Edgar
Apenas había dormido en todo lo que quedó de noche, tenerla tan cerca y lejos a la vez es lo que me torturó y me tenía alterado todo el tiempo que ya lo siento un problema. ¿Qué tan importante se volvió para mí que me tiene confuso? ¿Desde cuándo una mujer huye de mis brazos?
—Zeus, prepara todo para alejarme unos días de esta casa.
Necesitaba irme por unos días para sacármela de la cabeza y aprovechar para terminar unos asuntos que tenía pendientes en Italia.
—¿Y qué hacemos con la chica?
—Que Ana se quede con ella el tiempo que esté fuera, y no la dejes sin vigilancia.
Pensar que no la voy a ver por unos largos días es algo que me enloquece, pero necesario para mí y situar mi lugar ante ella, no me voy a enamorar de esta niña por muy que la desee.
—No quiero fallos— advertí a mis hombres y a Ana—. Sed cuidadosos.
Mi semblante era bastante serio, no estaba para tonterías y mucho menos para ella. Dicen que la mejor cura es poner distancia de por medio, pues así lo aplico a ver si funciona.
—Edgar— Ana me llama.
—Dime, Ana.
—¿Tardará en regresar?
La mujer que me limpia la casa y se ocupa de todo en el hogar es la persona que más se preocupa por mí de manera incondicional, ¿por qué será?
—No lo sé, Ana. Solo espero que cuando regrese sepa qué hacer con la chica y veremos. Por el momento ocúpate personalmente de ella.
Toqué su hombro y la señora me sonrió.
Jugué con la carta que no era y ahora no tengo truco para salir del enredo que causó su mirada en mí.
Hace años atrás, cuando me encontraba sin el hombro de mi madre, me juré que ninguna mujer volvería a entrar en mi vida, empecé a desconfiar de todas culpándolas por lo que me hizo la mujer que me trajo al mundo. Y ahora, después de años y años, aparece una de repente, en el momento menos indicado, teniendo su vida en mis manos y ocupó mis pensamientos, mi pecho y se apoderó de mi existencia sin hacer nada más que rechazarme.
Mi orgullo, ¿dónde está? ¿Por qué se escondió al verla? Y es que, aunque no pueda, pero tengo curiosidad en cómo sería besar, tocar, y dormir con ella, en sentir su respiración, en protegerla y convertirla en reina.
—Vamos suéltalo, jefe. Sé que esa niña te tiene sin dormir— Zeus habla mientras volamos lejos.
No contesté.
—Sé que siempre confiarás en mí y ahora también lo puedes hacer sobre este asunto— volvió a decir.
—No es fácil, me conoces y sabes que no dejó entrar estos tipos de sentimientos.
—Ya, pero este vuelo repentino no es por los asuntos que tienes pendientes, sino por ella.
—En parte sí, pero también lo necesito para aclarar qué es lo que debo hacer con ella. Quizás la estoy castigando por nada. Sabes que yo no soy de matar y menos torturar a alguien que no tiene nada que ver con mis problemas. Su amiga es la que debería de estar pagando por su padre y no ella.
—Por algo será por lo que el destino la quiso poner en tu camino. Vamos, jefe, tarde o temprano tenías que romper esa coraza que tienes hacia las mujeres y ella es muy...
Lo miro con el ceño fruncido a la espera de lo que iba a decir.
—Inocente— concluyó y después él sonrió al ver mi rostro.
—Solo es una niña de diecinueve años y yo uno de treinta. No soy el hombre adecuado.
—Entonces reconoces que estás enamorado de ella.
Zeus siempre sabe cómo leerme, después de años trabajando para mí conoce cuando algo en mí cambia y con razón.
—No lo sé, no sé si es amor lo que siento o solo deseo.
Acabé la conversación cerrando los ojos y me pierdo en el sueño.
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Raptada por error
RomanceSolo había un objetivo en esta historia, matar a la hija del hombre que se metió con uno de los mafiosos más peligrosos del país, un hombre sin escrúpulos con un corazón de piedra que solo le importa su poder y lo que consiguió hasta ahora, ser el r...