-Renata, ¿quieres un latte? -pregunta Isabela antes de salir de la habitación con dirección a la cafetería.
-No, nena. Vos sabés que yo no tomo café. Pero gracias.
-Ah, cierto, no recordaba que a la reina de Argentina le gusta mantenerse en forma.
-No seás exagerada, la reina de Argentina sí soy, pero no estoy a dieta.
-Ay no, amiga, también olvidé lo humilde que eres.
-Ja, ja, que graciosa, sabés que me amás y no podés vivir sin mí.
-¿No será, al contrario, güey?
El celular de Renata comienza a timbrar.
-¡¿Dónde está mi teléfono?!
-No sé, búscalo. Con ese desorden que hiciste al sacar todas tus cosas, seguro está enredado en tus calzones.
Renata hace un gesto de repudio y busca como loca su teléfono.
-Ahora es mi celular el que está timbrando, pero mira, por lo menos yo sí sé dónde lo puse.
Isabela habla por teléfono, mientras tanto Renata continúa buscando el de ella.
-¿Quién era? -pregunta Renata cuando Isabela cuelga.
-Era Celeste, dice que va llegando y que corramos al muelle a recibirla.
-Mas vale que no perdamos tiempo, corré.
-Pero ¿y mi café?
-Luego, Isa. Vos sabés que a Cele no le gusta esperar. Igual yo buscaré mi teléfono después.
Isabela y Renata corren por los amplios pasillos de las residencias estudiantiles del lado este. Cuando van saliendo del elevador en el primer piso, Isabela se tropieza con la maleta de una chica que iba caminando hacia el elevador.
-¡Oye Piba! Fijate por donde caminás. Hiciste que mi amiga le diera besos al suelo -grita Renata y ayuda a Isa a levantarse.
-Ay, perdón flores, marchitarles los pétalos no fue mi intención -responde sarcástica la chica que sigue su camino.
-¡No seas ridícula, ven a darme la cara! ¿Cuál es el miedo? -grita Isa muy alterada.
-¿Pero ¿Qué son esos gritos? Por favor, niñas, esto no es un ring de lucha libre. Ya conocen las reglas de la institución, así que nada de peleas ni en las residencias, ni en los salones de clase, ni en ningún lugar del campus. ¿Entendido? -dice seriamente Marcia, la subdirectora de la residencia de chicas del lado este.
-Sí, señorita Marcia -dicen Isa y Renata al mismo tiempo y salen corriendo hacia el estacionamiento de la residencia.
-¿Nos vamos en tu carro o en el mío? -pregunta Isa.
-Da lo mismo, todos son iguales. Parecen feos carritos de payasos, y no pueden ir a gran velocidad
-Al menos aquí nos asignan autos a todos.
-Como sea, apurémonos, Cele debe estar furiosa, es un largo trayecto de aquí al muelle.
Las dos chicas conducen lo más rápido que el auto asignado por la institución les permite.
Isa y Renata llegan al muelle. Hay mucha gente, pero no ven a Celeste por ningún lado.
.......
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Instituto Luxord [Completa]✓
Teen FictionSer becado en el prestigioso Instituto internado al que asisten niños ricos de toda Latinoamérica, puede que no sea fácil... Lo bueno es que nadie sabe quiénes son los becados, así que eso facilita las cosas, o al menos eso es lo que se espera. El...