Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]

Capítulo cinco: La otra parte de la historia...

Narrador omnisciente:

Héctor y sus amigos bajaron de sus respectivos autos, estaban en la entrada del local de Harry y tenían cosas que comprar.

Apenas ingresaron se encontraron con el dueño del lugar, quien los saludó alegre y luego  se retiró por la puerta sin darles mucha importancia.

—¿Qué tal, Héctor? —Saludó Brian, haciendo el típico choque de manos entre hombres—. ¿Cómo estás?

—Spilner, muy bien, necesito que me ayudes.

—Dime —dijo el rubio,  prestándole total atención, tal vez era el momento en donde conseguiría información, su trabajo dependía de eso.

—Tres de todo esto, hice una lista.

Por encima del mostrador deslizó una hoja doblada, Brian la vio y enseguida tuvo una idea de que podía ser. Tenía una pista.

—¿Cuándo lo necesitas?

—Mañana, hoy, o ahora si es posible. —Héctor habló mientras observaba al rubio teclear  en la computadora.

Los dudas se incrementaban, todo lo que necesitaba de la lista correspondía a un auto, siendo específicos: Honda Civic. Característico en los últimos cuatro asaltos a camiones. Motivo por el cual Brian se había infiltrado en la banda de los hermanos Toretto.

—Entonces… Tres de todo.

—Así es compañero. —Sonrió Héctor, sin notar el rostro serio del rubio—. ¿Qué te parece esto? Fíjate.

Entre sus manos tenia un fajo de billetes, claramente, necesitaba las piezas cuanto antes.

Brian asintió simulando una sonrisa y tomó el dinero. Después de todo, tendría que comunicar sobre lo  sucedido a sus superiores; aunque su instinto, sea certero o no, le decía que Héctor no era responsable de los robos.

***

Había anochecido y era motivo para llevar a marcha su plan: ir a investigar los autos de Héctor.  Estaba seguro de lo que iba a hacer, pero sin darse cuenta, a último momento, su plan tomó un rumbo drástico, pues Vince lo había descubierto y lo llevaba adormecido  a un encuentro con Dominic.

Estaba aturdido por el golpe, sabía que había jodido todo y que debía  inventarse una buena excusa, ganarse la confianza del hombre.

—…Sabes que no puedo perder otra vez…

Las palabras le salieron con tanta fluidez que hasta fue sorpresa para él,  pero claro estaba, que era digno de su trabajo. Podía mentir sin problemas. Lo único que arruinada su planes era Vince, quien estaba convencido de que era policía; y estaba en lo correcto, pero era una lástima que ninguno de ellos pudiera saberlo.

Esperando una respuesta de Dominic, aún sentando en el piso, notó como este último sacaba su celular y hablaba con alguien.

—Te espero aquí —dijo y cortó.

Diez minutos después, en un silencio incómodo y lleno de miradas cruzadas, un auto naranja y negro estacionó cerca de ellos.