder a mis mensajes.

*Permítame asegurarle que me siento de la misma manera. Perdón por la
cena de esta noche. Espero que no sea demasiado tediosa para ti.*

Oh, sí. La Asociación  de Constructores de Buques. Pongo los ojos es blanco… más estirados. Vanesa realmente me lleva a las
funciones más fascinantes.

*estoy segura que sabrás hacer que la cena sea una maravilla *

Nuevamente su respuesta fué inmediata.

*eso estoy pensando *

*¿me vas a prestar el arnés? Como ayer *

Su respuesta se tardó en llegar.

En la noche de ayer, luego del polvo vainilla le rogué a Vane que me prestara su arnés, moría por usarlo y sentir las mismas sensaciones que ella. Pero como respuesta obtuve un arnés para nada similar al de ella. Aunque con ese intente hacer maravillas, pese a mi poca experiencia. Vane definitivamente no se veía muy a gusto con la idea, pero aún así, no regaño y me dejó hacer lo que yo quería.

*olvidalo *

Fué su maravillosa respuesta a mi pregunta. Reí y guarde mi móvil. Mientras me adentraba en los recuerdos de la noche pasada.

—¿Lista para revisar tu horario de la semana, Moni ?- pregunta mi secretaria entrando muy poco discreta.

—Seguro. Toma asiento. —Sonrío, recuperando mi equilibrio—. He tenido que cambiar algunas citas. El Sr. Fox la semana que viene y el Dr…

Mi teléfono suena, interrumpiéndola. Es Roach. Me pide que suba a su
oficina.

—¿Podemos retomarlo en veinte minutos?

-seguro.

    

LIBERADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora