Capítulo 43 - Reunión (2)

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Mis padres están próximos a llegar y soy un manojo de nervios mientras desayunamos y dejo que Matti se bañe en la piscina con Olivia, tomo sol intentado relajarme.

Me contacto con Josh y quiero hacerlo con Ethan, necesito escuchar su voz dándome el valor que siento que me falta para enfrentar la situación, pero seguramente está con Vania así que...

Los minutos pasan y me arreglo para recibir a mis progenitores, Liz los convenció con la excusa de que Olivia quería verlos.

Llega el momento, Oliver abre la puerta y mis padres se congelan al verme cuando cruzan el umbral de la puerta.

Una presión en el pecho surge al ver sus caras acongojadas y me preparo para las bofetadas de mi madre pero no llegan, los dos se me a abalanzan encima y caemos de rodillas al suelo con las lágrimas inundándolo.

Liz se no une y los niños también conmovidos por la escena, el único que se queda por fuera es Oliver pero mi hermana lo arrastra hacia nosotros.

—¡No nos vuelvas hacer eso! —me reprende mi papá.

—Jamás —les aseguro guindandome de su cuello.

Dejamos que los niños sigan jugando en en el jardín mientras en la sala les vuelvo a repetir todo a mis papás y a Oliver, es un poco exhausto tener que contar las peores de tus experiencias una y otra vez pero les digo todo pero al igual que a Liz les omito lo de Avery y mis problemas de salud para no preocuparlos.

Me abrazan como si me fueran a secuestrar otra vez, como si me quisieran poner en una cajita de cristal para que no me vuelvan a lastimar y el corazón se me arruga al pensar en todo lo que debieron sufrir.

Olí se queda callado, solo se limita a mirarme como si estuviera loca al igual que su hermano.

Mis papás por fin son capaces de desprenderse de mi para ir a consentir a sus nietos y Liz los sigue dejándome sola con su esposo.

—¿Ethan lo sabe? —pregunta él.

—No —contesto —no me ha querido escuchar.

—Quiero creerte Luz, pero...

—Pero te cuesta por que fuiste testigo del dolor que les causé a tú hermano, sobrino y mujer, lo entiendo.

—Y a mi también, sabes que te quería como una hermana.

—¿Querías? —le hago un puchero —¿Entonces ya no me quieres? 

—Sabes que si, pero si resulta ser mentira te juro que te lanzo un Avada kedabra —me abraza y ahora entiendo quien le enseñó el mundo mágico a mi hijo.

Invito a Lyla y Fred quien con la misma convicción de su novia jamás se creyó el cuento así que el reencuentro con ellos es mas ameno.

—Tu ahijado te estaba esperando —me dice mi mejor amigo y se lo quito de sus brazos.

Sus ojitos azules me miran como si me conocieran de toda la vida. Enrollo uno de sus rulos y tampoco le gusta porque me hace una mueca, lo mimo llenándolo de besos hasta que se queja recordándome su mamá.

—¿Oye porque te cortaste el cabello? —me quejo a su papá.

—Pues, ya soy un abogado, padre de familia y además... Lyla me obligó.

—¡¿Que?! —Chilla mi amiga —di la verdad o duermes en el sofá.

Él la rodea con sus brazos y le pellizca los cachetes.

—Ok, no me obligaron pero debes admitir que luzco mejor.

Le blanqueo los ojos y me siguen contando sus experiencias paternales y me da nostalgia haberme perdido esos momentos.

Luz de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora