45. Malas jugadas.

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Alison Campbell.

Saber que mi madre tiene algún tipo de alianza con Corwin me confirma sus alcances. Aunque, la situación no me sorprende mucho; ella bien sabe que el tío de Liam tiene dinero y poder, lo que la beneficia en todos los sentidos como fugitiva de la justicia.

—Familiares del Sr. William Campbell. —un médico habla al entrar a la sala de espera, haciéndome dejar a un lado mis pensamientos.

—Soy su hija. —hablo serenamente.

—El Sr. Campbell desertó hace un rato y se ha mantenido firme, preguntando por usted, señorita Campbell. —escuchar eso me hace sonreír—. Si lo desea, puede visitarlo durante unos minutos. —propone el médico.

—Sí, si quiero verlo.

—Bueno, la acompaño. —me hace una señal para que lo siga y yo asiento, siguiendo sus pasos, dejando a todos en la sala de espera, quienes murmuran entre ellos a excepción de Liam, que se apartó de la multitud para revisar algo en su celular.

Sigo al médico por un pasillo donde están las habitaciones. La habitación 232 es la que me llama la atención, ya que tiene dos policías custodiando.

—Es su hija. —el médico le informa a los hombres y estos me piden mi identificación.

Después de una serie de preguntas, me dejan entrar a la habitación. Cuando entro, veo a una enfermera arreglando unos aparatos y a mi padre acostado en la cama, con una bata blanca y varios aparatos en el cuerpo, mirando la pantalla del televisor de la habitación algo desanimado.

—Papá. —digo y él vuelve la cabeza inmediatamente sin creer lo que ve.

—Alison —habla, moviéndose con dificultad—. Hija ... mi hija bella.

Me acerco a la cama y lo abrazo suavemente para no lastimarlo mientras mis ojos se cristalizan y la enfermera se retira, cerrando la puerta.

—Papá —me alejo un poco—. Perdóname por no estar contigo. —sollozo.

Mi padre lo niega con tristeza.

—No, perdóname tú a mí —se quita el respirador— por ser un mal padre.

—No eres un mal padre.

—Sí lo soy. Siempre me ocupé de darles lo mejor a Susan y a ti, trabajé día y noche para darte un futuro —deja salir el aire de su boca—, pero nunca estuve ahí para ti. Dejé que tu madre se encargara de todo, pensando lo mejor de ella y ahora ... ahora sé que solo te lastimé a ti. —sus palabras me hacen llorar.

—No tienes la culpa de su ambición.

—Sé que no, pero me dejé cegar. Le di más importancia a la empresa que a ti y ahora me arrepiento una y otra vez —toma mi mano—. Incluso el día en que casi abusan de ti en ese parque, preferí la reunión con el nuevo socio que estar ahí para ti. Era un jodido egoísta como toda la gente de esta ciudad.

—Creo que todos somos como las personas en esta ciudad, papá. Hemos herido y sufrido al mismo tiempo por nuestras acciones.

—No hay duda de eso —susurra, cerrando los ojos—. Después de saber lo que hizo tu madre y no saber de ti, traté de acabar con mi vida, me sentía tan vacío que quería dejar todo a un lado.

Su confesión me hace abrir los ojos con sorpresa. Mi padre hablando así ... él no es así.

—No papá, no puedes dejarnos, no así —sollozo, tomando su mano—. Tienes que seguir adelante por nosotros.

—¿Nosotros? —pregunta, lentamente.

Miro toda la habitación, asegurándome de que no haya nadie en ella. No sé si esto es lo correcto, pero quiero hacerlo.

IAN - [Todos tienen su lado oscuro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora