Nos quedamos tumbados en el sofá recuperando fuerzas por lo que nos terminamos durmiendo, pero antes de que amaneciera él me despertó acariciando mi mejilla.
—Hey señorita, despierte —me susurra acariciando el rostro con sus nudillos.
Abrí mis ojos y al mirarlo una sonrisa de oreja a oreja se formó en mi cara.
—¿Cómo te sientes? —me consultó.
—¡Feliz! —contesté todavía adormilada, pero con la misma estúpida sonrisa.
Él me apretujo un poco y me dio un beso en la frente.
—¿Lo hice bien? —pregunto algo nerviosa.
Él sonríe.
—Demasiado bien diría yo ... —asegura sonrojándome —¿y yo?¿te lastimé?
Inquiere un poco preocupado.
—No, fue perfecto... —le respondo poniéndome sobre él y prendiéndome de sus labios.
—Tenemos que irnos antes de que despierten...
Murmura y volví a la realidad, a que nadie podía saber lo que había pasado esa noche y puedo decir que fue la mejor noche de mi vida. Él Fue tan dulce y tan... placentero, no se como explicarlo, pero tuve la sensación de que mi cuerpo lo había esperado a él para entregarse por completo. Había salido con un par de chicos durante mi año sabático pero ninguno me hizo sentir como él, con esa seguridad, con esa paz. No sabía en donde terminaría lo nuestro pero si estaba segura de qué así no funcionara jamás me arrepentiría de que haya sido el primer hombre en mi vida.
—Primero comamos algo —sugiero.
—Claro, creo que hay víveres en la alacena —me avisa —¿Qué se te antoja?
—Tú.
—¿Tienes hambre? —sonríe con perversidad.
—Si, de ti.
—Repitelo.
—Tengo hambre de ti, Ethan.
—Aunque me encantaría desayunarte no tenemos mucho tiempo, chiquita —me pasa su camiseta para que me la ponga.
Nos dirigimos a la cocina y se asombra al ver que empiezo a preparar la masa para hot cakes y unos huevos revueltos con tocineta ahumada que encontré en la despensa.
—¿Qué? —alzo los hombros.
—No sabía que cocinabas.
—Lo básico —admito.
—¿Con lo básico te refieres a servirte el cereal con leche?
—Solo por eso, no te voy a dejar nada de comer.
Se ríe y llego a la conclusión de que esa es la melodía que quiero escuchar todas mis mañanas.
Después de terminar de comer nos vestimos, ordenamos la casa y nos fuimos. Durante el camino entrelazó su mano a la mía como si ya fuéramos una pareja.
¿Lo somos?
Esa pequeña duda nublaba la radiante felicidad que sentía en ese momento.
Llegamos a casa y en efecto todos estaban dormidos todavía.
Me dio chance de ir a ducharme y arreglarme para ir a la universidad pero antes de bajar, Liz me interceptó en mi cuarto.¡Oh, Shit!
—¿Saliste anoche? —me interroga.
—Si, con Fred, Lyla y otros amigos —mentí con nerviosismo.
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Luz de amor
RomanceLuz, una jovencita de 18 años, tendrá que irse a vivir con su hermana mayor y su recién esposo para estudiar pero en el proceso se termina enamorando del hermano de su cuñado que es mayor que ella por lo que no todo será color de rosa y tras una dec...