Un movimiento espasmódico me hace retorcer en la cama, me quedo en blanco por unos segundos hasta que reacciono y me doy cuenta de que estoy en la misma habitación de antes pero esta vez sin esposas. Intento levantarme, pero terminó cayendo al suelo.
El sonido del golpe hace que Troian entre a la habitación, me alce en sus brazos y me vuelva a dejar en el colchón.
—Recupera fuerzas que tenemos cosas que hacer.
Estoy aturdida, siento calambres todavía y unas horas después Avery me obliga a asearme, a cambiarme de ropa y a maquillarme.
La rutina es la misma, vamos de discoteca en discoteca, de bar en bar y de casino en casino, si no vendo drogas estoy bailando en un tubo metalizado bajo la miradas morbosas de hombres ebrios de todas la edades. Traigo a mi cabeza a mi pequeño recordándome que esto tiene que acabar.
Tengo que salir de aquí.
*****
Han pasado seis meses desde que estoy aquí, no ha cambiado nada. El negocio sigue prosperando con Avery y conmigo como principales dealers mientras Troian se encarga de la contabilidad y de proveer mas mercancía para todos los locales.
Hay días en los que me desespero y me niego a seguir pero me inyectan quitándome la voluntad.
—¿Porque no te has levantado? —irrumpe el capo en mi habitación.
—Me siento mal —me aferro a las sábanas.
Se acerca y posa su dorso sobre mi frente.
—Pues temperatura no tienes...
—¡Estoy cansada! —chillo en mi puesto.
—Oh, no te preocupes que tengo la solución para eso.
Chasquea sus dedos y soy sujetada a por sus primos que me estiran un brazo.
—No, no, no —mi súplica queda en la nada cuando me clavan en mis venas lo que distorsiona mi mundo y aligera mi cuerpo convirtiendome en una muñeca de trapo para ellos.
He tratado de escapar, de contactarme, pero todos mis esfuerzos terminan con 'terapia' de electroshocks que me causan fuerte dolores de cabeza, musculares y mandibulares, bailar es una tortura después de cada sesión.
También siento náuseas, los ataques de ansiedad que me impiden descansar y tengo períodos de ausencia mental en los que me pierdo sin saber que hago ni dónde estoy.
Eso me angustia, así que me repito quien y de donde soy, mi edad, mi profesión, los nombres de mis seres queridos, uno en especial.
—Matteo Moore, es mi hijo y tiene 3 años —me recuerdo en voz alta.
Rememoro cosas que me gustan y lo que no también, donde vivo y sobre todo quienes son los culpables de que este así, todo esto con el fin de no olvidarme de nada ni de nadie ya que con cada descarga siento que me van a ocasionar amnesia y no se por cuanto tiempo más mi cerebro pueda aguantar ya que soy una zombie que ha empezado a hacer las cosas por inercia.
Hago ejercicios mentales que me ayuden pero estoy demasiado fundida, ya no protesto, ya no me rehuso a hacer lo que me piden queriendo tener un asomo de algo que me diga que mi familia está por encontrarme para avivar la esperanzas que de poco a poco estoy perdiendo.
—¿Quieres que te hable de él? —le pregunto a Avery mientras nos maquillamos.
Ella me mira incrédula, pero asiente.
—Es perfecto —inicio —le gusta parecerse a su padre, le da miedo la oscuridad y desde que las probó por primera vez se obsesionó con las galletas de Chispas de chocolate.
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Luz de amor
RomanceLuz, una jovencita de 18 años, tendrá que irse a vivir con su hermana mayor y su recién esposo para estudiar pero en el proceso se termina enamorando del hermano de su cuñado que es mayor que ella por lo que no todo será color de rosa y tras una dec...