Capítulo 50 - Vindicta (2)

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Mi esposo y yo vamos a dejar a nuestro hijo a la escuela y después me deja en el centro donde atiendo a mis primero pacientes del día.

Me despido de mi secretaria dándole algunas indicaciones y avisándole que me demoraré.

Consigo un taxi que me lleva hasta el hospital psiquiátrico, saludo al otro médico y al enfermero que atendieron a Troian quienes me esperan en el pasillo.

—¿Cómo está? —pregunto.

—Mal, esta muy agresivo desde que despertó y lo tuvimos que sedar dos veces —me informan.

—Bien, entonces no esperemos más y empecemos con las electro convulsiones —ordeno.

—Creo que debemos esperar la autorización de su familia —me dicen.

—Sus padres están muy ocupados y me encargaron a mi su cuidado —miento —preparen todo mientras hablo con él, yo me hago responsable de todo.

Asienten y se van.

Otro enfermero me lleva hasta la habitación de Troian que todavía está bajo los efectos de los sedantes.

—Despierta, muñeco —le susurro inclinandome hacia su oído.

De repente abre sus ojos y su mano me agarra el cuello impidiéndome el paso del aire.

—¿Qué mierda estas haciendo?

Una ira descomunal le oscurece los ojos.

—Suéltame —intento liberarme pero su agarre se intensifica —No me hagas sedarte otra vez.

Me encanta verlo así, tan débil, tan vulnerable, acorralado. Sabe que aquí tiene desventaja así que me suelta y se levanta.

—Respóndeme —me encara —¿Qué planea la muñeca?.

—Ayudarte —le contestó fingiendo un tono de preocupación —Estás mal...

—La que está mal eres tú si crees que te saldrás con la tuya —increpa —no se que vas a hacer, pero te juro que cuando salga de aquí tú y tu engendro me las van a pagar.

Sonrío maliciosamente aunque su amenaza me causa escalofrío por dentro...

—Me jodiste, decías quererme pero has sido la persona que más daño me ha hecho —le reprocho.

—No te victimices que tú me traicionaste primero. Te dije que iba a cambiar, iba a poner el mundo a tus pies si tan solo te hubieras quedado...

Niego con ironía.

—Te odio, Troian River —me desahogo —antes te tenía lástima por el mundo en el que vivías y me obligaste a meterme, pero ahora...

Mi discurso queda a la mitad cuando nos interrumpe el enfermero..

—Ya esta todo listo, doctora —me avisa.

Le doy la señal para que con otros tres enfermeros saquen a la fuerza a Troian de la habitación.

—¡¿Adonde me llevan?! —grita y patalea, intenta golpear a los hombres que lo sujetan pero no puede debido a la fuerza que ejercen.

Lo llevan a un habitación que parece un quirófano y batallan para acostarlo en la camilla donde le ajustan los cinturones de seguridad que lo inmovilizan y sigue gastando energía en querer liberarse.

—¡Suéltenme! —espeta —¡No saben con quién se están metiendo!.

El doctor se acerca con una jeringa y se desespera aún más.

—No, sin anestesia —demando antes de que lo inyecten.

—Pero ese no es el protocolo para esta terapia —cuestiona el médico.

Luz de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora