Liam Connor.
El alcohol empieza a hacer efecto en mi cuerpo, pero no demasiado. De adolescente tuve que recurrir a este y a las drogas para calmar mi mente. Aunque, fueron tan solo un par de veces ya que nunca me lograron satisfacer ni ayudar. Quien se ve afectada por el alcohol es Alison, que no deja de deber y hablar, si antes no se callaba ahora menos.
—Sabes, cuando era pequeña era súper habladora, pero mis padres me regañaban por eso y tuve que aprender a hablar solo cuando debía. —hablo algo triste o eso creo, su actitud me confunde.
—Tus padres son ratas, no te ofendas, ¿dije ofender? Lo siento, lo son.
—Qué maldito eres, oye ¿Cómo eran los tuyos? —pregunta poniendo su cabeza en los muebles, mirándome fijamente—. Y espero que esta vez respondas. —ríe.
Dejo caer mi espalda y me acomodo en el respaldo del sofá antes de contestar de mala gana.
—Mi padre era un buen tipo, su único error fue creer en mí —respiro hondo antes de hablar de ella—. Mi madre, ella era ... era una gran mujer, siempre me defendió de todos. La extraño tanto... —mi voz se apaga y quedo en silencio, pensando en ellos—. Si ellos siguieran aquí, todo sería tan diferente.
No sé por qué estoy diciendo cosas sobre mi vida, el maldito alcohol me enferma. Odio eso, se supone que los niños y los borrachos dicen la verdad y yo acabo de aceptar que extraño a mi familia. Tengo que olvidarlos de una vez por todas o me convertiré en un idiota, viviendo de los recuerdos.
—¿Los extrañas? Qué lindo, si tienes sentimientos. —sonríe dulcemente y la miro mal antes de levantarme.
—No inventes cosas. —le quito las botellas y las pongo bajo llave para que no beba más. No quiero que tenga un ataque por tanto alcohol, además hoy no quiero esconder cadáveres.
Alison resopla y la veo mirar hacia las escaleras antes de levantarse y subir corriendo por ellas.
¿Esa maldita loca consumió vokca o heroína? Que fastidio.
Al subir las escaleras, la busco en el segundo piso hasta que escucho movimientos en mi habitación. Cuando abro la puerta, la veo acostada en la cama con solo su ropa interior de encaje blanco.
Mi miembro se levanta imaginándo que le quito esa lencería y me meto entre sus piernas, haciéndola gritar mi nombre mientras jadea incontrolablemente.
Cuando me acerco a la cama, ella se sienta y me sonríe con picardía.
—El condón. —exige, mordiendo su labio inferior.
—¿Condón? ¿Para qué quiero un maldito condón? Se supone que tú tomas anticonceptivos —inquiero y ella me mira con los ojos medio cerrados— No me digas ... —siento mi presión baja.
—Sí, lo hago, pero lo he olvidado ayer y hoy. Creo que lo mejor será que comience a inyectarme esa que dura tres o seis meses, ay no sé. Además, sé que a un puto loco no le interesan hijos. —se levanta frente a mí y besa mi cuello sonriendo.
Al mencionar "hijos" mi cuerpo se tensa un poco y creo que ella lo nota ya que se separa mirándome con una ceja levantada.
—¿Qué ocurre? —pregunta algo confundida.
—Nada. Si quieres puedes dormir aquí, tengo cosas que hacer abajo. —Salgo de la habitación sin más, bajo al primer piso y saco una botella de whisky que empiezo a beber sin parar.
Poco a poco los recuerdos y sentimientos vienen a mi mente y me hacen sentir como una mierda, muertes y muertes, sangre en mis ojos, una felicidad enfermiza, deseos nublados, no tener vida. Mi subconsciente solo se enfoca en recordarme todo eso, como diciendome que nunca olvide quien soy y quien siempre seré.
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IAN - [Todos tienen su lado oscuro]
Mystery / ThrillerBilogía: Connor #1 Tu peor enemigo puede ser tu propia mente, las voces en ella te hacen perder el control, tu cuerpo te pide que te detengas. Sin embargo, tu mente solo te pide venganza y dolor. Ella te hace tener pensamientos tan retorcidos que s...