Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]

Capítulo diez: Recuerdo...

Madison Toretto

Miro por la ventana. Me limito a observar las luces, los edificios, las personas caminar tranquilamente por las calles. Totalmente ajena a la conversación que Dominic tiene con Giselle.

-¿Segura que no es letal? -pregunta la morena dándose vuelta a verme.

-Solo es un rasguño -digo y miro el costado de mi muslo. Había un pequeño corte producido por el roce de la bala, una que para mi suerte, no llegó a darme-. ¿Falta mucho para llegar?

-Unos diez minutos -responde Dominic.

Asiento y bajo la ventanilla, el viento fresco mueve mi cabello y cierro los ojos ante la relajante sensación. Mi piel arde, y con el mínimo movimiento de mi pierna la sangre vuelve a asomarse.

No podía dejar de pensar en lo que había pasado: Campos terminó siendo Braga, la policía volvería a buscarnos y habíamos escapado justo a tiempo.

A partir de ahora teníamos una carrera contrarreloj.

Al llegar a la casa de Dominic, lo primero que hago es caminar hacia la recamara de él y buscar entre la ropa apilada un short. Fue un castigo el momento de sacarme el jeans, y aunque era solamente un roce, dolía como mil demonios.

Dos golpes en la puerta hacen que termine de subir el short de tela de forma rápida, levanto la cabeza y los ojos marrones de mi hermano me analizan.

-Será mejor que te recuestes -dice quitando la ropa doblada sobre la cama-. Madi, yo...

-¿Te vas a ir? -Suelto sin pensarlo, Dom no responde e ignora lo que dije-Dominic...

-No, pero tengo un plan... Solo necesito contactarme con Brian. Mia está a punto de venir, quiere saber como te encuentras.

-Estoy bien, sólo arde un poco -respondo y en un ágil movimiento acomodo la almohada bajo mi cabeza, mis músculos agradecen estar sobre el cómodo colchón y mis parpados empiezan a pesar.

-Descansa hasta que llegue Mia.

-Gracias, Dom.

Él asiente con una minúscula sonrisa y sale de la habitación. La oscuridad reina y es solo cuestión de segundos en donde caigo completamente en los brazos de Morfeo.

***

Recorro mi antigua habitación. Las fotos que aún colgaban del pequeño cuadro en la pared, la cama hecha, los diferentes peluches que había recibido como regalo de mis amigos, y... Las fotos con Brian.

Había olvidado por completo la existencia de éstas. La última vez que estuve en éste cuarto apenas tuve unos minutos para agarrar ropa y salir del país, todo parecía estar como lo dejé.

Dos golpecitos en la puerta provocan que me voltee y mire a Mia.

Su cabello atado en una coleta y un vestido de flores, sus manos entrelazadas frente su cuerpo y una leve sonrisa decorando su rostro.

-Está todo como lo dejaste, aunque me encargue de limpiar las sabanas y demás... -dice tomando asiento a mi lado.

-Gracias, sin duda mantuviste la esencia en la casa -digo con sinceridad-. Hasta pareciera que nunca nos fuimos.

Ella ríe, su mirada se dirige a las fotos y se levanta caminando en su dirección. Con sus dedos toquetea las imágenes colgando del hilo y noto como una sonrisa vuelve a tomar protagonismo.

-¿Recuerdas esa noche? -pregunta melancólica.

Me coloco a su lado y me río. Claramente la recuerdo.