Rayssa y Celeste se quedan paralizadas, luego reaccionan y se sueltan de su agarre de pelo. Todos los chicos del salón corren a sentarse en sus pupitres; están a la expectativa, el total silencio se hace presente. El hombre alto, de ojos azules y cabello rubio, se queda en la puerta esperando a que alguno de los estudiantes explique lo que está pasando. Nadie se atreve a decir nada, se encuentran tensos e inmovilizados, solo viéndose las caras unos con otros.
-Ya veo que ninguno de vosotros se atreve a hablar, no os culpo, nadie quiere ser el soplón. Por lo tanto, hablaré yo primero -enuncia el hombre bastante calmado sentándose sobre el escritorio-. Mi nombre es Fausto López, soy su maestro de matemáticas. Me habría encantado llegar al salón y encontrar todo en orden, pero bueno, en esta ocasión me tocó presenciar a dos chicas en tremenda pelea. No estoy enojado, ni un poquito, pero no me gusta que los estudiantes se hagan daño. Solo vosotras sabéis cuáles fueron las razones que os llevaron a esta situación y espero que este inconveniente no se repita, ojalá logren arreglar vuestras diferencias, y si me necesitan para eso, yo estoy aquí para ayudar e intervenir cuando sea necesario; porque no quiero tener que enviar a nadie a la dirección, no me gusta hacerlo, prefiero arreglar los asuntos respectivos a mis alumnos yo mismo, y disciplinar de una manera distinta a la que tal vez están acostumbrados. No quiero perjudicar a ninguno de mis estudiantes, no está en mis planes. Quiero que sepáis que podéis acudir a mí en cualquier momento, no soy del tipo de maestro al que le pueden llegar a tener miedo. Eso sí, espero de vosotros que haya respeto y buena convivencia; y, sobre todo, ganas de aprender.
Todos se quedan asombrados con el maestro español, los ha dejado sin palabras. Es una persona que transmite tranquilidad y confianza; se muestra totalmente sereno.
El maestro se pone de pie y comienza a saltar y agitar sus manos.
-Vamos todos, poneros de pie, estáis muy tensos, vamos a romper el hielo y así aprovecho para conoceros -dice el profesor Fausto muy animado.
Todos los chicos bastante extrañados se ponen de pie. El comportamiento del profesor es inusual, pero les agrada.
-Por favor llevad todos los pupitres al final del salón y sentaros en el suelo haciendo un semicírculo -indica el maestro y todos los chicos comienzan a jalar sus pupitres para arrinconarlos atrás.
Mientras los chicos se acomodan y se sientan en el suelo formando un semicírculo entre todos; Nicolás se acerca al profesor.
-Profe, ¿puedo ir a cambiarme? Es que estoy todo mojado, me tiraron un jugo encima -dice Nicolás-. Volveré rápido, tengo una camisa de repuesto en mi casillero.
-Claro, puedes ir, no tardes para que no te pierdas el juego -dice el profesor muy amable.
-Gracias, ya regreso -pronuncia Nicolás y rápidamente se dirige a su casillero a buscar su camisa. Cuando la saca, se va a los baños para cambiarse. Menos mal que tenía una camisa extra guardada en su casillero, porque tener que ir hasta la residencia es una opción poco viable, tardaría demasiado. Está muy molesto por lo que hizo Celeste ¿Qué le ha hecho él? Ni siquiera la conoce. Pobre Rayssa, ha tenido que soportarla tanto tiempo. Realmente le sorprendió ver cómo Rayssa amenazó a Celeste para evitar que lo moleste a él y a Camila. Aunque la pelea lo tomó por sorpresa, nunca pensó que eso pasaría.
Eduardo y Camila no tuvieron necesidad de ir a cambiarse, ya que solo les cayeron algunas gotas del jugo.
Nicolás regresa al salón, se sienta en medio Camila y Rayssa, ellas le guardaron el espacio en el semicírculo. Mientras él no estaba, el maestro solo estuvo charlando con los chicos. Es un maestro divertido. Es nuevo trabajando en el instituto. Tardó en llegar al salón porque estaba en reunión con el director.
-Como ya estamos todos, podemos comenzar -dice el profesor y se sienta en el suelo con los estudiantes-. Hoy no voy a dar materia, comenzaremos con el primer tema hasta la próxima clase. Tengo una dinámica divertida para conoceros, así que solo eso haremos hoy porque de todos modos ya falta poco para que termine la clase.
El profesor explica la dinámica, la cual consiste en que cada uno va a decir cómo se llama y va a mencionar el nombre de un objeto que tenga la misma inicial de su nombre, indicando que le pertenece; acompañado de algún gesto o mímica.
-Eso será fácil -comenta Mario Vargas.
-No es todo, ahora viene lo difícil -dice el profesor-. Vamos a ir en orden, comenzaremos por la izquierda. Esta chica que está aquí va a hacer lo que yo les indiqué antes, pero el que sigue va a hacer lo mismo y aparte lo que dijo e hizo su compañera; y así sucesivamente, van a ir repitiendo lo de todos los anteriores.
-Esto se pone interesante... -comenta Matías Rojas.
-A los últimos nos toca lo más difícil -dice Carolina que es de las últimas junto con sus amigas, ya que las tres están al otro extremo del semicírculo, en la derecha.
-Esa es la parte divertida -dice el profesor-. Empecemos.
La primera en comenzar es Laura.
-Hola, yo soy Laura García y tengo un lápiz -dice Laura y levanta el dedo índice para simbolizar el lápiz, como parte de la mímica.
Luego le sigue Antonio Porras, el cual se presenta, dice que tiene una almohada y como parte de la mímica junta sus manos y pone su cabeza sobre ellas para simbolizar la almohada.
-Ella es Laura y tiene un lápiz -dice Antonio y hace la mímica del dedo índice como lo hizo Laura.
Luego el que sigue, hace lo mismo; lo suyo, lo de Antonio y lo de Laura. Y así van sucesivamente repitiendo cada uno lo de sus compañeros anteriores.
Cuando ya van por la mitad se va poniendo más complicado, algunos tienen problemas para recordar todo lo que sus compañeros han dicho y hecho, pero eso es lo gracioso del juego. Todos se están divirtiendo, hay carcajadas por doquier.
La última es Rebeca, no sabe ni por dónde empezar. Ya se le han olvidado la mayoría, se sabe sus nombres, pero los objetos y las mímicas son mucho pedir. Hace su mayor esfuerzo, se equivoca varias veces y confunde las mímicas. Todos se ríen y ella también, hizo un enredo total como una ensalada de todo tipo de frutas y verduras. Verdaderamente ese juego los ha sacado del estrés.
Danilo lo disfruta y se divierte, al igual que los demás. Pero él más, sobre todo por Rebeca.
-Chicos, ha sido todo un placer, puedo deciros que ya me sé todos vuestros nombres. Espero que la hayáis pasado bien, nos vemos en la próxima clase -dice el profesor cuando ya la hora de la clase ha terminado y ha sonado la campana.
-Hasta luego profe, muchas gracias -dice Rayssa.
Con muchos ánimos, la mayoría se despiden del profesor. Realmente les ha caído súper bien.
-Amo a ese profesor, de ahora en adelante Fausto López es mi maestro favorito, a pesar de que nos va a dar la clase que menos quiero -comenta Carolina a sus amigas cuando el profesor ya se ha ido.
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Instituto Luxord [Completa]✓
Ficção AdolescenteSer becado en el prestigioso Instituto internado al que asisten niños ricos de toda Latinoamérica, puede que no sea fácil... Lo bueno es que nadie sabe quiénes son los becados, así que eso facilita las cosas, o al menos eso es lo que se espera. El...