Capítulo nueve: ¿Qué es lo que nos sucede?

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Narrador Omnisciente:

Las cosas no habían salido como esperaban,  pues aquel mismo día, a las cinco de la tarde, arrestaron a Johnny Tran. Lo que no se imaginaban era que todos aquellos DVD, que se suponían eran robados, no lo eran.

Ahora solo tenían cargos menores contra su banda: armas y multas por velocidad. Nada que los pueda meter a la cárcel por varios años.

Brian estaba jodido. La policía lo presionaba  pidiéndole información concreta y eficiente, algo que claramente no estaba consiguiendo.

—¿Ésta clase de información espero de ti, O'Conner? — Lo llamó por su verdadero apellido.

Brian le daba la espalda, al oír el tono amenazante, se giró a verlo. En su rostro se notaba lo desconcertado que estaba.

—¿Vas a culparme por esto?

—Puedo culpar a quien yo quiera — respondió enojado el hombre.

—No puede, porque...

—¡Espera, espera! —Lo interrumpió—. No me importa desenmascararte ahora mismo, escúchame bien, tienes treinta y seis horas para arrestar a este desgraciado... O puedes ir pensando en otro trabajo.

El rubio lo vio enojado, las cosas se habían complicado más de lo esperado y se sentía entre cuerdas.

Salió hacia la entrada y se paró frente a la piscina, intentando controlar las miles de cosas que rondaban su mente.  El hecho de tener que encontrar algo digno, aquello que tanto la policía buscaba, lo estaba sacando de sus casillas.

—Es Toretto, Brian. Siempre ha sido él. 

Aunque no encontraban pistas que se opusieran a aquella verdad, no quería aceptarlo, se negaba a a pensar que Dominic y su familia fueran los responsable de los robos. Ademas, nunca había notado nada, más que aquellas carreras callejeras, la familia no parecía estar metida en nada raro.

—Héctor y Tran solo son... pordioseros. — El hombre caminó hacia él y se puso a la par.

— ...Y quiero saber una cosa Brian, ¿te has estado mintiendo a ti mismo por culpa de Madison Toretto?

El nombre de la chica le cayó como un balde de agua fría. Recordó la noche anterior: el restaurante, los besos en su auto y la carrera; como al despedirse cuando fueron a la casa de los hermanos, ambos se besaron de forma apasionada... No podía sacársela de la cabeza.

—Él no volverá a la cárcel —dijo, dándose vuelta.

—No te corresponde a ti esa decisión. Hay familias de muchas clases, Brian. Ésa sí es una decisión que te corresponde.

Su compañero se retiró, no sin antes empeorar el estado en que estaba su mente. ¿Por qué era tan difícil aceptarlo? Brian cerró sus ojos y negó con la cabeza, estaba cansado de la situación, de pensar que pasaría pasaría treinta y seis horas si no lograba encontrar información importante.

Pero... ¿Y si encontraba algo que no le gustaba? ¿Sería capaz de meter a la cárcel a Toretto sin pensarlo?

Luego de haber escuchado la verdadera historia, aquella que tanto decían de que había intentado matar a un hombre con una llave, estaba seguro que Dominic no era tan malo como creían; sin embargo, no había un solo motivo  que lo frenaba, el hecho de estar sintiendo cosas por Madison, algo que no estaba en sus planes, lo estaba volviendo loco.

¿En qué momento aquella chica lo había envuelto? Tal vez la primera vez que la vio bajando de su auto, enojada y lista para  pelear con su hermano... Tal vez cuando le ordenó que se vaya de su local, aquella forma en que manejó la situación... Cuando salió a darle su billetera, cómo lo miró de forma disimulada y charló con él a pesar de presenciar una de sus tantas peleas...

Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora