CAPITULO XXVI

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Se sentía cansada, estar todo el día en el pueblo no era una tarea fácil, quería descansar aunque debía admitir que le gustó pasar tiempo con Mina y la reina ambas eran muy espontáneas y eso le gustaba.

-Ven Ochaco- habla Mina- creo que nos vendría bien un poco de té y aire fresco.

-Estoy totalmente de acuerdo contigo.

-No se diga mas- pasa su mano debajo de su brazo- vamos.

Ambas mujeres se dirigen al jardín para luego ordenar un té verde y algo de galletas.

-Por cierto- comenta Uraraka- no he visto a Camie- Mina deja de sonreír al oír el nombre de la rubia- ¿Se habrá ido?

-No lo sé- contesta de mala gana- y ni me interesa- voltea a ver a la castaña- ¿Por qué te cae bien Ochaco?, no quiero meterme son tus amistades pero esa mujer no me da buena espina.

-Camie puede ser presumida, engreída y hasta prepotente- toma un sorbo de su té- pero es muy buena persona.

-No estoy segura- toma la mano de la castaña- lo único que te voy a pedir es que tengas cuidado por favor...en verdad...esa mujer no me simpatiza ni un poco.

-Tranquila Mina- le regala una sonrisa- estoy bien no te preocupes.

El clima se sentía frsco pues la primavera iba entrando así que se podía sentir el calor, continuaron hablando de cosas banales mientras terminaban el té y las galletas, estaba comenzando a oscurecer así que desidieron entrar al palacio, ambas iban riendo de lo que estaban platicando pero la risa desapareció cuando vieron al rubio y al pelirojo enfrente de ellas.

-Katsuki- saluda Mina- ¿Qué haces por aquí?

Bakugou mira a su prima la cual tenía una sonrisa en su rostro.

-Estaba buscando a la cara redonda- ve a su prometida- ¿Dónde demonios haz estado?

-¿Eh?

-Comienzan a llegar los malditos invitados y tenemos que ir a recibirlos, carajo- su voz estaba cargada de irritación.

Él no quería recibir a un montón de extras de mierda pero gracias a su querida madre tenía que hacerlo, según ella eso hablaría bien de la familia real.

-Vamos- la toma de la mano- no tengo todo el maldito tiempo del mundo.

La castaña no tuvo tiempo de responder cuando ya era jalada por el rubio así que no tuvo opción que seguirlo, Mina y Kirishima intercambiaron miradas sin decir ni una sola palabra, era mejor mantenerlo así que seguir discutiendo con algo que no tenía sentido, comenzaron a caminar en la dirección en la que se había ido la pareja.

Cuando llegaron a la entrada del palacio pudieron notar varios carruajes que iban llegando, aún faltaban semana y media para el cumpleaños del rey pero como muchos eran de reinos lejanos llegaban con anticipación.

Los cuatro saludaban a todos los que llegaban, no era obligación de que Mina y Kirishima estén ahí pero se les hacía de mala educación retirarse enfrente de tanta gente.

-¡MINA!

La susodicha mira a la persona que la ha llamado y no puede evitar sorprenderse, cuando sintió ya era abrazada por su cintura, la levantó por los aires y ella tuvo que pasar sus manos por el cuello ajeno para no caerse, luego sintió unos labios sobre los suyos, tardo en corresponder pues la sorpresa aún no la abandonaba.

Mientras tanto Bakugou y Uraraka estaban sorprendidos por semejante espectáculo, más sin en cambio, Kirishima estaba con la mandíbula apretada, el cuerpo tenso y las manos las tenía hechas puño.

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