49. Finiquitar.

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Alison Campbell. 

Miles de destinos, miles de juegos, miles de caminos y aquí estoy, lista para enfrentar el juego que el destino puso en mi camino. Mi verdadera trampa siempre estuvo frente a mis ojos y nunca la vi, solo la reconocí cuando me causó dolor, un daño que nunca perdonaré.

La lluvia me ha mojado todo el cuerpo, mi mente no piensa racionalmente y una maldita sed de venganza no me deja en paz.

Estoy harta.

El callejón es muy oscuro y solitario. Sin embargo, no me importa, así que ingreso en este. Noto que al final del callejón está Susan, mirando en todas direcciones, confirmando que no hay salida. Me detengo a escasos metros de ella y las dos nos miramos, solo iluminadas por una bombilla detrás de ella, que no ilumina ni un tercio del callejón.

—Alison —me habla mi perfecta madre—. Déjame adivinar, viniste por Connor —se burla—. Pareces ser nada sin un hombre.

—¿Estamos hablando de ti o de mí? —la confronto— porque todos saben bien que tú, para no perder tu "nivel social", debes estar con uno y con otro. Por algo le diste una bastarda al "cerdo" de William, por algo fuiste amante de Leonel y muchos más hombres, ¿o me equivoco?

Susan me aniquila con la mirada, pero aparenta seguridad.

—¿Tú no eras la amante de Connor? Eras una perra que se metía en su cama estando con Logan. No me vengas con frases de moralidad.

—Lo que pasó con Logan fue un plan hecho por Leonel y sé bien que tú lo sabías. No hay comparación entre tú y yo. —meto mi mano en el bolsillo de mi chaqueta y sostengo la daga con fuerza.

—Si lo sabía, toda la fortuna de William debía ser mía. Todo debía ser mío —saca una especie de cuchillo de su bolso y me mira con odio—. Sabes, Alison. El inepto de Corwin me contó toda la historia de su sobrino, y me sorprendió; te metiste con un enfermo, un fenómeno que solo era un estorbo para todos.

Mi sangre se calienta cuando escucho sus palabras.

—¡No lo llames así! —grito con odio—. No es un fenómeno, no lo es.

Susan se ríe.

—¿La verdad duele? Al menos ese fenómeno se ha ido, ya no tendrás a nadie que te defienda. Él era el que hacía todo y tú vivías a sus espaldas.

—¿Fuiste la culpable? —pregunto con mi respiración agitada.

Susan me mira de arriba abajo y se alisa el cabello húmedo.

—Tal vez lo sea, o tal vez no —espeta—. Escuché a Connor entregarse como carne de cañón y Corwin ya tenía planeado matarlo —da un paso adelante—. Debo admitir que todo salió perfecto, logré sacar el dinero que quería y todo estuvo a mi favor, todos murieron, dejando mi camino libre —sonríe—. Justo estaba por volver a Scarlet para terminar lo que comencé, pero la vida se empeñó en hacer que nos encontráramos, hijita. Todo está hoy a mi favor.

—Eres una maldita rata. —escupo.

—Ese no es el vocabulario que yo te enseñé, Alison.

Estaba a punto de explotar y arremeter contra ella. Sin embargo, recordé la estrategia de Liam en estas situaciones. <<un maldito loco, manipulador muy ingenioso>>

—Tienes razón, querida madre —hablo con ironía y sonrío, prácticamente riéndome de ella—. Ese no es el vocabulario que me enseñaste. —la miro burlonamente y esto la pone un poco alerta.

—¿De qué te ríes? —pregunta con sospecha.

Me acomodo el cabello como ella lo hizo anteriormente, todavía sonriendo.

IAN - [Todos tienen su lado oscuro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora