37. Mayor miedo.

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Alison Campbell. 

—Estás embarazada.

Esas palabras me hicieron temblar, dejé de sentir mi cuerpo por un momento y mi mente se quedó en blanco. Eso no es cierto, el Dr. Méndez se equivocó con mis resultados, es imposible que sea cierto.

—No, no doctor. Eso es imposible, yo tuve mi período hace casi una semana. Debe estar equivocado, esos no son mis estudios. —hablo con esperanza, esto tiene que ser una confusión.

—Mi asistente se encargó de llevar tu muestra personalmente al laboratorio, no hay ningún error. Y lo que tuviste no fue tu período; algunas mujeres experimentan sangrado en el primer trimestre del embarazo, es normal. Felicidades. —me explica y siento que mi mundo se cae de repente, quedando atónita ante su explicación.

<<No es cierto, no lo es>>

Pienso en todo y noto un detalle que hace que todo esto sea real. Debí haber recibido la inyección anticonceptiva unos días antes de llegar a Diamond City y por todo lo que pasó con Logan y el descubrimiento del negocio, lo olvidé por completo.

Soy una idiota.

<<un hijo>> No estoy preparada para eso, la situación no está para que nazca un bebé y ... Liam, su condición. Esto no me puede estar pasando a mí, no ahora.

No puedo evitar llorar y cubrirme la cara con las manos. Si esto es una pesadilla, necesito despertar ahora mismo.

—Doctor, por favor dígame que esto es una broma. —sollozo, levantando la cabeza y observo de reojo a Angélica inmóvil con los ojos llorosos.

—Nunca bromearía con algo tan delicado. —musita con seriedad el Dr. Méndez.

Ahora lo entiendo todo; los cambios bruscos de actitud, el cansancio, las náuseas, la sensibilidad en mi cuerpo.

Cuando Angélica finalmente reacciona, toma la hoja de resultados y la analiza en detalle.

—Casi cuatro semanas de gestación. —comenta en un susurro y me mira.

<<casi cuatro semanas>> el tiempo que tengo de estar en la ciudad. Fue ... fue el día del reencuentro.

Todo mi cuerpo se llena de nervios y preocupaciones. No estoy preparada para ser madre, no puedo.

Me levanto a gran velocidad y salgo del consultorio, dejando a Angélica con el médico y busco desesperadamente la salida para respirar un poco de aire fresco.

—Alison. —escucho los pasos rápidos de Angélica, quien me detiene y me abraza llorando.

Dejo que lo haga y me aferro a su torso sin dejar de llorar.

—Angélica, tengo miedo. —sollozo con desesperación.

—Yo también, Alison. —me habla, alisando mi cabello.

—Liam ... se lo va a tomar a mal, no quiere hijos y todo fue mi culpa, debí haberme cuidado y... —Angélica se separa de mí lentamente.

—¿No te ha dicho por qué no le gusta hablar de hijos? —me pregunta y niego con la cabeza, haciéndola suspirar—. Porque ... —se le corta la voz cuando intenta hablar— por su "enfermedad", los especialistas nos dijeron que lo mejor sería que cuando Ian creciera se sometiera a una cirugía o se cuidara para no tener hijos porque el riesgo de que sus hijos hereden su condición en muy alto.

Su confesión me hace sentir peor y siento que algo se me rompe en mi pecho.

—Eso significa que... —toco mi vientre— puede salir... —mi voz se corta.

IAN - [Todos tienen su lado oscuro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora