Capítulo 25 - Expuesta

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A la mañana siguiente despertamos abrazados, se sentía tan bien estar entre sus brazos que no me apetecía moverme de aquí.

—Buenos días —me saluda con una sonrisa que me derrite.

—Buenos días —le respondí separándome.

—¿Anoche me dijiste que me amabas o solo fue un sueño?

—¿Sueñas conmigo? —le esbozo una sonrisa burlona.

—Siempre.

Me toma de la mano y le da un beso al dorso.

—Gracias... Por quedarte anoche.

—No hay de que —le acaricio la mejilla —igual no te acostumbres, eh.

—¿Y porque no? ¿Por tu novio?.

—Eso y porque te vas ¿no?.

Su expresión cambió drásticamente a una más confundida.

—Si, se me olvidaba lo apurada que estás por qué me vaya —me dice resoplando sarcásticamente.

—Tú mismo lo has dicho, es lo mejor.

—¿Sabes cual es tu problema? —cuestiona —ese tipo que no se que tiene o que te hace para que sigas con él.

—¿Y sabes cual es el tuyo? —replico —Que pensaste que al regresar yo iba a seguir dispuesta a todo por ti.

Lo estoy, pero no puedo. 

Me mira incrédulo ante mis palabras..

—Tienes razón, soy un estúpido por pensar que podríamos tener una oportunidad.

Se mete a su baño muy disgustado y yo me dirigí a mi cuarto a arreglarme para ir a la universidad.

Bajé y estaban todos en la cocina tomando el desayuno, por supuesto Ethan me miraba con mala cara y la tensión entre los dos se la transmitimos a nuestros hermanos.

—Este, pasado mañana vienen nuestros padres —informa Liz —les daremos la noticia.

El silencio reinaba y había más tensión que nunca, sabía que mis papás no iban a estar nada felices por mis andanzas con Troian y con Ethan aunque yo también tenia atorado el coraje de que le pidieran que se alejara de mi.

—Oigan ¿pueden fingir por lo menos un poco de emoción? —nos reprocha Olí.

Nos miramos, pero no emitimos ni una sola palabra.

—Vaya, la cosa si es seria —añade Liz atragantandose de crepas.

Cuando escuché el motor de la moto de Troian salí corriendo, no aguantaba la mirada de decepción de Ethan.

*****

Aquella tarde llegué a la casa después de un día intenso de clases y me pasmé al ver a Avery, a mi hermana que se agarraba la cabeza como desquiciada, a Olí que estaba pálido y a Ethan quien se apoyaba en el respaldo del mueble con evidente decepcion y a una chica que jamás había visto en mi vida, aunque se me hacía familiar.

Todos estaban desconcertados a excepción de Avery y la chica rubia que la enganchaba de su brazo.

—¡Dime que lo que dice Brenda no es verdad! —súplica angustiada Liz apenas hacemos contacto visual.

—¿Q - que cosa? —Gagueo de lo nerviosa que me pongo.

—¡¿Vendes drogas?! —espeta.

—Yo no... n - no.

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