CAPITULO XXV

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La mañana estaba tranquila, los días iban pasando de manera rápida y con ello su boda se acercaba, estaba parada en su balcón sintiendo el aire fresco, inhaló profundo y suspiro de manera lenta.

-Hola querida.

-Camie- se gira para verla- buenos días.

-¿Qué haces ahí parada?- se acerca a ella- el día es hermoso no crees, perfecto para que salgas a buscar al marqués.

-No lo creo Camie- vuelve a ver el cielo- solo estaba...meditando...

-Tonterias cariño- mira al tocador y puede ver las joyas que Bakugou le dió en el día de la presentación de su compromiso- ¿Por qué no las traes puestas?

-Mmm bueno...- pasa un cabello detrás de su oreja- quería estar sin tanta joyería...aunque sea el día de hoy.

-Disculpe la intromisión madame- dice una empleada entrando a los aposentos de la castaña- la reina la espera en la sala.

-Gracias voy en camino- ve a la rubia- siéntete como en casa, yo volveré pronto.

-Seguro.

Ochaco se dirige a la salida de su alcoba para ir con su futura suegra dejando a Camie sola en su habitación, comienza a agarrar las exquisitas joyas y no tarda en ponérselas, dios eran preciosas demasiado bellas para ella.

Todo iba a ser de ella, estaba segura solo tenía que enamorar a Bakugou y desaserse de la castaña cueste lo que cueste, se sentía hermosa, se despojo de su hermoso vestido para ponerse una bata de Uraraka, definitivamente esa basura no se merecía todos esos lujos, no es digna de un título como ese.

-¿Qué mierda haces aquí?- pregunta un Bakugou completamente cabreado.

Su mirada se dirige a las joyas que trae la rubia y a la ropa en su cuerpo, la cólera no tarda en llegar.

-¿Por qué demonios traes puesto lo que evidentemente no es tuyo?

-Me veo hermosa ¿verdad?- da una vuelta para que pueda apreciar mejor su cuerpo- todo es diseñado para mí, a Ochaco se le ve horrible.

Su rostro se volvió más sombrío, había meditado mucho si ir a ver a la cara redonda o no, estaba cansado de la indiferencia y había dejado su maldito orgullo de lado pero para su desgracia no encontró a su prometida sino a la amiga de está y mierda estaba molesto, ella no merecía llevar esas joyas que fueron exclusivamente diseñadas para su futura esposa.

-Quitatelo ahora mismo- demanda con voz dura- eso no te pertenece.

-Todo esto me pertenece a mi Katsuki- se baja los tirantes para que la bata baje por su delicado cuerpo dejándola desnuda- y todo esto te pertenece a ti...

-Aun sigues soñando estupideces Utsushimi- se cruza de brazos- todo esto ya tiene dueña y se llama Uraraka Ochaco.

-Puedes que tengas razón- pasa sus brazos por el cuello de Bakugou- pero tú me perteneces aún...

-Yo no le pertenezco a nadie mujer- se acerca a ella- mételo en la cabeza.

Aleja los brazos de su cuello, estaba a punto de irse cuando es jalado por la rubia, sus labios ya estaban sobre los suyos y es guiado a tropiezos hacia la cama, tenía el olor de la castaña y eso lo noqueo de sobre manera, mierda extrañaba el dulce olor de lilas, Camie aprovechó su confusion y se sentó ahorcadas de él para seguirlo besando, Katsuki intercambió las posiciones dejándola de bajo de él mientras acariciaba su cuerpo, en su mente no estaba la rubia sino una hermosa castaña con mejillas regordetas....
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Ochaco se dirigía al pueblo junto con Mitsuki y Mina para ver los últimos preparativos de su boda y algunos para el baile del rey, habían muchas cosas que hacer y mentiría si dijera que no estaba agotada, el tema con él príncipe la hacia fatigarse de más pero ya no quería matarse la cabeza en lo que sea que tengan, simplemente quería dejarlo por la paz.

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