.Flashbacks que no terminan muy bien

25 2 0
                                    

-¡Papá ya ha llegado!- Una niña de ocho años tiro de la camisa de su hermana. Esta, que apenas tenía once, miro a la ventana y sonrió. La niña de ocho se subió como pudo al banco que estaba al lado de la ventana y empezó a agitar la mano enérgicamente. Dos niñas más jugaban al fondo de la habitación. Una de unos seis años, y la más pequeña, de uno. Las dos giraron la cabeza cuando oyeron la voz de su hermana. La de seis se levanto corriendo, y cargo en sus brazos a la pequeña.

-¡Ana! ¡Ana! ¿Puedo ir a saludarle fuera?- La mayor asintió.

-¡Pero que no se te olvide ponerte los zapatos! ¡Y la cazadora! Parece que va a llover de un momento a otro.- La niña detuvo su carrera y se coloco lo más rápido que pudo los zapatos en los pies. Cogió la chaqueta pero no se molesto en ponérsela y salio de la casa

-¿Qué es esto? Flye rompió el silencio. Algo parecido a un flashback se mostraba delante de ellos. No podían ver a los demás, pero oían sus respiraciones y los sentían muy cerca. Sin embargo, prestaban más atención a las imágenes que estaban delante de ellos.

La niña pequeña cerro la puerta con delicadeza, sonrío para sí y empezó a correr hacia el pequeño carro del que tiraba un caballo. Al lado se encontraba un hombre robusto que sonreía a la niña. Este levanto la mano a modo de saludo. Un trueno sonó muy cerca y alguna gotas de lluvia comenzaron a caer.

-¡PAPÁ!- La imagen de repente perdió color. Todo se volvió negro. Un ruido muy fuerte hizo que todos tuvieran que taparse los oídos.

-¿Qué está pasando?- Ahora todos se podían verse. Blanca y Clara veían anonadadas las imágenes que se sucedían. Ana, ya sin ningún tipo de atadura, hacia lo mismo pero con el semblante muy serio.

La imagen se restableció. Una gran nube de polvo se había formado. Solo se oía los pasos del galope de un caballo, que se alejaba cada vez más rápido y la lluvia, que cada vez caia con mas y mas fuerza. La imagen se enfoco. La niña de ocho años intentaba levantarse. La de once corrió rápidamente hacia ella. Pero no se paró. Se dirigió al montón de rocas que estaba junto a ella.

-¡PADRE! ¡PADREEEEE!- La mayor intentaba desplazar las rocas que ahora sepultaban a su padre. La niña de ocho intentaba con muchas dificultades levantarse. Una pequeña respiración dificultosa provenía de debajo de ellas. A pesar de sus esfuerzos, apenas podía mover las rocas. Las lágrimas que salían de sus ojos empezaron a mezclarse con las gotas de lluvia que caían a su alrededor. Después de haberlo intentado con su fuerza, cogió una tiza que tenia en el bolsillo y empezó ha hacer símbolos a las rocas.

-¡Ana no! Papá dice que no podemos usarlas...podrías...

-¡CÁLLATE! -La mayor a pesar de las advertencias siguió trazando signos a las rocas. Después de que el tercero impactara contra una de ellas, apareció una pequeña grieta en ella. Sonrió levemente y siguió intentándolo.

-Para Ana. Te estas poniendo pálida. Por favor. Para.- La mayor no hizo caso a los ruegos de su hermana pequeña y siguió obcecada en cumplir su objetivo. A los pocos segundos un sudor frió recorrió su frente, y poco después, su respiración se volvió dificultosa.

La pequeña, sabiendo que si intentaba convencerla de que parase recibiría una negativa, se tiro sobre su hermana y le arrebato la pequeña tiza.

-¡ACASO QUIERES QUE NO SALVE A PAPÁ! ¡DEVUÉLVEMELO!- La hermana pequeña negó con la cabeza.

-Ana, no quiero que mueras igual que él.

-¡EL NO ESTA MUERTO!

-Ya no se oye su respiración. Ana...- De los ojos de la pequeña empezaron a caer lágrimas.

-Vete.

-¿Ana?

-¡HE DICHO QUE TE VAYAS!¡ES TODO TU CULPA! ¡TODO!

-Ana...

-¡Si no hubieras gritado, nada de esto habría pasado!

Lyra cogió la mano de Clara, que cada vez empezaba a respirar mas rápido. Y Sekiam la de Blanca.

-Yo estaba allí. Contigo, Blanca. Pero seguro que no te acuerdas. Yo... estaba en la puerta de casa. No... no sabia que pasaba. Solo que Ana... gritaba a...

-¡Yo no quería...! ¡YO NO HE SIDO ANA!

Ana apartó la mirada y la dirigió al suelo.

-Vete.

-Era una niña. Lo sabes. Te lo hice pasar mal pero...

-No quiero que vuelvas nunca.

-No merecías que te tratara así... ¡Pero solo eramos niñas! ¡La situación nos superaba!

-Nunca.

-No me interesa tu arrepentimiento Ana. Es mas, me trae sin cuidado. No tienes ni idea de lo mal que lo pase. De todas las noches que vague, perdida. De todo lo que tuve que practicar para que, al poder controlar vuestros recuerdos, volviéramos a ser una familia. Aunque tuviera que vivir con Máximo y con Viana. Pero nunca terminastes de aceptarme. Nunca reconociste que, solo era una niña de ocho años que cometió un error. Y ahora...¿Pretendes que te disculpe alegando que no sabias lo que hacías? ¿Porque eras una niña? Tu has hecho lo mismo

-Naya... yo... lo siento mucho.

- Se acabó.

Una espada atraveso el cuerpo de Ana

Historia de youtubersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora