31. El chaparro

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Ya es sábado por la tarde, Matías y Eduardo van caminando hacia la residencia de chicas del lado este, cargando unas bolsas llenas de cosas que Eduardo va a necesitar para sorprender a Camila con la cita secreta de la que ella aún no sabe. El plan de Rayssa está en marcha, Eduardo consiguió lo que Rayssa le indicó, y Matías ayudó a comprar las decoraciones.

—¡Mirá!, allá va el chico que me gusta.

—¿Cuál, Eunice, el alto o el chaparro?

—Ay, obvio que el chaparro. Se llama Matías, es chileno y está en primero de bachillerato en Ciencias de la Tecnología. Y el chico alto es Eduardo, su mejor amigo.

¡Ala gran! ¿Por qué siempre te gustan patojos mucho más bajos que vos?

—¿Qué importa? Está guapo. Me gusta mucho, le voy a tirar el cuento.

Eduardo y Matías llegan a la entrada de la residencia, Nicolás los está esperando ahí.

—Sostén las bolsas —le dice Matías a Nicolás y le entrega las bolsas.

—¡Apúrense! —exclama susurrando Nicolás.

Mientras Nicolás se queda cargando las bolsas cerca de la entrada a la residencia, Eduardo se esconde detrás de los arbustos que adornan los alrededores de la residencia. Comienza a quitarse la ropa y se la pasa a Matías para que la guarde en su mochila. Matías se asegura de que nadie los vea y luego le pasa la ropa que Rayssa le recomendó que se pusiera.

Cuando ya está listo, sale de en medio de los arbustos, y Nicolás al verlo se ríe a carcajadas.

—Creo que no debí hacerle caso a la desquiciada de Rayssa —reprocha Eduardo.

—Oye, oye, dejá de decirle así, mejor agradecele por planear todo esto —dice Nicolás.

—Sí, amigo. Además, ese vestido y esa peluca te quedan muy bien, y lo mejor es que hace juego con los zapatos —se burla Matías—. Pero para la próxima, deberías depilarte las piernas.

Eduardo tuvo que disfrazarse de chica para pasar desapercibido, porque hay muchas chismosas en la residencia, y si ven a un chico ahí, pueden causar un alboroto e ir a avisarle a Marcia.

—Ja, ja, que chistoso —dice Eduardo irónicamente—. Comencemos rápido con esto, tengo una chica a la cual sorprender.

—Dale, voy a avisarle a Rayssa de que ya estamos listos —dice Nicolás y le envía un mensaje por WhatsApp.

—Suerte, amigo —le dice Matías a Eduardo y le entrega la mochila con la ropa, luego hacen su saludo de amigos y Matías se va, ya cumplió con su parte, ahora todo queda en manos del resto.

—Bueno, ahora yo voy a distraer a Marcia, y vos aprovechás a entrar, pero sin llamar la atención —dice Nicolás y le entrega las bolsas a Eduardo—. Solo actúa bien como chica, pero no hables con nadie.

Marcia anda rondando por los pasillos, asegurándose de que ninguna de las chicas castigadas salga de su habitación. Nicolás debe buscar la manera de distraerla, para hacer que se aleje de los pasillos. Se le ocurre que lo mejor sería sacarla de la residencia, así que mientras lo hace, Eduardo se esconde entre los arbustos.

Una chica va entrando a la residencia y Nicolás la detiene.

—¿Me podrías hacer un favor? —dice Nicolás y la chica asiente con la cabeza—. Buscá a Marcia y decile que hay una emergencia en el estacionamiento. Que venga rápido, que es de vida o muerte.

La muchacha se va y hace lo que Nicolás le dijo. Al escuchar el recado, Marcia sale corriendo preocupada hacia el estacionamiento de la residencia. Cuando Marcia ya está afuera, Eduardo entra cauteloso a la residencia y sube en el elevador al pasillo donde está la habitación de Camila, Rayssa y Laura.

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