Capítulo veinte: Imagínate

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Madison Toretto

Pasé de ser un mar de llanto a un manojo de nervios y ansiedad.

Brian y Dominic se habían negado completamente a que yo vaya con ellos, el cual era mi papel principal en este robo; sin embargo, ninguno de los planes que teníamos desde un principio salió bien, por eso ahora, me encontraba a un lado de Mia tecleando una computadora y observando las imágenes satelitales.

—No puedo creer que me hayan hecho esto... —susurro, aún negada con la idea de estar frente a una pantalla.

Mia me mira de reojo, ella había estado de acuerdo con mi hermano y novio en que lo mejor era que me quedara.

—No podías manejar de esa forma, Madi. Tu pierna aún esta sensible, tienes los nudillos completamente lastimados y creo que si Brian no te detenía a tiempo te los hubieras fracturado.

—Pero...

—Pero nada. No estás en condiciones. Y hoy, tu papel es guiarlos para que puedan lograr traer la bóveda. Serás sus ojos y oídos... Deja de quejarte.

«Una sutil forma de decirme que me callara la boca. Bien».

—¿Qué pasó, hermana...? ¿Te comió la lengua el ratón? —La voz burlona de Marcos resuena en la radio.

Ruedo los ojos y respondo—: Cierra la boca.

—Basta los dos... Marcos, concéntrate.

—Lo siento, princesa. Estoy cien por ciento concentrado.

Iba a retrucar pero la mirada amenazante que me da Mia hace que me calle. En la pantalla frente nuestro los dos autos manejados por Brian y Dom titilan indicando que se acercan a la jefatura.

«Ya están dentro».

La voz de Dominic resuena en la radio—: Listo. ¡Guíennos!

—Sigan de frente... Dos calles —respondo observando el mapa.

—Derecha —agrega Mia.

Brian murmura un "entendido" y vemos los puntos titilantes doblar en la dirección indicada.

Me levanto de mi asiento y camino hasta la mesa a un costado, mi móvil reproduce la imagen de un noticiero nacional; la imagen de los dos carros negros arrastrar la caja fuerte y ser perseguir por miles de patrullas se reproduce sin problemas.

Mia estira su rostro para poder ver y habla:

—Lo lograron. Tienen a todos los policías de Río corruptos siguiéndolos.

—¿La mejor ruta? —Pregunta mi novio.

—Sigan de frente otros ochocientos metros hasta Rua Fonseca, luego a la izquierda —responde Mia.

—No funcionará.

—¡Hay púas adelante, Dom!

Muerdo mi labio de los nervios, pienso la mejor opción que tienen para salir de allí.

—¡A la derecha! —grito.

—No hay espacio. No pasamos.

—¡Es la única opción que tienen, Brian!

Logramos escuchar el chillido de las ruedas contra el cemento. Mis ojos buscan la imagen del noticiero.

«¡Maldición!».

—No puedo creerlo... —susurro, Mia me mira confundida y le señalo el móvil—. Acaban de atravesar un banco...

—Dos al frente —indica Dom.

Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora