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Edgar

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Edgar

¿Tarde? ¿Qué era tarde para el ser humano? ¿Era cuando el tiempo se acababa para rectificar y querer volver a empezar?, ¿o era cuando ya no hay más oportunidades para ser otra persona?

Creo y no solo eso, sino que incluso mi interior me grita que Zoe es la que llenará mi soledad, ella y yo somos de alguna manera parecidos en algo y sin pensarlo solo la quiero para mí, solo la deseo en mi cama, en mis noches y sin hablar en mis días. Y me pregunto ¿me he enamorado? No, claro que no. Amar es igual a ser borracho sin poder mantener el equilibrio. No puedo ni quiero sentirme así con nadie, y a todo eso la única explicación que encuentro es que me encapriché como ella dijo, a tal punto que quiero vivir una experiencia más.

—Háblame de tus padres— le pedí mientras cenábamos.

—Mi madre me abandonó, y mi padre murió hace muchos años.

Alcé las cejas.

—Tenemos la misma historia.

Ella baja la cuchara que se iba a llevar a la boca y se sorprende.

—Es difícil.

—Depende de cómo se digiera.

Siempre me hice el duro frente a estos asuntos, ver morir a mi padre me hizo de hierro, y el abandono de mi madre es lo que causó en mí no confiar en las mujeres.

—Si necesitas algo de tu departamento, mis hombres pueden ir a buscarlo.

—Eh... bueno yo...

—Solo dilo.

—No, no es nada. Y no necesito nada de ahí.

—Bien.

Me levanté de la mesa para ir a por agua, pero repentinamente me viene a la cabeza el día que la conocí y cuando ordené que la mataran. Ella ahora mismo no debería estar aquí, pero lo estaba y era lo más sorprendente de mí.

—Edgar, yo no sé qué esperas de mí, pero...— la interrumpo.

—No espero nada de ti. No necesito que me des lo que piensas porque ya...— ella me interrumpe a mí.

—No continúes— cierra los ojos—. No lo hagas.

Moví suavemente la cabeza de lado y no entendí.

—Sé que tienes a muchas mujeres a tu alrededor y no es necesario que acabes la frase.

¡Ah era eso! Sonreí de lado y bajé la mirada, parecía molesta.

—No iba a decir eso, pero sí, hay muchas que están dispuestas a estar en tu lugar.

—¿En mi lugar? No, Edgar, te equivocas. Ellas estarían dispuestas a darlo todo porque seguramente se han enamorado de ti, pero mi caso es diferente.

—¿Tanto, amas a ese tipo que eres incapaz de olvidarte de él para empezar de cero con alguien más?

Ella guardó silencio.

Claro que no lo amas, te gustaría, pero no puedes — añadí al ver su expresión.

—Él es diferente a ti, Luis supo cómo acercarse a mí, como tratarme y es...

—Termina— dije lo más relajado posible.

—Me castigaste porque te dije que lo amaba, ahí me demostraste lo insensible que puedes llegar a ser...

—¿Qué esperabas?, mato a personas, no esperes de mi compasión si no te la ganas.

Entrecierra los ojos—. Ves, ahí está la diferencia. Él no es capaz de hacer daño ni a una mosca.

Solté una sonora carcajada y me alcé de la silla para posarme encima de su silla y acércame a su cuello de nuevo.

—Y también sé que no te gusta lo baboso que es. ¡Olvidaste añadirlo! —Se pone nerviosa—. Sé que él no te causa esto.

—¿Qué es esto?

—La forma en la que tu piel se manifiesta ante mi cercanía. La manera en que tu respiración sale de ti.

—Tú...

Terminé por ella—. Te intimido, te hago temblar y no es por miedo hacia mí, porque me dejaste claro que no te asusto.

—Y no lo haces.

Sonreí muy pero muy cerca de su exquisita piel.

—Hay algo en ti que otras no tienen, al igual que hay muchas cosas en mí que tú nerd no tiene.

Me alejé de ella y la dejé sin respuesta.

—¿Está buena la cena? — digo sonriendo por cómo se había quedado. ¿Petrificada? ¿Confusa? ¿Excitada?, sí, esa es la respuesta, excitada—. Puedes salir al jardín a tomar un poco de aire.

—Tan autoritario.

—Y así será. No hay nada que no vayas a hacer sin mi permiso— informé y ella dejó la cuchara sobre la mesa y salió al jardín dejándome ver su pequeño y femenino cuerpo.

Sacudí la cabeza y fui en busca de Zeus.

—Ve a la casa de Zoe y que está parezca como si ha habido una mudanza, cubre los muebles con sábanas y sus cosas personales desaparécelas.

Di la orden y este se marchó a cumplirla. Tenía que ser prudente y que todo pareciera que ella se fue de su casa voluntariamente.

 Tenía que ser prudente y que todo pareciera que ella se fue de su casa voluntariamente

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