El frío del aire condicionado de la habitación se cuela por mi piel haciendo que mis vellos se ericen, siento un ligero e incomodo ajuste alrededor de mi cabeza.
Abro de poco a poco los ojos y lo primero que veo es al hombre con el que me casé dormido sobre mis piernas.
Sonrío débilmente y me llevo mi mano a mi vientre sin poder creer todavía que allí adentro se esta formando una vida que él y yo concebimos.
Ni siquiera los sospeché porque estaba segura que seguía bajo los efectos del diu y había tenido mi período, irregular, pero lo tenía.
Ignoré los antojos, la extraña sensibilidad y el asco que les tome a ciertos olores como a la loción de Matt.
—Que bueno verte despierta, Luz —dice el médico cuando entra y me ve.
Ethan se exalta e incrédulo me mira.
—Mi amor... —exclama.
—¿Quién eres tú? —pregunto.
Él y el doctor cruzan miradas preocupados.
—Además del amor de mi vida... —termino con una sonrisa débil pero divertida.
Se lleva la manos a la cara aliviado y lejos de enojarse me regala la sonrisa más encantadora que tiene.
—Eh, soy el padre de tus hijos y... —hace una pausa cargada de nostalgia —el hombre que te tiene que pedir perdón....
—¿Porque? —frunzo el cejo con confusión.
—Luz, lo siento yo no debí dejarte en manos de ese... —Solloza como un niño intentando contener las lágrimas.
Todo indicaba que ya sabia lo que había vivido y que no me atreví a contarle precisamente por esto porque no quería que se culpara ni lamentara.
—Tú no tienes la culpa, prince.
Niega con la cabeza.
—Perdóname, no debí creerle y no debí meterme con Vania.
—No tengo nada que perdonarte, amor —le dejo claro —¿Mi bebé? ¿Cómo esta mi bebé?.
—Muy bien, es muy fuerte como tú —me informa el médico.
Ethan va por mis padres que terminan regañados por el doctor debido a lo fuerte que me apretujan.
—Ay perdón, cariño —se disculpa mi papá cuando me quejo.
—Oigan ustedes síganme abrazando, por favor —les pido.
Más tarde vienen los tortolitos con mis niños.
—No se que hubiera hecho si... —intenta decir mi hermana.
—Oye, Jamás te librarás de mi, soy tu condena desde que me pediste a mis papás.
—Mi cuñada favorita —me abraza Oliver.
—Soy la única que tienes, tonto.
—Tía, te vez muy bonita con eso en la cabeza —me dice mi sobrina —pero... Se te vería mejor con esto.
Se desabrocha una de sus binchas de colores con un adorno de mariposa y me la coloca entre las vendas.
—Gracias, mi niña hermosa.
—¿Mami, te duele mucho? —pregunta Matt rozando con su dedito la venda en mi cabeza.
—No, mi cielo —le respondo — y te tenemos una sorpresa...
Saco de debajo de la sabana las últimas ecos que me hicieron y se las entrego.
—Es tu hermanito, champiom.
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Luz de amor
RomanceLuz, una jovencita de 18 años, tendrá que irse a vivir con su hermana mayor y su recién esposo para estudiar pero en el proceso se termina enamorando del hermano de su cuñado que es mayor que ella por lo que no todo será color de rosa y tras una dec...