Capítulo 21 - Verdades atoradas

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Me levanto sola en la cama, desorientada y con mi cabeza dando vueltas cómo si estuviera bajando de una montaña rusa, lo primero de lo que me percato es que ¡estoy en el cuarto de Ethan!.

¿Cómo terminé aquí?

También me di cuenta que había una botella de agua en la mesa de noche que me tomé con mucha necesidad, me sentía completamente deshidratada.

Un poco adormilada me voy a mi habitación, me ducho y me cambio de ropa rápidamente.

Bajo y Ethan estaba en la sala leyendo un libro, lo ignoro avergonzada por no saber que había pasado anoche.

Ya en la cocina me preparo unos sándwiches de queso, me dispongo a irme a mi cuarto para comérmelos allí mientras veo alguna película o serie pero Ethan me intercepta en la entrada, Intento evadirlo pero pone de barrera su mano.

—Espera —me detiene.

Insisto en evadir lo, pero no aparta su brazo.

—No me puedes ignorar toda la vida.

—¿Qué quieres?.

—¿Se puede saber que rayos consumiste anoche?.

—N nada —tartamudeo.

—No me mientas, Luz.

—Es la verdad y en todo caso a ti no te importa.

-—Claro que me importa, tú me importas —Se exaspera  —y ya no puedo seguir viéndote así.

—No exageres —le volteó lo ojos.

—Tenias que haberte visto...—me riñe.

La preocupación era evidente y sincera que se me hacia un nudo en la garganta.

—Ethan, no más ¿si?.

Suspira frustrado, cediéndome el paso

—Como quieras —concluye.

****

Paso otra semana e iniciaba un nuevo semestre en la universidad.

No sé cómo le iba hacer para no tener problemas con mi asistencia porque Liz me había amenazado con que si perdía este semestre simplemente les diría todo a mi papás y me devolvería a la casa.

Realmente lo contemplé, pero sabía que Troian no se iba a quedar quieto después de mi partida.

Ya en el curso me encuentro con Lyla que me miraba con tristeza.

Me atreví a saludarle.

—H hola —dije con voz entrecortada.

—Hola, Luz —me regala una sonrisa que jamás pensé volver a ver.

—¿Podemos hablar? —Le pregunto.

—¿Ya te hartaste de él, verdad?

— ¡Si! —chillo desesperada.

—Te lo advertí —me dice negando con la cabeza.

—¿Cómo le hiciste? —indago.

—Pagué las consecuencias, mi familia quedó en la calle y tuvimos que mudarnos a otro país donde empezamos desde cero, nos recuperamos y pudimos volver hace un año —me cuenta afligida —¿con que te amenazó?.

—Con quebrar la empresa de mi cuñado.

—Mira, te aconsejo que hables con tu familia —sugiere —ellos te ayudarán.

—Estás loca, no les puedo contar nada —le digo horrorizada solo de pensar en la reacción de Liz o de Ethan.

—Por experiencia propia te lo digo, hazlo y saldrán de esto juntos.

Luz de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora