Capítulo 32 - Bienvenido (2)

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Me paseo de un lado para otro en el apartamento comiéndome las uñas como si la que fuera a convertirse en madre soy yo.

Llamo a Ethan pero no contesta, no me atrevo a llamar a los señores Moore pero si a Olí para ver si sabe algo pero tampoco me responde, lo nervios me están matando y trato de entretenerme viendo algo en la televisión, intento dormir para quemar tiempo pero no puedo así que opto por cocinar algo para mi aunque me lo como sin ganas.

Nada logra hacerme olvidar que mi novio se esta convirtiendo en padre con otra mujer y que no se si estoy preparada para todo lo que eso conlleva por muy madura o moderna que me crea.

Recibo el primer mensaje de Ethan diciéndome que todo va bien, que todo está bajo control y que el niño está sano y listo para venir al mundo.

Las horas pasan y no vuelvo a tener noticias, llega la noche y me obligo a dormir asumiendo que él no vendrá.

La mañana siguiente me levanto pero todavía no hay señales de Ethan, lo llamo y no me contesta, esta incomunicación ya me esta frustrando.

Si así es el primer día de nacido no me imagino más adelante.

Me preparo un tazón de cereal con leche de desayuno y de repente escucho que abren la puerta.

—Prince —me le lanzó encima.

—Ya soy papá, chiquita —me dice orgulloso.

Asiento y le dedico la sonrisa más sincera de felicitación mientras me abraza, él se da una ducha mientras le preparo un Omelette ya que dudo que haya cenado algo la noche anterior.

—Mira —me enseña fotos del bebé, todo un muñequito con sus cabellos negros, de mejillas y boquita rosaditas  que enternecen.

Es hermoso.

Pesé a que debe ser uno de los días más felices de Ethan su semblante dice todo lo contrario.

—¿Qué pasa? ¿Hay algo malo con el bebé? —le pregunto suavemente, con mucho tacto.

—No, gracias a Dios el bebé esta fuerte y sano.

—¿Entonces?

—Es Avy, lo rechazó —me comenta afligido y mi corazón se encoje —no lo ha querido ni ver mucho menos alimentar.

¿Qué madre puede tener el corazón para hacer eso? 

Un atisbo de culpa me corroe haciéndome pensar que si hubiera cedido a su petición, que si yo no estuviera de por medio ella no le haría eso a su propio hijo y conformarían una bonita familia.

—Bueno quizás ya se le va a pasar, no lo podrá rechazar para siempre —lo animo —Hasta las víboras deben tener un instinto maternal.

Él solo me sonríe de lado con el mismo semblante y terminamos de comer y se va otra vez al hospital. Muero por acompañarlo pero solo empeoraría las cosas ya que Avery pondría el grito en el cielo y me culparía de todos sus males.

Mi día se va en ver vídeos tutoriales de cómo se hacen las bebidas en Starbucks y me aprendo una que otra receta para no ir con ningún vacío a la prueba para la que me citaron de la que dependía mi puesto de trabajo mientras Ethan me envía más fotos del bebé que me derriten de ternura.

*****

Llega otro día, Ethan se prepara para ir por Avery y su hijo que ya les dieron de alta y yo para mi prueba en la cafetería.

—Suerte, chiquita —me desea dejándome en la cafetería.

Llego al establecimiento con el logo verde, me dan un uniforme que consta de una camisa mangas largas y un pantalón de color negro con un mandil del color de la marca.

Luz de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora