47

24.4K 1.5K 99
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Zoe

Puedo ver y notar que el mundo ha vuelto a traer a Edgar a mis pies, siento como mi alma se fuga de mi cuerpo para abrazarlo a él y pedirle que jamás vuelva a ser quien era para poder seguir siendo quien soy a su lado, pero sus ojos echaron la vista a un lado cuando escuchó y vio a Alex llamarme, cuando la señora Lorca dijo que era la madre de Alex y ahí volví a ver a la bestia que vi el día que me castigaba en su sótano.

Claro que era su hijo, de quién más sería cuando solo él fue con quien compartía todo durante los meses que estuve a su lado, pero él no comprende que esa no es la forma, no era el momento de hacer preguntas mientras mi bebé estaba muy asustado por el hombre que ahora me gritaba y juro que por primera vez lo vi emocionado, con los ojos llenos de lágrimas y me destrocé por dentro porque despertó en mí una ternura que no sabía que tenía.

—No es el momento— dije sin dejar de presionar el cuerpo de Alex.

—Lo es, es el momento de poner las cartas sobre la mesa.

—Por favor, Edgar, lo estás asustando.

Dejó de mirarme y miró a Alex que lo miraba asustado.

—Es injusto, es injusto— se alejó de nuevo y pude salir de la casa de la señora Lorca.

Edgar no me siguió y en parte eso me tranquilizaba, entendió que no era el momento ni el lugar. Estaba nervioso y yo estaba igual o peor, porque mi pesadilla volví a empezar y todos estos años pasaron en vano, porque aún me siento igual o más enamorada de ese mal hombre, aún sentía ese cosquilleo que se extiende desde mis entrañas y recorre mi sistema, mi piel aún reaccionaba a su mirada, a su tacto, y mis labios solo quieren ser poseídos por los de él.

—Zoe — la voz de la señora Lorca se escucha antes de subir al taxi—. Explíqueme de qué conoce al nuevo socio de mi esposo.

—No es el momento, señora.

—Lo es— me detiene.

Cerré los ojos y respiré hondo.

—Es el padre de mi hijo, Edgar es el hombre que me quitó y me lo dio todo a la vez.

Ella se quedó sin palabras y me solté de su agarre y terminé por entrar dentro del taxi.

—Ya, mi vida. Todo está bien— intento tranquilizar a Alex, que aún estaba aferrado a mí—. ¿Tienes sueño?

—Sí.

—Bien, estamos a poco de llegar a casa, por haberte portado bien, hoy te dejaré dormir conmigo, en mi cama.

Alex amaba dormir en mi cama, pero eso no era posible siempre, así que cada vez que podía se emocionaba mucho.

Se calmó y sonrió feliz por su gran premio.

Raptada por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora