IAN - [Todos tienen su lado oscuro]

26. Realidad.

Alison Campbell.

En cuanto llego a mi departamento con la carpeta negra, decido hacer algo que considero necesario: llamar a Angélica.

Ella responde después del segundo timbre.

—¿Alison? —habla dudosa.

—Sí, perdón por llamar a esta hora.

—No te preocupes linda, ¿qué necesitas?

—Hubo un problema con algunos documentos y necesito hablar contigo personalmente. Si quieres podemos encontrarnos en un restaurante o no lo sé.

—Oh, entiendo. Podemos encontrarnos en mi departamento si no tienes problemas.

—En absoluto.

—Ya te he envío la dirección.

—Gracias. —cuelga la llamada y veo que me acaba de enviar la dirección.

Rápidamente, me baño y me visto para salir. Mientras busco un taxi, mi celular suena y suena varias veces, cuando veo la pantalla de este, noto que es Tyler, así que contesto de inmediato.

—Ali, ¿cómo estás? —lo escucho algo serio.

—Pero mira quién me está llamando, el querido Dr. Murphy. —bromeo.

—Dr. Tyler. El Murphy está de más.

—Está bien, está bien, ¿cómo va tu nuevo trabajo?

—Veo que Logan te lo dijo. Pues, qué puedo decirte ... todo va bien.

—Me alegra escucharlo.

—Ali ... estuviste en la mansión anoche, ¿verdad? —cuando dice eso, levanto las cejas asombrada. ¿Cómo lo supo? Eso no se lo comenté a ninguna persona.

—Sí fui un rato, ¿por qué la pregunta?

—¿Dónde estás? —ignora mi pregunta.

—Voy a hablar con Angélica sobre algunos documentos.

—¿En tu departamento?"

—No, en el de ella.

—Mm, lo entiendo. Ali, luego hablamos. Me tengo que ir. —dice y simplemente cuelga.

Qué extraño está actuando Tyler, él no es así.

•••

Cuando llego al edificio, le doy mi nombre a la recepcionista e inmediatamente me deja pasar. Tomo el ascensor y subo al piso de Angélica en busca de su puerta, que encuentro fácilmente. Sin más, toco el timbre una sola vez y me preparo mentalmente con la carpeta en mis manos.

En cuanto abre la puerta, veo su brillante sonrisa que desaparece instantáneamente cuando ve lo que tengo en mis manos.

Su mirada se desvanece y me mira a los ojos en busca de respuestas.

—¿De dónde sacaste eso?

—Liam... —digo simplemente y ella se hace a un lado para dejarme entrar al departamento.

No detallo el departamento, ahora solo me importa saber la verdad, la verdad de todos sus juegos.

—Eres su madre, ¿verdad?

—Sí. —confiesa y se sienta en uno de los sillones. Yo imito su acción, tomando asiento en el sofá frente a ella.

—¿Por qué vieron nuestras caras?, ¿Por qué se fue Liam?, ¿Por qué ambos vinieron a la empresa? ¡Por qué diablos! —hablo con muy poca paciencia.