—Soy la mujer embarazada que abandonaste ayer, y si me tocas gritaré hasta tirar la casa abajo.
Sus cejas se levantan en incredulidad.
—¿Gritarías?
—Altísimo. —Entrecierro los ojos.
—Nadie te oiría —susurra, su mirada intensa, y brevemente recuerdo
nuestra mañana en Aspen.No. No. No.
—¿Estás intentando asustarme? —murmuro sin aliento, deliberadamente tratando de descarrilarla.
Funciona. Se queda quieta y traga.
—No era mi intención. —Frunce el ceño.
Apenas puedo respirar. Si me toca, sucumbiré. Sé el poder que ejerce
sobre mí y sobre mi traidor cuerpo. La conozco. Me agarro a mi enfado.—Tomé algo con alguien con quien solía ser cercano. Despejamos la
atmósfera. No la voy a volver a ver otra vez.—¿La buscaste?
—No al principio. Intentaba ver a Flynn. Pero me la encontré en el salón.
—¿Y pretendes que me crea que no la vas a volver a ver? —No puedo
contener mi furia mientras le siseo—. ¿Qué hay de la siguiente vez que cruce alguna línea imaginaria? Esta es la misma discusión que tenemos una y otra vez. Como si estuviésemos en algún tipo de rueda de Ixion. Si la
cago otra vez, ¿vas a volver corriendo a ella?—No la voy a volver a ver —dice con una finalidad helada—. Ella
finalmente entiende cómo me siento.Parpadeo hacia vane.
—¿Qué significa eso?
Se estira y pasa una mano por su pelo, exasperada, enfadada y muda.
Intento una táctica diferente.
—¿Por qué puedes hablar con ella y no conmigo?
—Estaba enfadada contigo. Como lo estoy ahora.
—¡No lo dices! —replico—. Bueno yo estoy enfadada contigo ahora mismo.
Enfadada contigo por ser tan fría e insensible ayer cuando te necesitaba.
Enfadada contigo por decir que me quedé embarazada deliberadamente,
cuando no lo hice. Enfadada contigo por traicionarme. —Consigo reprimir un sollozo.Su boca se abre de impacto, y cierra los ojos brevemente como
si la hubiera abofeteado.Trago. Tranquilízate, Mónica.
—Debería haber seguido mejor las citas de mis inyecciones. Pero no lo hice a propósito. Este embarazo es un shock para mí también —murmuro, intentando adoptar un mínimo de cortesía—. Podría ser que la dosis fallara.
Me mira hostilmente, en silencio.
—Ayer realmente la cagaste —susurro, dejando salir mi enfado—. He tenido un montón con lo que lidiar las últimas semanas.
—Tú realmente la cagaste hace tres o cuatro semanas. O cuando sea que olvidases tu dosis.
—Bueno, ¡Dios prohibió que fuera perfecta como tú!
Oh para, para, para. Estamos de pie lanzándonos miradas fulminantes.
—Esto se parece bastante una actuación, Carrillo—murmura.
—Bueno, me alegro de que incluso embarazada sea entretenida.
Me mira fijamente, inexpresiva.
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LIBERADA
Teen FictionAhora, Mónica y Vanesa lo tienen todo: amor, pasión y un mundo de infinitas posibilidades por delante. Pero Mónica sabe que amar a su Cincuenta Sombras, como ella le llama, no es tarea fácil, y que estar juntas plantea un desafío que ninguno de los...