Extra: Pequeño.

722 78 65
                                    

________
Dejo esto por aquí y me retiro lentamente...
—————————

Angélica Dixon.

Mi Ian, porque así se llama "Ian" no "Liam" como se hace llamar a sí mismo ahora, nunca ha sido un niño normal. Lo sé, sé muy bien lo que es, conozco sus sufrimientos, soy su madre y lo conozco más que nadie.

Todos los días me despierto con un mal presentimiento. Desde que logré encontrarlo me da miedo ver en lo que se ha convertido. Pasó de ser un niño pequeño con problemas mentales y una condición desconocida a ser un asesino loco, psicópata, sin escrúpulos.

Aún mantenía una leve esperanza de que mi pequeño cambiara y tuviera una vida, pero veo que él no cree lo mismo. Ver cómo se llama a sí mismo "demonio", "fenómeno", "monstruo" hace que mi corazón se rompa como la primera vez que tuvo sus primeros ataques de locura.

Daría cualquier cosa por él, incluso daría mi vida para que la suya fuera diferente y no sufriera diariamente.

Todavía recuerdo cada uno de los momentos de locura de mi pequeño y desearía que esas cosas fueran solo pesadillas, pesadillas de las cuales despertaría y volvería a ver a mi esposo e hijos felices.

Veintidós años antes...

Mientras mis dos hijos mayores juegan con su padre en la piscina, Ian permanece en la mesa de la cocina dibujando en algunas hojas de cuaderno. Quiero animarlo a que se divierta con todos, él es algo reservado, no es el típico niño revoltoso y juguetón. De hecho, es muy distante con los demás y eso no me gusta, no es normal para su edad.

—Ian, ven a jugar con los demás. —me siento a su lado y miro lo que está dibujando. Son figuras raras hechas con color negro, círculos mal hechos y llamas de fuego retorcidas.

—No quiero. —responde sin mirarme y sigue dibujando.

—¿Qué significan esos dibujos, Ian? —pregunto ya que me parecen muy extraños.

—Esto es fuego —señala—, me gusta mucho y ellas son las voces.

—¿Voces? —miro las figuras en detalle, son solo manchas negras.

—Sí. Oye mamá —llama mi atención—. ¿Las voces que te dicen?

—¿Qué me dicen, qué quieres decir? —pregunto confundida.

—Ya sabes, las voces que te piden cosas —vuelve a dibujar, esta vez dibuja algo parecido a un demonio con cuernos—. Mira —señala ese horrible dibujo—, así me imagino a la voz fea. Ella me dice cosas muy feas.

Al escuchar eso, quedo congelada, <<deben ser amigos imaginarios>>

—¿Desde cuándo escuchas voces?

—Todos los dias —mira hacia arriba y sus lindos ojitos negros se encuentran con los míos—. Ellas nunca se van. —finaliza.

•••

Desde ese día supe que Ian era diferente, supe que algo no andaba bien con él y nunca pude hacer nada al respecto.

Veinte años antes...

Los sollozos de Ian me ponen alerta; lo escucho llorar, pero no puedo verlo por ningún lado. Camino por la casa buscándolo, hasta que veo sus pequeños pies debajo de la mesa. Cuando me inclino, lo veo con la cabeza entre las manos.

—¿Qué haces aquí mi amor? —entro debajo de la mesa junto a él—. ¿Qué ocurre?

—¡Diles que se callen! —grita, tocándose la cabeza—. Por favor, diles que se callen y te prometo que seré un buen hijo, te lo juro. —lágrimas corren por sus mejillas sonrosadas y siento que me estoy derrumbando por dentro, no sé qué hacer, no sé cómo parar su dolor.

IAN - [Todos tienen su lado oscuro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora