43. Divas sin filtro

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Cuando ya ha caído la noche, la mayoría de los alumnos se encuentran cenando en los comedores de sus residencias; aunque otros estudiantes prefieren cenar en el restaurante que está en el campus del Instituto Luxord.

Rayssa y Camila se aseguran de que Celeste, Renata e Isabela estén cenando en el comedor. Luego de confirmar que están muy ocupadas charlando entre ellas y alimentándose, las dos amigas aprovechan el momento para irrumpir en su habitación.

En los pasillos de la residencia no hay ninguna alumna, ni tampoco la señorita Marcia está rondando por ahí.

—Qué buena idea tuviste, Cami; a esta hora no hay nadie aquí —susurra Rayssa.

—Obvio, amiga, todos andan comiendo y liberándose del estrés de todo el día —le responde con voz suave.

Rayssa saca la llave de Isabela del bolsillo de su pantalón, y abre la puerta de la habitación.

Camila se queda afuera, vigilando que nadie llegue; y Rayssa entra al cuarto de sus enemigas.

—Nico, ya estoy adentro —le comunica por WhatsApp.

—¡Genial! Dejá las cámaras de video instaladas como te lo expliqué antes. Ya sabés, dejarás las tres cámaras en los diferentes ángulos estratégicos, para captarlas bien.

—Okey.

—Ray, dejá esas cámaras bien escondidas, que no se vayan a dar cuenta que están siendo grabadas; porque si encuentran las cámaras, nos meteremos en un gran lío —le advierte Nicolas.

—Ya lo sé, ya lo sé..., tú y Camila me lo dijeron muchas veces —reprocha Rayssa mientras pone una cámara y luego guarda su celular para continuar escondiendo el resto.

La puerta se abre y es Camila haciéndole señas a Rayssa para que se dé prisa con lo que hace.

Una vez puestas las tres cámaras de video, Rayssa vuelve a cerciorarse de que ha dejado las cámaras encendidas y bien escondidas. Cuando confirma que todo va a marchar bien, sale de la habitación y ella junto a Camila caminan por el pasillo con naturalidad.

Cuando van a bajar a cenar, suena la campana. El tiempo pasó bastante rápido, tanto que ni siquiera tuvieron un momento para ir a comer.

—Tengo hambre, no me puedo quedar sin comer —dice Rayssa

—Ya no hay tiempo para ir a cenar, no nos van a atender en el comedor porque finalizó la hora de comer —le contesta Camila dando la vuelta hacia su habitación.

Al sonar el último toque de campana del día, todos los estudiantes tienen quince minutos para irse a sus habitaciones; pasado ese tiempo, nadie puede estar afuera de su cuarto, y mucho menos andar rondando por el campus

Rayssa saca su celular y le marca a Laura, porque no piensa quedarse sin comer, ya que no podría dormir con hambre.

—Lau, necesito que nos hagas un favor —le dice Rayssa cuando Laura le responde la llamada.

—Dime, ¿en qué puedo ayudar?

—Cami y yo estábamos terminando las tareas pendientes para mañana y no nos dio tiempo de ir a cenar —miente Rayssa—. ¿Nos puedes traer la cena?

—El comedor ya está cerrando, pero creo que el restaurante aún está abierto.

—A esta hora no creo que nos traigan la comida a domicilio, y tampoco nos va a dar tiempo de ir hasta allá y comer.

—No, pero soy amiga del dueño y además ando cerca comprando unas cosas; si gustas los llamo para que me guarden dos platillos, e iré por ellos antes de que se cumplan los quince minutos para ir a la habitación. Yo los puedo pagar, y luego tú me los pagas a mí cuando llegue.

Instituto Luxord [Completa]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora