Capítulo 44 - Pillada señoría

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A la mañana siguiente después de que me quedo sola me encargo de configurar el programa del micrófono en la portátil, me coloco los audífonos, me aseguro que este grabando y activo el sonido.

Lo primero que escucho es el sonido del carro de Vania y los claxons del tráfico de la ciudad.

Por lo que se, ella lleva a mi niño porque le queda de camino a su trabajo y a Ethan no le da tiempo de ir tan lejos.

Esto hace que entre a mi nuevo plan de vida el comprarme un carro y sacar el permiso de conducir, es inconcebible que con 26 años todavía no pueda llevar a mi hijo a su escuela.

Matti va en silencio y la jueza enciende la radio con las noticias matutinas. Todo aparentemente parece normal hasta que...

Quiero que me traiga mi mamá —reclama mi niño.

—¡Esa no es tu mamá! —le grita la maldita.

Si, si lo es.

No, tu mamá te abandonó y esa tampoco te aguantó porque también se fue.

No puedo contener la rabia y le doy un puñetazo a la mesa liberando un mareo que ignoro para seguir escuchando.

Eso no es verdad y le voy a contar todo lo que me dices —chilla él.

Tú que le cuentas y te irá peor —lo amenaza y lo siguiente que escucho me desborda la ira dándole otro puñetazo a la mesa.

La muy perra se atrevió a pellizcarlo y el llanto de mi pequeño me taladra los oídos avivando un dolor de cabeza que pensé que había pasado con un analgésico.

¡Deja de llorar! —le vuelve a gritar -¡que pareces nenita!

No puedo seguir escuchando porque siento que voy a estallar y me quito rápido los audífonos, me aseguro que todo haya quedado grabado y cierro con furia la computadora.

¿Con que derecho la hija de put... Se atrevió a tocar a mi hijo? ¿A decirle todas esas cosas crueles?. Ni Avery se atrevería a tanto y tengo tanta cólera que no se que le haría si la tuviera enfrente.

Pienso en hablarle a Ethan pero no, le prefiero contar y hablar con él personalmente cuando llegue.

Estoy como leona enjaulada sin saber como desaforar el coraje que tengo así que recurro a la terapia que hace rato tenía olvidada.

En mi mente solo se repite una y otra vez el lloriqueo de mi hijo por lo que no logro disipar nada, solo espero el momento de ver a la maldita esa y decirle todo lo que se merece.

Cito a Ethan y le pido bien claro que traiga a su señoría consigo, pero que lo haga parecer casual. Creo que ya lo sospecha pero voy a remitirme a las pruebas y no acusar por acusar.

También llamo a Fred a quien le envió la grabación.

—No te preocupes, yo me encargo de todo -me asegura —esa mujer no volverá al estrado en un buen tiempo.

—Gracias.

Los minutos pasan dándole paso a la tarde, preparo café mientras espero pacientemente a que lleguen.

Recibo a Matt susurrándole lo mucho que lo amo para que cuando alguien le quiera hacer pensar lo contrario él se acuerde de estos momentos y luego dejo que se vaya a su habitación.

—Quiero hablar con ustedes —le pido a la parejita haciendo acopio de mi tranquilidad para no perder la compostura e írmele encima a la desgraciada que tengo en frente.

Los tres nos sentamos en el mesón de la cocina, les ofrezco una taza de café y yo encimo la computadora, Ethan se ve intranquilo y ella está incomoda.

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