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Zoe

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Zoe

No fueron ni una ni dos ni tres las veces que le hablé a Edgar sobre Ana, mientras intentaba ablandar su corazón, él ya sabía la verdad y aun así no mostró ni un signo de que lo sabía todo, no me creía que todo este tiempo él era consciente que su madre estaba cerca y aun así no dudó en hablar de ella como si no estuviera bajo su mismo techo.

—¿Cómo fue? — pregunté a Ana que bajó echa un mar de lágrimas.

—Pensé que sería peor, pero ahora mismo no sé si alegrarme o sentirme más mal de lo que ya me sentía. Lo sabía desde siempre y no dijo nada, me trató bien, pero cómo iba a saber que mi voz aún seguía en su memoria.

—¿Te reconoció solo por la voz?

Ella asiente mientras pregunté sorprendida.

—Esa fue la clave, según él, después investigó por su cuenta o así lo entendí. Solo me duele, que no me dejara explicarle que todo lo que me sucedió fue para salvar mi vida y la de él.

—Edgar es muy intenso a la hora de tocar sus sentimientos, lo sé porque lo viví en carne propia.

—Y aun así me mantuvo a su lado, ¿sabes lo que significa eso? Que me dejó, que le llamara hijo, que llorara por él ...

—Está bien, Ana. No te tortures.

Hacer y decir son dos conceptos muy diferentes, Edgar hizo lo que su mente pensaba que estaba bien, y dijo lo que él pensaba que era lo mejor para él, supongo.

Vi que él también estaba afectado, lo sentí porque su corazón avisó al mío cuando salió por esa puerta y no miró atrás.

El día transcurre y él aún no ha vuelto a casa, ni siquiera para comer, Zeus buscó a Ana y me preguntó por ella y entendí que él lo sabía todo desde el principio, y las veces que lo veía en la cocina hablando con ella en voz baja era porque conocía su secreto.

—¿Edgar sigue sin aparecer? — preguntó al ver que el sol ya se ocultó.

—Así es, sigue sin volver.

Me empecé a preocupar y una presión en mi pecho me aprieta, me oprime.

—Su móvil está apagado.

—Lo sé, intenté llamarle y no contestaba. Supongo que necesitaba estar solo.

Zeus se encoge de hombros y noté que se sentía decepcionado consigo mismo.

—Tengo una idea.

Añadí y llamé la atención de Zeus.

—Creo que sé dónde podría estar. Te acuerdas del almacén de cristal en medio del bosque que me regaló.

Raptada por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora