Chapter 3- Misión, portal gris [Vegetta y Willy (parte 2)]

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Una explosión hizo que sus oídos empezaran a pitar. Había estado muy cerca de… Pero estaban bien, y eso es lo que contaba. Seguían en aquel sistema de túneles escavados en la piedra. Habían llegado a una pequeña intersección donde podían estar los dos sentados el uno enfrente del otro. Comían apenas un poco de carne seca, un poco de queso y algo de agua. No hablaban, y solo se miraban cuando la comida ya no parecía lo mejor que pudieran tener en las manos. Todo era sombrío, ya no era tan bonito como las vidrieras que habían visto al entrar. Los conductos eran monótonos, llenos de telarañas y de vez en cuando de algún esqueleto de roedor. Cuando terminaron de comer volvieron a ponerse en marcha. Vegetta iba delante, de rodillas.  Era verdad que podrían ir en cuclillas, pero les cansaría demasiado y harían más ruido.  Además, a esas alturas ya no importaba mancharse un poco. El viaje se les hacia largo y tedioso. Ya habían visto muchas salas, todas ellas vigiladas por monstruos, a cada cual peor. Cada vez tenía más ganas de volver a esa maldita grieta en la muralla y morirse allí de hambre.

De repente, una nueva esperanza apareció en forma de luz un poco más lejos en el túnel. Otra de las entradas, que esta vez daba a una preciosa sala del trono desierta donde se encontraba un precioso sillón de terciopelo morado. Las cortinas de esa sala eran blancas, casi transparentes y se zarandeaban con la brisa del mediodía. En uno de los laterales del trono se encontraba un pedestal con un botón en su cima que no cuadraba con la ambientación de la sala. El pedestal estaba adornado con símbolos arcanos; y, en su cima un botón negro que sobresalía.  Willy y Vegetta  se miraron interrogantes. ¿Sería hora de salir de las sombras? Willy asintió rápidamente ante la idea de salir de aquellos túneles infernales, pero Vegetta no estaba seguro. Era verdad que salir y poder estirarse y respirar aire mucho menos cargado que el de allí dentro estaría genial, pero todo era demasiado perfecto. Willy salió del agujero seguido de Vegetta. La sala era de forma circular y muy amplia.

-Creo que es hora de utilizar “eso”- Vegetta sonrió mientras sacaba un colgante de su bolsillo. Era un colgante con una pequeña figurilla de madera tallada muy lograda. Esta representaba a una pequeña hada con un vestido moteado.  Vegetta lo agarro con las dos manos y de repente una voz se oyó a través del colgante.

-¡Hey, Vegetta! Sé que ha habido un problema para comunicaros con el castillo, espero que tú y Willy estéis bien. Además veo que has manejado bien el colgante, no creo que te de problemas ¿Qué has encontrado?- La voz era muy familiar y Vegetta sonrió de oreja a oreja al escucharla.

- Si, ha habido problemillas, pero ya está todo bien Naya. Ah, ¿con quién estas, Sekiam o Lyra?

-Estoy con Sekiam, a Lyra la he dejado con alguien… “especial”. Pero bueno, que me voy por las nubes. ¿Qué pasa, que habéis encontrado? ¿Qué querías preguntarme?

-Creo que lo hemos encontrado.  Lo que hay que activar, digo. Es un botón con símbolos como los de los ascensores, es de color negro.

-Por esa descripción parece que es el correcto. ¿Dónde estáis, a todo esto?

-En una sala circular parecida a la sala del trono de los cuentos de hadas.- Vegetta asentía a Willy que le preguntaba silenciosamente si podía apretar el botón.De repente otra voz salto al otro lado del colgante.

-¡No apretéis el botón, no puede haber sido tan fácil! ¡Seguro que es una tramp…!- Una explosión salió del botón cuando Willy lo presiono, Vegetta voló hasta la pared contraria por la onda. Intento levantarse para ver cómo estaba Willy, pero un terrible calambrazo recorrió todo su cuerpo. Chillo del dolor. Abrió los ojos para evaluar los daños que la explosión había hecho. Las paredes, antes puramente claras, se habían convertido en color azabache, las cortinas estaban aun quemándose y la puerta había saltado por los aires. Sin embargo el trono no había recibido el más mínimo daño, seguía intacto. Willy estaba tirado al lado del trono, donde antes estaba el botón. A Vegetta no le hizo falta acercarse para saber que su amigo no vivía, el hueco manchado de sangre entre la cabeza y su demás cuerpo lo dejaba bien claro. De repente, ruidos de pasos corriendo por el pasillo le hicieron saber que era su fin. Un tropel de los monstruos más horribles que había conocido entró en la sala. Nada más ver el cadáver, se tiraron a por él y empezaron a devorarlo. Pero una sombra se acerco donde Vegetta y le levanto la cabeza.

-¡No puede ser! ¿Na…?- Pero esta solo sonrió, negó con la cabeza y susurro.- Bienvenido a mi castillo Vegetta 777. Me gusta la remodelación que has hecho, queda más… espectacular.- A continuación lo dejo suavemente en el suelo y grito a los monstruos.- Este aun está vivo, llevadle a las mazmorras. Y aseguraros que Maximo, Viana y Aria se pasen por aquí. ¡Rápido!-Se volvió para mira a Vegetta con una sonrisa muy dulce y le susurro- Porque tus amiguitos también se merecen una bienvenida. A continuación se alejo de él y se sentó en el trono que seguía intacto y se despidió de él moviendo la mano con la sonrisa más dulce que tenia. En ese momento tres sombras se movieron a través de la puerta y Vegetta pudo oír unas últimas palabras antes de que un monstruo le dejara inconsciente con un golpe.

-¡Ah! Ya estais aqui. Entonces tu, Aria, iras al desierto, a por ese tal Sekiam. A ti, Viana, te dejo divertirte con Vegetta. Maximo a ti te dejo a Lyragamer.

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Hey qué taaaal? Bueno, pos como os prometí... ¡Capítulo el jueves! Espero que lo disfrutéis muchísimo
Un besazo y un saludo de parte de Pink Jeans ;3

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