Zoe
Flashback
—No, Ana, no me puedes pedir eso por el simple hecho de ser tu hijo.
Ana llegó a mí tras ver a su hijo arrestado por los agentes, me suplicaba entre lágrimas que retirara la denuncia mientras mis manos empacaban las pocas cosas que dejó Edgar en mi antigua casa, la cual hizo desaparecer casi todo lo que tenía.
—Estoy siendo su salvación, ¿no querías eso? — detuvo su llanto y me miró fijamente—, de alguna manera había que hacerle parar y esta es la mejor.
Empezó a negar—. Las cosas no se hacen de este modo. Eres injusta, incluso contigo misma.
—Lo que estoy es cansada por estos meses mal vividos, Edgar sacó lo bueno y lo malo de mí y terminó por coronar mi corazón ocultando algo tan importante, mató al que ya él sabía que era mi padre.
—Padre no es quien vende a uno de sus hijos y el tuyo lo hizo contigo salvando a otra hija, ¿y todo por qué?
No digo nada, solo la escucho.
—Porque te consideraba una bastarda— y entonces mi sangre se hirvió y lo cierto es que era la verdad.
—¡Basta! — mi voz se quebró—. Basta, por favor.
Ella me sujeta las manos y sus ojos me pedían llenos de lágrimas que considere retirar la denuncia.
Mientras me quedaba sola en aquella casa vacía, la cual había vivido años, ahora la veía como un lugar desconocido, había perdido mi esencia y solo eran paredes de hormigón que los sentía como si estuviera sepultada en ella.
Las horas fueron pasando y la soledad que sentía era evidente en cómo reaccionaba mi piel, estaba cansada, me sentía mal, muy mal y ahora solo me quedaba esperar y pensar si realmente estaba siendo egoísta, porque vi el tormento de una madre por su hijo, Ana me mostró en su mirada que era la que más sufría por no poder hacer más que llorar en silencio.
El timbre suena y me sobresalté.
—¿Quién es? — pregunté antes de abrir.
—Soy Zeus.
Me tranquilicé y abrí.
—¿Qué haces aquí, Zeus?
—Me manda Edgar.
Le dejé pasar y después cerré la puerta.
—En primer lugar, lamento lo que estás pasando, tanto Edgar como yo fuimos responsables de la muerte de Richard.
—No es tu culpa, tú solo cumplías órdenes de tu jefe.
—Aun así, sabía todo desde que te raptaron por error.
Cerré los ojos porque empecé a sentir el mismo mareo de siempre.
—Solo di lo que tengas que decir— le pedí antes de que se diera cuenta.
—Ten, esta tarjeta es para ti. Hay suficiente dinero para empezar de cero y completar tus sueños.
Me extiende una cuenta bancaria y la miré fijamente sin parpadear mientras todo lo malo que me hizo sacude mi mente.
—No— alcé ligeramente la voz y di dos pasos atrás.
—Es tuyo.
—No lo es, no quiero nada de ese hombre. Por favor, Zeus llévatelo.
—Zoe, deberías aceptarlo.
—¡No! — grité y antes de salir vi que sacaba de su americana mi pequeño diario y lo dejó encima de la mesita que tenía junto en la entrada de mi casa.
Fin del Flashback.
Congelada, contuve la respiración al ver que ya no tenía marcha atrás, congelada, contuve las lágrimas que salían por el amor que sentía por aquel hombre que acusé hace cuatro años y que fue condenado por mi denuncia, congelada, contuve las vibraciones que sentía mi interior al ver cómo me miraba y me daba fuerzas con su mirada para afirmar y declarar ante el juez que él me había secuestrado y que mató al que no sabía que es mi padre.
Año tras año fue una tortura que me acompañó como si mi cuerpo estuviera lleno de clavos clavados en mi piel y que cada movimiento que hacía era doloroso. ¿Y ahora? ¿Qué ha sido de mí? ¿Qué fue de la chica de diecinueve años que vivió lo que jamás pensó vivir? ¿Dónde quedó la niña que amó en cuerpo y alma a uno de los hombres más peligrosos que existen?, y pensar que salió limpio y solo condenado por mi secuestro. Ya no queda nada de esa niña, ya no soy la de antes, porque mi vida cambió de manera drástica el día que salí de esos juzgados, dejando a Edgar rumbo a prisión mientras mi interior crecía un ser que le pertenecía, después de locuras de sexo y amor incontrolable nació un niño que es la viva imagen de su padre, Edgar no solo me ha convertido en su prisionera, en su amor, sino también me convirtió en madre, en una mujer madura que ahora me desvivo solo por y para mi pequeño príncipe.
¿Que si lo amo aún?; Yo creo que nunca dejé de amarlo, después de todo es y será el padre de mi hijo, una criatura que de seguro no hubiera aceptado su llegada porque siempre me dejó claro que el hecho de ser padre no entraba en sus planes.
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Raptada por error
RomansaSolo había un objetivo en esta historia, matar a la hija del hombre que se metió con uno de los mafiosos más peligrosos del país, un hombre sin escrúpulos con un corazón de piedra que solo le importa su poder y lo que consiguió hasta ahora, ser el r...