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—¿Otras?

—Ex a quienes mantengas.

—Había una, si. Pero ya no.

—¿Oh?

—Estaba estudiando para ser doctora. Ella ya está titulada y tiene a alguien más.

—¿Otra dominante?

—Sí. Pero hombre.

—inma dice que tienes dos de sus pinturas —susurro.

—Solía. No me importaban mucho. Tenían merito técnico, pero eran
demasiado coloridas para mí. Creo que Francis las tiene. Como sabemos, no tiene buen gusto.

Me río, y envuelve su otro brazo a mi alrededor, salpicando agua al lado del baño.

—Eso está mejor —susurra y besa mi sien.

—Se va a casar con mi mejor amiga.

—Entonces mejor me callo —dice ella .

Me siento más relajada en nuestro baño. Envuelta en mi suave bata del hotel, observo las varias bolsas en la cama. Dios, esto debe ser más que ropa para dormir. Tentativamente, echo un vistazo a una de ellas. Un par de pantalones y una sudadera azul pálido, mi talla. Santo Cielo…

Sole compro todo el fin de semana valido en ropa, y ella sabe qué me gusta. Sonrió, recordando que esta no es la primera vez que ha comprado ropa para mí cuando estaba en el hotel .

—Aparte de acosarme en Clayton, ¿alguna vez has ido en verdad a una tienda y sólo comprado cosas?

—¿Acosarte?

—Sí. Acosarme.

—Estabas nerviosa, si recuerdo. Y ese chico estaba sobre ti. ¿Cuál era su nombre?

—Paul.

—Uno de los muchos admiradores. Quería golpearlo.

Ruedo mis ojos, y ella sonríe aliviado, una sonrisa genuina y me besa.

—Ahí está mi chica —susurra—. Vístete. No quiero que atrapes un
resfriado de nuevo.

—Lista —murmuro.

Vanesa está trabajando en la Mac en el área de estudio de la habitación. Está vestida en jeans negros y una chaqueta roja, y yo estoy usando los pantalones, la sudadera, y una blusa blanca.

—Pareces tan joven —dice vane en voz baja, mirando hacia arriba,
sus ojos brillando—. Y pensar que serás todo un año mayor mañana. —Su voz es pensativa. Le doy una sonrisa triste.

—No siento muchas ganas de celebrarlo. ¿Podemos ir a ver a Jesús ahora?

—Seguro. Desearía que comieras algo. Apenas y tocaste tu comida.

—vane , por favor. Sólo no tengo hambre. Tal vez después de que haya visto a Jesús . Quiero desearle buenas noches.

Cuando llegamos a la UCI, nos encontramos a José yéndose. Está solo.

—Moni , Vanesa , hola.

—¿Dónde está tu padre?

—Estaba demasiado cansado para volver. Tuvo un accidente de coche esta mañana —José sonríe con tristeza—, y sus analgésicos han hecho efecto. Él estaba fuera de combate. Tuve que luchar para entrar a ver a Jesús ya
que no soy familia.

—¿Y? —pregunto ansiosamente.

—Este bien, moni, igual… pero todo bien.

Alivio inunda mi sistema. Sin noticias son buenas noticias.

LIBERADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora