Chapter 4- Sekiam y Naya- Al "borde" de la muerte.

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-Yo te cubro Sekiam, tú encuentra la forma de llegar hasta el botón.- Naya se interpuso entre Sekiam y su adversario

-Está bien, Naya. Tú te encargas.- Sekiam miro confundido el suelo de baldosas que se encontraba delante de él. No sabía por dónde empezar así que cogió un montón de piedras y empezó a tirarlas en busca de alguna baldosa que no se cayera.

-¿Naya? Así que aun jugáis a ese juego de niños ¿mph? Je de ti me lo imaginaba, ¿pero de tu hermana? Pensaba que habría madurado. Bueno, qué más da. Nunca me caísteis bien así que no me importara eliminaros.- Nada más terminar de decir esas palabras tiro su catana en dirección a Naya, que la esquivo sin ningún problema. La figura no pareció impresionarse y saco una tiza de su bolsillo. Naya hizo lo mismo.

Sekiam había conseguido encontrar varias baldosas seguidas que soportaran más de cinco piedras, y no parecían resquebrajarse más de lo que ya estaban. El camino parecía seguir hasta la plataforma en la que se encontraba el botón así que dio un grito para Naya. Entonces fue cuando de verdad se dio cuenta de lo que pasaba. Naya y la figura dibujaban símbolos en el aire con una especie de tizas para que los dibujos desaparecieran instantes más tarde. Sekiam miraba perplejo los diferentes símbolos que las tizas soltaban. Las manos de las dos chicas se movían mecánicamente como si fueran auténticos  robots. Una explosión puso en guardia a Sekiam. Uno de los símbolos que parecían haberse esfumado se había vuelto rojo completamente y había estallado en frente de Naya, sin embargo pareció rebotar contra una pared invisible sin hacer un rasguño a Naya.  Las dos siguieron lanzándose explosiones, agujeros negros, lluvia e incluso vientos huracanados.  Estaban empatadas. Cuando una explosión se acercaba a su cara, hay había una barrera para pararla. Que el viento amenazaba con sacarlas volando, no pasaba nada porque unas enredaderas las mantenían sujetas al suelo. Pero después de un tiempo pudo ver que Naya flojeaba, que poco a poco respondía cada vez más lentamente a los ataques de su contrincante. Sekiam se fijo por primera vez en la chica de la catana. Estaba claro que era mayor que Naya, aproximadamente 5 años. Llevaba una sencilla blusa de color gris pálido, unos vaqueros ya muy usados y unas playeras. Su pelo era del tono más oscuro que había visto nunca, y el flequillo le tapaba la mitad de la cara. Su único ojo visible, el izquierdo, era de color gris, de un gris sin vida.  La cara de Naya empezó a palidecer, y sin poder remediarlo, las explosiones estaban estallando ya muy cerca de ella.

-Por favor… Aria… para… te lo ruego.- Aria, su contrincante, negó con la cabeza y esbozo su primera sonrisa. Una mueca que hizo que ha Sekiam se le erizaran los pelos y que un escalofrió recorriera su espalda.

-No lo entiendes, tengo que hacerlo, ella me lo ha pedido. No puedo dejar que pulséis el botón.- Naya supo que no iba a poder hacerla cambiar de opinión así que, antes de perder todas las fuerzas, miro a Sekiam y lanzo un signo arcaico hacia él.

-¡Corre Sekiam!- Fue lo último que dijo antes de que una explosión le diera en todo el pecho y se chocara contra la pared. Antes de perder el sentido.

Sekiam no lo pensó un instante  y corrió en la dirección en la que estaba el botón. Aria lo descubrió enseguida y empezó a lanzar sus queridos símbolos, que iban produciendo explosiones que intentaban darle. Cada vez estaba más cerca del botón, y cada vez las explosiones de Aria eran más fuertes. Nada más llegar al botón, lo toco por inercia, y un  resplandor hizo que el pequeño pedestal se fuera desintegrando poco a poco. Una luz se elevo y se alzo hacia el cielo, y salió por una pequeña abertura que había en el techo. ¡Ya estaba! ¡Botón activado! Sekiam se giro para mirar la cara de Aria, triunfante. Se preparaba para una de odio, pero lo que vio le dejo paralizado. Sonreía, ¡sonreía! Es más, se reía a carcajadas como si lo que Sekiam había hecho no fuera más que una broma.

-Jajaja, mira que carita tienes, como si hubieras salvado el mundo, jajaja.

- ¿Qué… qué quieres decir? ¡He pulsado el botón! ¡La zona esta activada!- Aria seguía riéndose, incluso más fuerte. Sekiam estaba confundido, ¿por qué se reía tanto?

-Jajajaja, si es que parece hasta mono. –Se acerco al botón y lo desactivo con uno de sus símbolos.- ¿Ves? Botón desactivado, zona desactivada, misión fallida.-No, no podía ser, era imposible, lo habían hecho, habían estado tan, tan cerca. Todo para que apareciera esa... (que el lector introduzca la palabra que considere gramaticalmente correcta) y lo estropeara todo. Sin embargo solo tuvo fuerzas para susurrar un pequeño no.  Aria dejo de reírse, se recompuso y aparto el flequillo que le ocultaba buena parte de la cara. Ahora mostraba dos ojos grises, y una sonrisa completa.

- Bueno Sekiam, dime que hago contigo. Está claro que no puedo dejar que vuelvas a pulsar el botón.- Todas las baldosas alrededor del botón se habían roto, y el único camino de vuelta a la entrada estaba custodiado por Aria. No había escapatoria. La mano de Aria agarro e cuello de Sekiam y lo elevo.  Poco a poco le iba dejando sin aire, y un pequeño reguero de sangre iba saliendo por su boca.

-Pa…ra…Por…fa…vor…- Los ojos de Aria se abrían cada vez mas sorprendida por el comportamiento de Sekiam.

-¿Parar? No me hagas reír.- Una alarma sonó y Aria, poniendo una mueca de disgusto, dejo caer a Sekiam al suelo. Casi no podía respirar, estaba claro que Aria tenía demasiada fuerza. Esta saco un collar con un precioso castillo representado en el, totalmente negro, casi del color de su pelo. Se lo puso y pareció escuchar unas indicaciones. Cuando pareció terminar, su cara reflejaba un odio cegador.

- Que pena, no voy a poder divertirme contigo, Sekiam. Pero tengo que terminar el trabajo ¿no?- Aria propino una fuerte patada a Sekiam, que aun intentaba recobrar el aliento en el suelo. Este cayó por el gran agujero que había en el suelo, pero consiguió agarrarse al borde del suelo antes de caer del todo y quedar suspendido. Aria se asomo al borde.

-Jajaja, que afán de supervivencia, eres fuerte sin duda. Me has caído bien, así que te dejare decir unas últimas palabras.

-SmileyCat.

-¿Qué? ¿Qué es eso?- Aria estaba muy intrigada, y Sekiam se dio cuenta de que poco a poco se estaba haciendo transparente, seguramente yéndose.

-SmileyCat. Naya, a la persona que más echo de menos es a SmileyCat.- Aria había desaparecido, y la pared era demasiado vertical para subir. Por no hablar de la poca fuerza que le quedaba. Pero aguantaría. Aguantaría hasta que los brazos no le respondieran, hasta que la gravedad pudiera con él. Aguantaría solo por ver la cara de disgusto que pondría  Aria si le viera allí suspendido, luchando contra la muerte. Si, sería divertido.

-¡Sekiam! ¡Aguanta! ¡Ya estoy aquí!- Alguien grito, y a Sekiam se le ilumino la cara.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Siento no estar mucho por aqui pero bueno, ya me perdonareis. Espero que os guste mucho, y esperemos para ver quien es el/la que salva a Sekiam ;)

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