Capítulo seis: Confesiones entre hermanas

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Narrador omnisciente:

—Mmm y ¿este? —preguntó Madison
mirándose al espejo.

Su hermana estaba sentada en la cama mientras buscaba vestidos, los miraba por segundos y los volvía a doblar.

—Es lindo, pero muy cerrado —dijo y volvió a buscar entre la ropa, nada lograba convencerla.

—Ni siquiera me dijo donde vamos, tal vez podría decidirme sí…

—Yo lo sé, Mad, ¿por qué crees que te estoy ayudando?

Madison hizo una mueca de sorpresa y rió. Volvió a verse en el espejo, el vestido negro pegado al cuerpo le gustaba, resaltaba sus no tan pronunciadas curvas y tenía un lindo corte de mangas… Aún así, no era el indicado para la noche.

—¡Este! ¡Es perfecto! —Mía alzo la voz parándose y mostrando entre sus manos un vestido negro, suelto y veraniego, hermoso.

Era de tiritas, un poco ajustado en la parte del pecho y suelto en la cintura. Negro pero con pequeñas flores de colores, era lindo, no iba a negarlo.

—Me lo probaré —dijo Madison, mirándolo detalladamente.

Se quitó el vestido negro ajustado y se lo probó. No hacía falta buscar más, le quedaba bien, bastante en su opinión.

Tomó unas sandalias del mismo color y se las colocó,  quedaban acorde al estilo. Ahora solamente faltaba su cabello.

Mientras su hermana se disponía a ordenar toda la ropa que habían sacado, sentada frente a su espejo, Madison planchaba su cabello. Este le llegada un poco por arriba de la cadera, era de color castaño claro y por las puntas tenia unos pequeños reflejos rubios, estos eran tan disimulados que parecían natural.

Una vez que terminó con su cabello se hizo dos trenzas en los laterales y las unió por detrás, su rostro quedaba libre de molestias. Estaba muy conforme con el resultado, no era nada ostentoso ni exagerada para una primer cita.

—¿Qué opinas del maquillaje? —preguntó, luego de segundos viéndose al espejo.

Mia la mira y duda.

—Natural, no te pongas sombras claras.

—¿Vas a decirme a dónde vamos?

—No debería… pero a Cha Cha Cha.

—¿Ahí no es donde te quería llevar Vince?

—Si… Pero sus celos lo arruinaron. Además, ya no salimos —respondió, sentándose frente a su hermana y quitándole  de las manos las sombras.

—Lo siento… pero Vince siempre fue muy celoso contigo —dijo Madison mirándola a los ojos.

—…No había momento en el que él no mal interpretara las cosas. Y sabes que odio cuando Dom actúa como hermano celoso, no tengo  porqué aguantar celos de otro hombre.

Madison admiraba a su hermana; su forma de pensar, de defenderse a ella misma y saber cuando soltar las cosas. Tenían algo en común, algo que formaron juntas desde chicas a base de errores e intentos fallidos:  amor propio.

—Me parece bien, te mereces algo mejor. No es que Vince sea malo… —Madi río—simplemente no es para ti, o al menos no lo que tú buscas.

—Si… Además, conocí a alguien —confiesa la menor. Madison la mira sorprendida y emocionada.

—¿Quién? ¡No me contaste!

—Lo hago ahora, se llama Tony… —dice un poco tímida—. Se mudó hace unas semanas por aquí cerca, nos cruzamos cuando fui a hacer las compras y... Me pasó su número.

—¡Es genial! ¿Es lindo?

—Mucho… —Mía respondió tímida, rodeó los ojos cuando su hermana le pellizcó la mejilla de forma pícara—. ¿Y qué hay de ti? ¿Brian? —Subió y bajó sus cejas.

Madison se quedó muda. No sabia que responder, intentaba buscar las palabras correctas para no arrepentirse luego.

—Es lindo —habló—. Todavía no tengo muy claras las cosas… —Mía la escuchaba atentamente—. Me gusta el jueguito que tenemos de miradas y preguntas, no te lo voy a negar, pero no quiero hacerme falsas ilusiones a pesar de que me atrae.

—Y a él igual… Créeme, te mira cuando tú estás distraída.

—Que horror, no me imagino mi cara en esos momentos —dijo, haciendo una mueca asustada—. Suelo hacer muchas expresiones…

—Eso es verdad, pero escúchame —la interrumpió Mía, deteniéndose y mirandola fijamente—, le llamas la atención, hasta Dominic lo nota. Sólo diviértete Madi, que no te preocupe como estamos nosotros,  disfruta una vez en tu vida…

—… Lo haré —respondió, con una sonrisa tierna—. Gracias Mía,  no se que haría sin ti.

Sin pensarlo, rodeo a su hermana con sus brazos. Amaba que sean tan compañeras. Desde chicas  jugando juntas, se ayudaban en las tareas y se metían en los autos a escondidas con la loca idea de hacer que manejaban. Ambas tenían esos recuerdos atesorados en su inconsciente; las incontables carcajadas compartidas, los momentos tristes y felices.

—No te arruines el maquillaje —pidió Mía, riendo y observando el rostro de su hermana, sus ojos brillaban producto de las lágrimas acumuladas.
—Perdón, yo… me emocioné —confesó tímida.

—Estas hermosa.

—Wow, eres increíble Mía…

Se observó en el espejo: sus ojos apenas tenían un poco de sombra oscura, colores acorde a su piel y vestido, un fino delineado recorría la curva de su párpado y el rímel destacaba sus pestañas, que si ya de por sí eran llamativas, ahora lo eran más; mientras que sus labios tenían un color café apenas notorio.

Le quedaba hermoso, Mía la miraba orgullosa de su creación.

—Será mejor que te cambies, ya son menos quince —avisó mientras juntaba sus cosas y salía de la habitación.

Cinco minutos bastaron para terminar de arreglarse, tomó sus cosas y las puso en su cartera. Dio una vista a su alrededor por las dudas de que se olvidara algo y negó, lo último que tenía que hacer era ir a hacer sus necesidades.

Estaba nerviosa y no era algo común en ella, al igual que su hermano, sabia camuflar sus emociones

Unos golpes en la puerta llamaron la atención de la morena.

—Permiso…

Dominic entró a la habitación y sonrió al verla. No era la primera vez que Madison salía con un chico, él sabia que ambas de sus hermanas tenían muchos pretendientes tras ellas, pero el hecho de que sea alguien nuevo y ajeno de la banda lo hacia estar más atento.

—Estas hermosa —sonrió—. Él ya llegó, está abajo. Cuídate, y cualquier cosa me llamas.

—Gracias Dom, todo estará bien — agarró su cartera, le dio un beso en la mejilla y  se dirigió a la escalera con su hermano siguiéndola como un escolta.










E.

-B🧡

Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora