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Zoe

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Zoe

Me cuesta decir lo que siento cuando de mi orgullo se trataba, me es difícil sacar mis sentimientos a la luz después de ser lastimados, pero cuando Edgar parecía seguro de ir a luchar en una guerra que no traería más que la muerte, entonces mi orgullo no valía nada. Le grité los cuatro vientos que lo amaba con todo mi ser. Que era el único que merecía estar en mi vida y así se lo demostré al suplicarle que lo dejara todo en el pasado, que piense en sí mismo y en nuestro hijo y al parecer esta vez mis súplicas dieron resultados.

—¿Dónde me llevas? — pregunté nerviosa al sentir que pisaba arena fría con los ojos vendados.

—Ya casi estamos— dice.

Al sentir mi cuerpo detenido, los nervios aumentaron más de intensidad y pensaba que me iba a salir el corazón del pecho.

—Atrévete, fue lo que me insinuaste hace un mes mientras pensaba que la guerra para mí había iniciado, y gracias a tus palabras lo que realmente inició fue una vida sincera junto a ti

Empieza a hablar aún con la tela encima de mis ojos.

—Atrévete, fue lo que me gritó tu mirada llena de lágrimas para que te escogiera a ti y a nuestro hijo ante cualquier cosa.

Sonreí emocionada.

—Atrévete, fue lo que mi corazón me pidió por ti.

Los sentimientos empezaron a sacudir mi pecho.

—Atrévete, era la simpleza que necesitaba para darme cuenta de que, vale la pena arriesgarse por amor y perder por amor.

Sigo escuchando.

—Fracasar era dejar que te me escaparas de las manos y que mi ego me gobernara, pero no... nuevamente tu voz se alzó y me pidió que me atreviera, te atreviste a pedirme que no siguiera ese camino y esta vez te escuché, Zoe. Lo hice, me atreví y ahora me siento lleno, pleno en todos los sentidos más maravillosos que puedan existir, contigo eternamente estaré más que agradecido.

Siento como la tela se empapa con mis lágrimas.

—Edgar— digo con la voz rota.

—Zoe... — me quita el trozo de seda que había encima de mis ojos.

Percibo la luz de la luna, la lluvia de estrellas a nuestro alrededor y la arena como ocultaba los dedos de mis pies, pero también percibo su amor, su sinceridad y su mirada tan profunda sobre mí.

—Mi Zoe, tú eres mi tesoro más valioso y por eso quiero que lo nuestro esté construido sobre la verdad y la confianza.

—Yo también quiero eso.

—Hace tiempo atrás, cuando tu padre me pidió que te aceptara como su deuda, mi corazón se estrelló por primera vez. No te había visto nunca, pero te sentí aquí— me señala a su pecho.

Volví a sentirme emocionada.

—Tú, una simple chica con ganas de comerse, el mundo estaba siendo vendida por alguien que no merecía nada más que la muerte, tú, una joven que lo perdió todo y con secretos de por medio no merecía acabar en mis manos y cuando eso ocurrió por error entonces no pude dejarte ir, no quise que te marcharas y que ahora mi corazón te había visto viviera en un recuerdo.

—Y por eso me secuestraste.

—Y por eso llegaste a mí, por error, un error hermoso.

—No importa, porque vale la pena haber recorrido todo este trayecto para acabar aquí a tu lado.

—Y aun así sé que falta mucho por recorrer juntos.

—Así es, aún queda mucho que caminar.

—Pero, ¿sabes qué?, soy de los que no esperan para emprender un nuevo camino.

Añade y se arrodilla frente a mí, abre una caja la cual sacó de la chaqueta y mientras permanecía inclinado dijo lo que no pensé escuchar.

—¿Quieres comenzar a caminar junto a mí como marido y mujer? ¿Quieres casarte conmigo?

Caí a su altura sobre la arena y empecé a llorar de emoción—. Claro que quiero casarme contigo. Acepto ser tu mujer, tu amante, tu amiga, y todo lo que exista, pero ser solo una, tu compañera de viaje. ¡Acepto ser tu mujer!

Me sonrió y me alzó con fuerzas después de ponerme esa bella sortija en mi dedo. Comenzó a besar mi cuello sintiendo que ocultaba su emoción ahí y yo me sentía la mujer más feliz del mundo. Todo había acabado, él dejó de ser quien era para ser mi marido. Y yo dejé de ser la niña de diecinueve años para convertirme en su mujer, en su salvación...

 Y yo dejé de ser la niña de diecinueve años para convertirme en su mujer, en su salvación

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