23. Tormento.

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Liam Connor.

~tú~

~lo quieres~

~lo buscas~

~imagina tu dolor, siente el dolor~

~hazlo, hazlo~

~no te detengas~

Cada voz me desespera aún más, siento que mi cabeza está a punto de estallar, no puedo mantener el control y eso me asusta demasiado. Este ataque está consumiendo cada parte de mi cuerpo, mis ataques anteriores fueron fuertes, pero este está excediendo mis límites; sangre, vómito y esa sensación en mi cuerpo no es normal, así no deben ser mis ataques.

El olor a vómito y sangre me vuelve aún más loco, siento que mi mundo da vueltas y no reconozco dónde estoy. Siguiendo un impulso, tiro al suelo todo lo que me rodea, puedo distinguir la rotura de varios objetos y no me creo capaz de parar. <<Basta, Liam>> me repito varias veces, pero no puedo, no puedo.

~siempre~

~Harris~

~Ian~

~sin llorar~

~tú mami no vendrá~

Recorro la habitación de lado a lado con exasperación y llego al punto de golpear todo lo que veo. Cuando golpeo el piano de cola, levanto la mirada y veo mi reflejo en el espejo al fondo de la habitación, sonriendo nerviosamente por lo que veo. Veo a un monstruo lleno de sangre y vomito, con la cara y el cuello enrojecidos con rasguños que no se marcan mucho gracias a no mantener mis uñas largas.

—Lo que soy... —susurro caminando hasta donde se encuentra el gran espejo.

~sí~

~lo eres~

~claro que sí~

Mi puño rompe el espejo instantáneamente y me distraigo viendo la sangre que sale de mis nudillos los cuales tienen vidrios incrustados.

—El dolor es mi castigo —los dedos de mi mano izquierda recorren mi mano derecha y se llenan de sangre—. Una gota es muy poco. —concluyo y analizo los trozos de vidrio que yacen en el suelo.

~eso quieres~

~eso deseas~

~hazlo, necesitamos tu dolor, Ian~

Las ideas pasan por mi cabeza y son extremadamente provocativas. <<si quiero>>. Escucho gritos fuera de la habitación. Sin embargo, eso no detiene mi idea.

Cuando estaba a punto de tomar un pedazo de vidrio de un tamaño y filo considerable, el sonido de un fuerte golpe en la puerta me desconcierta y lo siguiente que escucho es la voz de Benjamín quien está peleando con los demás Harris.

—¡No sean maricas y aprendan a no temerle. No ven qué el miedo de todos es su diversión! —Benjamin camina hacía donde me encuentro de pie sin moverme y me toma de la camisa, comenzando a apretar mi cuello con mucha fuerza.

—Déja ... me. —intento soltarme, pero me da un golpe en la espalda.

—Muere, rata. —su agarre se intensifica y empiezo a sentir mis ojos nublarse y cerrarse con una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo.

~shh~

~Ian~

~dulces sueños pequeño~

IAN - [Todos tienen su lado oscuro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora