Capítulo dos: Volvernos a ver...

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Narrador omnisciente:

Las lagrimas eran posibles de frenar, todo era más fuerte de lo que pensó. Entre sus manos descansaba una foto donde salían riendo: Mia, Letty y ella. En un parque, una atardecer de abril, Madison era la que sacaba la foto, se podía notar en sus rostros que estaban felices... Que las cosas en ese momento eran buenas, pero ahora... Se encontraba dentro de una camioneta gris, con sus anteojos de sol y una peluca roja.

Madison observaba como las personas despedían a su amiga, como abrazaban a su hermana y la consolaban, miraba la fila de autos de carreras (algunos se le hacían conocidos) y en lo único que podía pensar era que quería ser uno de ellos. Quería poder abrazar a su hermana, poder despedir a Letty de una forma correcta, no encerrada en un automóvil a lo lejos.

Quería volver el tiempo atrás y aceptar el trabajo de Dom, tal vez, las cosas serian diferentes.

Pero no le quedaba de otra que aceptar la cruel realidad, Letty se había ido... Y tanto sus hermanos como ella, iban a tener que soportar la ausencia de la morena.

—¡Mierda! —susurra Madison pegando un pequeño brinco en el asiento al ver como dos hombres pasan por al lado de la camioneta, ambos vestidos de traje.

Para su suerte, los vidrios estaban polarizados y era imposible ver hacia dentro.

Sin embargo, la curiosidad pica dentro de sí. ¿Quienes eran ellos? El velorio había empezado hace rato, casi estaba a punto de terminar. Los sigue con la mirada hasta que se detienen cerca de un hombre de espaldas, observa cuando empiezan a conversar y muy por dentro se moría por poder escucharlos.

Como si le permitiera ver mejor, se acerca al vidrio. Los observa atentamente, y cuando uno de los tres hombres se da vuelta su corazón pega un brinco.

¿Qué demonios hacia un policía en el velorio?

¿Verificar si  Letty había muerto de verdad para poder quitarla de su lista de personas a las cual encarcelar? La ira cobra vida dentro de Madison, tenía ganas de bajarse y decirles miles cosas, lo cual era imposibles porque donde supieran que era Madison Toretto no dudarían en pegarle un disparo para inmovilizarla.

Sin poder aguantar más, enciende el motor y con los nudillos blancos por la fuerza en la que apretaba el volante, Madison se retira del cementerio.

No mira atrás, ni siquiera mira a los tres hombres, la única idea que tenía en mente era de poder salir sin levantar sospechas. Necesitaba hablar con Dominic urgente, Madi se negaba a que su hermano no le atendiera el móvil.

Pero... Si tan solo ella  hubiera mirado hacia su derecha. Si tan solo hubiera girado su cabeza unos centímetros, hubiera descubierto que uno de esos tres hombres de traje había sido alguien importante un año atrás.

—... El sistema identificó a Toretto —informó el hombre al rubio—. Diez minutos después de que cruzó la frontera.

Brian se dio vuelta a verlo y asintió—: ¿Cuál de los dos?

—Dominic —respondió el oficial metiendo sus manos en los bolsillos—. Sabes que de Madison no se sabe nada, tal vez ni siquiera esté viva...

De solo escuchar aquello Brian se incomodó. Era consiente que en los últimos meses solo habían sabido pequeñas cosas de Dominic y Mia, Madison parecía haber desaparecido de la faz de la tierra. No sabían si había dejado las carreras o qué, la única vez que se la vio fue en Perú y saliendo de un edificio.

—¿Tú crees? —pregunto el rubio intentando obtener alguna información si era posible. El hombre se encoje de hombros y mira fijamente a la Toretto más chica.

Rápidos y Furiosos: Amor Encubierto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora