Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]

Capítulo veintidós: El comienzo del final..

Sin duda, cada uno estaba disfrutando de su merecido premio: Tej con su taller, Roman luciendo sus trajes elegantes, Tego y Rico apostando en casinos, Han y Gisele recorriendo Berlín en un lujoso carro buscando lugares a los cuales dejar una marca; Mia y Marcos estaban preparándose cada vez más para la llegada del bebé, porque por más que faltaran varios meses, la emoción que tenían ambos era innumerable.

Y en un mes las cosas habían cambiado demasiado; se habían formado parejas inesperadas, algunas no tanto, pero la mayor sorpresa se la iba a llevar la pareja que luchó tanto por estar en su lugar soñado.

Madison se movía de un lado a otro en el baño privado de su habitación. Los nervios la estaban comiendo viva y cinco minutos parecían ser eternos.

—Vamos... vamos... —susurraba para sí misma.

Se paró frente al espejo de cuerpo entero y suspiró. Su cabello estaba un poco más claro producto del sol y el mar, el abrigo veraniego cubría apenas su cuerpo en traje de baño.

Su celular sonó anunciando el final de los cinco minutos. Con miedo, y manos temblorosas, asomó su cabeza hacia el pequeño test de embarazo.

—¡Oh por Dios...! —Jadeo con sorpresa y sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas.

«Positivo».

—Estoy embarazada...

—¡Lo sabía! ¡Lo sabía!

—¡Mia! Vas a matarme de un susto —gimió llevándose una mano al pecho exageradamente.

Su hermana corrió a sus brazos y la envolvió en una emoción contagiosa.

—¡Lo dije! ¡Seré tía! —Exclamó llena de felicidad.

Madison apretó los dientes para evitar sonreír, sin embargo no lo logró: una risita nerviosa se escapó de sus labios y sonrió tímida.

—Deja de gritar, Marcos está más cotilla de lo normal —recordó graciosa—. No me sorprendería abrir la puerta y que esté escuchando.

—Él solo se preocupa.

Madison rodeó los ojos—: Él es un cotilla.

—Deja a mi novio en paz —dijo intentando hacerse la seria—. ¡Qué emoción! ¿Se lo dirás ahora? ¡Díselo ahora, quiero ver su reacción!

La mayor rasco su frente nerviosa—: ¿Me dejas procesarlo, Mia? Acabo de enterarme que seré mamá... Dios, no puedo creerlo. ¿Y si reacciona mal? ¿Y si...? ¿Y si él no quiere o no es el momento? ¿Cómo se lo dijiste a Marcos?

Mia tomó sus manos y se río viendo a su hermana tan nerviosa.

—Como dijiste, Marcos es un cotilla. Él me acompañó al médico.

«Mierda», pensó la morena.

—...Peero, tengo la solución —Sonrió Mia, corrió hasta su bolso sobre la cama y sacó una caja negra de terciopelo—. Toma.

—¿Qué es esto?

—Una cajita para que coloques el test. La compré cuando me dijiste que tenías dudas...

—¡Mia!

—¡No me culpes! No sabes lo feliz que me ponía la idea de ser tía. Ahora solo espera a que se seque del todo y guárdalo ahí, ya tú sabrás que...

—Sé lo diré ahora. —Interrumpió ganando seguridad—. ¿Podrías llamar a Marcos? Tiene que dejarme estar sola con mi novio un segundo.

Mia asintió y río divertida—: Sabes cómo se pone cuando tiene una pasión en común con alguien.