Capítulo 31 - Cambios

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Las otras universidades me dejaron en lista de espera así que me fui por lo seguro y acepté el cupo por lo que pronto me iré a Estados Unidos a realizar todos los trámites correspondiente y a la entrevista presencial.

Empiezo a arreglar mis maletas, guardo lo necesario para un par de semanas mientras mis papás me piden que me quede en un piso alquilado pero no, ya he quedado con Ethan en que me iba a quedar en su apartamento.

No les agradó para nada, pero tienen que aceptar de una vez por todas que ya no soy una niña ni una adolescente sino una adulta joven que va a vivir un tiempo con su novio mientras estudia.

Desde mi portátil pongo la fecha y hora en la que viajaré al pasaje que me regaló Ethan ansiando ese momento.

*****

Llega el día del viaje y me despido de mi mamá, de los tortolitos y de mi pequeñito amor que es a la que más voy a extrañar, sin duda.

—Portate bien, no quiero sorpresas —me abraza mi madre.

Es increíble la capacidad que tiene de trasmitir reprimenda pero a la vez nostalgia por la separación.

—Si, mami —prometo.

No logro dormir nada en el avión de la ansiedad. Llego a los Estados Unidos y a los lejos veo a aquel hombre que me trae como una cabra de la felicidad, suelto mis maletas y me le voy encima besándolo como si mi vida dependiera de ello.

—Bienvenida —me saluda con una sonrisa encantadora.

Nos vamos a su carro, aquí tiene un Audi negro, y como siempre me abre la puerta del mismo después de dejar mi equipaje en la cajuela.

Llegamos a una zona muy edificada y nos estacionamos en unos de los edificios con pinta hotelera.

—Ella es mi novia y se quedará conmigo un tiempo —le comunica  Ethan al celador cuando entramos al condominio.

Nos encaminamos al ascensor y mi cara me debió delatar porque...

—¿Pasa algo? —me pregunta.

—Me llamaste tu novia... —contesto sin evitar la sonrisa de enamorada —es la primera vez que me llamas así.

Entrelaza su mano con la mía para luego alzarla y darme un beso en el dorso.

—Pues eso es usted, señorita. Mi novia.

Sigo sonriendo como idiota y entramos a su piso, lo primero que me llama la atención es el ventanal largo de vidrio que muestra una gran vista de la cuidad.

El paisaje de noche debe ser increíble.

Las paredes son de un negro mate lo que le da un toque elegante, hay un mueble de cuero café y una mesa de centro redonda, a los lados un televisor plasma muy fino.

Más adelante un mesón encurvado dándole paso a la cocina y al final un pasillo con dos puertas.

Me guía hasta la que es su habitación, el olor a su loción se cuela por mis fosas nasales al entrar, detallo el lugar quedándome perpleja sin poder creer que dormiré aquí. La cama es grande, tiene un estante con varios de sus premios y reconocimientos con un par de maquetas a pequeña escala, las paredes son de un gris que combina con su armario y el apartamento en general.

—Ponte cómoda, yo me tengo que ir a la empresa pero vuelvo en unas horas —se despide dándome un beso en la frente.

Se va y le tomo la palabra tomando una ducha cálida y poniéndome ropa mas suelta que desempaco.

Luz de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora