CAPITULO XLVIII

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La noche era fresca, el viento entraba por los ventanales y ella solo estaba sentada frente al espejo mientras Nejire cepilla su cabello castaño...su mirada era inexpresiva...¿Embarazada?...aún no lo podía creer, no, ella no podía estar embarazada, es decir apenas se hará un mes desde que se casó con Katsuki...¡Katsuki!...¿cómo se lo diría?, ¿Se molestaría o se alegraría?, estaba abrumada, comenzó a sentir unas arcadas se levantó sin pensarlo y se fue corriendo al baño para poder desahogarse mientras la peliazul la miraba preocupada...

-Mi señora- habla detrás de la puerta- ¿Está usted bien?

-Si...no te preocupes aamm- su voz sonaba entrecortada- ya puedes retirarte...

-Pero mi señora...

-Q-quiero estar sola...por favor...

-Como ordene, si me necesita llámeme.

No hubo respuesta de la castaña, cuando Ochaco escuchó que la puerta había sido cerrada pudo soltar el aire que no sabía estaba reteniendo, se abrazo a sus piernas y recostó su cabeza en ellas...¿Embarazada?...¿cómo podía estar embarazada?, ella apenas y comenzaba a aceptarse a sí misma, ¿Qué clase de ejemplo le daría a la criatura?...comenzó a llorar, se sentía tan sola y lo único que quería era que su esposo la abrazara en ese momento pero no, eso no podría ser, él estaba a millas de distancia...

Salió del baño con sus mejillas mojadas por las lágrimas que fueron derramadas, se detuvo en el espejo de cuerpo completo para observarse, su mano derecha fue guiada su vientre aún plano y no pudo evitar acariciar esa zona...una sonrisa se formó aún con lágrimas en los ojos, un bebé, tenía un bebé dentro de ella...una sensación cálida comenzó a formarse en su pecho e inmediatamente se regaño por haber pensado esas cosas minutos antes, ya no iba a estar sola nunca más...

-Aún no te conozco y ya te amo más que a nadie- le habla a su vientre.

Secó sus lágrimas para luego irse a acostar a su cama, se acomodó para poder descansar no sin antes abrazar la almohada de su esposo, estaba emocionada y ya deseaba que Katsuki llegará para darle la noticia...
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Kendo se encontraba en una tienda de telas finas, estaba escogiendo unas para su vestido de novia, quería que fuera estupendo y único aunque anhelaba la compañía de su prometido para ayudarla en los preparativos de su boda entendía el por qué no podía involucrarse...era cosa de mujeres...o eso le había dicho su madre cuando quiso insistirle al pelirrojo...

-Buenos días mi lady.

Se gira para ver a un hombre alto y guapo con cabello plateado.

-Buenos días caballero- saluda a Tetsutetsu, ve como toma su mano para darle un corto beso.

-¿Por qué una dama tan bella está sola a estas horas?

La pelinaranja no puede evitar sonrojarse y debía su mirada de la suya para seguir enfocada con las telas.

-Estoy viendo los preparativos de mi boda- comenta con una sonrisa- y usted ¿Dónde está Mina?

-Aaa mi hermosa señorita está ayudando a la reina con sus malestares.

- ¿Ella está enferma?- preguntó alarmada.

-No- se apresuró a decir y sonrió apenaso- le pido me disculpé por haberla alterado, lo que pasa que la reina está... embarazada...

-¿Q-qué?- exclama sorprendida.

-Hay dios, por favor no le diga a nadie- junta ambas palmas- están esperando a que el rey vuelva para hacerlo público pero me temo que he cometido un error.

Itsuka comienza a reírse del joven parado enfrente de ella.

-Descuide mi boca está sellada.

-Muchas gracias mi lady- toma ambas manos de la joven.

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